Pan de semillas de amapola en molde
Segundo domingo de adviento. Imagino que hoy quedaría muy bien alguna receta de las galletas que ando horneando. Pero no. No quiero dar la impresión de que ahora en esta casa todo son pastas especiadas, lazos de colores y espumillón. Somos una panda un poco engalletada, para qué mentir, pero no es masa todo lo que reluce. La vida en casa es la de siempre en invierno: vivimos como los osos, muchas horas dentro de la cueva, el enano más fiera que nunca porque lo que no descarga trotando por el bosque lo hace por el sofá... y como siempre, de mi horno salen oleadas -digo, tsumanis- de olores a especias, a vida, a rico...
Porque con galletas o sin ellas, me esfuerzo hasta el aburrimiento para que mi casa huela bien, y de cotidiano. Si los de ambipur quieren crear una nueva fragancia a lo "el olor que a usted le gustaría en su hogar" que se pasen por mi rellano que te digo yo que iban a tener fragancia para rato. Eso sí, tener un ambientador doméstico con estos olores hace que las visitas al entrar se esperen un festín al estilo Babette . Y luego, tela con la decepción, cuando les abras una bolsa de papas fritas y saques unas olivitas rellenas. Que no es que esté mal, a ver si nos entendemos, solo es que la pancita tiene mucha imaginación cuando le llenan el ombligo de olores sabrosos y, en su ingenuidad - que es mucha-, pues suma dos más dos: huele bien = a me voy a poner hasta las chanclas y no en el sentido literal de calzarse y salir marchando sino en el figurado, en ese en el que uno se infla hasta la embriaguez más rotunda y desbocada...
En fin, que ya me estoy montando el peliculón yo sola. Que lo que digo es que en esta casa la vida sigue y entre masa y cortamasas cuelo cosas útiles, prácticas. Como este pan de molde especiado con nuez moscada y semillas de amapola, mi combinación perfecta. Esta cocido en lento para que quede tierno pero no tanto para que haga una corteza más gruesa de lo que un pan de sandwich convencional suele tener. Así este pan puede con lo que le eches. Aguanta en la mochila de Lucas que, como ya te he comentado en alguna ocasión, es un niño que no camina. Va a todos lados corriendo y trotando, así que mucho ojo con lo que cuelgo en su espalda... aguanta que le llenes de tomate, lechuga, pimientos... hasta un filete, mira lo que te digo, no le he intentado aún pero me juego la espumadera a que aguantaría horas sin romperse...
Si te fijas, la miga no es blanca del todo. Ese color -no sé, decir amarillento es mucho. ¿color crema?- lo toma del jarabe de malta -Malt syrup-. Es un jarabe espeso, oscuro y acaramelado hecho con germinados de cebada. Un toque muy especial y no sé si son imaginaciones mías pero tengo la sensación de que las migas son más esponjosas... no sé, rollos míos, pero lo seguro es que obtienes un toque en el sabor muy especial. Y ahora te estarás preguntando ¿y de dónde sacas tú estás cosas tan raras? ... sí que son raras y difíciles de encontrar. Lo compro en un bio-laden -el equivalente aquí a un herbolario- y en España hice algún intento preguntado en herbolarios en el sur sin éxito ninguno. Prueba a ver, que lo mismo suena la flauta y sino, siempre te quedará internet que para comprar cosas "raras" es mano de santo...
Y ahora, en lo que estás pensando es "jorobarse, otra cosa que cuesta un montón de encontrar para usarla una vez y al armario hasta que se ponga malo"... pues no, porque lo puedes usar en repostería siempre reemplazando una cucharada de miel o de azúcar por una de extracto de malta. Se lo pongo a los alfajores marplatenses, a los panecillos, a los brioche, al pan de cerveza -sí, pan normal y corriente solo que en lugar de hacerlo con agua le añades una cervecita del tiempo- en fin, que salidas muchas y cuando te acostumbres a ese puntico.. ay! yai-yai! a ver quién te lo quita después...
Ingredientes:
Preparación:
- 600gr. de harina de fuerza
- 1 sobre de levadura seca o 25 gr. de levadura fresca
- 350-375gr. de leche o agua tíbia (también puedes mitad a mitad)
- 30gr. de mantequilla derretida
- 1 cucharada de jarabe de malta
- 1 cucharada de azúcar morena
- 1 cucharada de sal
- 4 cucharadas de semillas de amapola
- 1/2 cucharadita de nuez moscada
Preparación:
- En un vaso alto, disuelve la levadura con la cucharada de azúcar en un poco de agua tibia y deja que repose unos 15 minutos. Si tienes amasadora, pon todos los ingredientes juntos y dale caña. Si amasas con varillas eléctricas o a mano -como yo- vamos a ir obteniendo la masa poco a poco. Derrite primero la mantequilla y la mezclas con todos los ingredientes líquidos: agua o leche, la mantequilla derretida, el azúcar con la levadura y el jarabe de malta.
- En un bol grande, pon el harina con la sal, la nuez moscada y las semillas. Mezcla bien con las manos. Haz un hueco en el centro del bol y empieza a añadir los líquidos. Vas mezclando y amasando dentro del bol hasta que la masa tenga algo de textura. Transfiere a la mesa de trabajo o encimera que habrás engrasado ligeramente. En este punto, cojo un trapo limpio, lo mojo en agua tibia y lo escurro. Cubro la masa a medio hacer -ya en la encimera- y dejo que repose unos 10 minutos. Mis brazos descansan y la masa se vuelve más dócil y amable. También he leído que así se desarrolla mejor el gluten pero para qué mentirte, esto es un acto de fe porque no se ve. O te lo crees o no, es lo único que vas a notar.
- De nuevo, manos a la obra. Vuelve a amasar y deja de nuevo que repose otros 10 minutos. Si tienes ganas, repite el amasado una vez más.
- Ahora engrasa un bol limpio y profundo. Coloca la masa echa la bola y cubre con el trapo húmedo o film de plástico de cocina. Deja que repose 2 horas en un lugar tranquilo sin corrientes de aire, a temperatura ambiente.
- Cuando haya doblado el tamaño, engrasa un molde alargado. Engrasas solo ligeramente por los lados, pones una tira de papel de hornear en la base, y cortas el papel sobrante a la altura del borde del molde. Para este pan, he usado un molde de 23cm de largo en la base y 7,5cm de alto.
- Vuelve a engrasarte ligeramente las manos -puede que ya lo estén de haber frotado el molde- y vuelca la masa en la encimera. Deshincha presionando ligeramente con las manos y da forma al pan. Haz una bola y estira con cuidado de los extremos. La masa es muy dócil, no vas a tener problemas. Lo transfieres al molde, y vuelves a aplastarla con delicadeza mientras cuidas que todos los bordes están bien cubiertos de masa y la superficie planta y lisa. Deja que vuelva a leudar 1 hora en el molde. Aquí la paciencia se te estará acabando y muy posiblemente decidas acortar este tiempo y al hornearlo verás que se agrieta.
- Todo listo, encendemos el horno a 180º C y lo precalentamos. Pincela la superficie con leche y lo horneas. Pasados unos 20 minutos yo bajo el horno a 170-160ºC porque me gusta que quede esa corteza gordita y resistente. El pan necesitará de otros 20-25 minutos más como mínimo.
Hoy, como el domingo pasado, volveré a la tarde a colgar mi segunda vela encendida. Pero antes de marchar quiero darle las gracias a Reyes, mi queridísima Reyes, que no sabes cuanto te agradezco tus críticas. Me hacen mejorar y no hay nada que más desee en este blog. Gracias por recordarme que a veces, los blogueros -esta bloguera que viste y calza que no quiero echar balones fuera- nos olvidamos de vosotros, los lectores y que muchas veces no tenéis ni idea de lo que estamos hablando. Espero que a partir de ahora, mis recetas lo cuenten todo con pelos y señales y si me enrollo mucho, pues mira, me he enrollado:-) prometo también, repasar todo mi archivo y corregir tan tremendo error y allá donde haya puesto una preparación rápida y al vuelo, le dedicaré ahora el tiempo que tuve que haberle dado en su momento. Porque si comparto sin dejar escrita de forma clara mi experiencia.. ¿que valor tienen mis recetas?
Gracias querida mía! Besos y no olvides lo mucho que te quiero.
Pues ya estoy aquí con mis candelas. Una tarde fría que no apetece nada, pero nada, salir de casa:-)
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