Alfajores de chocolate y lo que dicen las paredes
El abrazo que vivimos no pertenece ni al ayer, ni al mañana. Ni siquiera al ahora. ES. Ahora te abrazaran las palabras por mí.
Y en la página siguiente leerás: Eduardo Galeano. El libro de los abrazos. La dedicatoria no es del autor, por descontado que no he tenido el gusto. Es una de esas declaraciones de amor que las amigas del alma se van dejando a la que pasan los años. El libro, acabo de caer en la cuenta, ya lleva casi siete años conmigo. Lo he leído muchas veces. No de seguido -solo la primera vez- sino al azar, dejándome seducir por las pequeñas historias de Galeano. De lo que más me ha hecho sonreír -es un libro de muchas emociones dispares- son sus Dicen las Paredes, un pequeño recopilatorio de pintadas con las que el autor se ha ido encontrando. En Santiago de Cuba, por ejemplo, a la salida de la ciudad se podía leer Como gasto paredes recordándote. En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional: Dios vive. Y debajo, con otra letra De puro milagro. En la ciudad uruguaya de Melo: Ayude a la policía: tortúrese.
Y es que, si me paro a pensar, ¿ cuántas pintadas habré leído en mi vida? en paredes, farolas, aseos públicos, árboles, pupitres, libros -sí, en los libros de segunda mano o de la biblioteca-, en el suelo, en techos... oye, pues que nunca se me ocurrió escribirlas por aquello de decir "algún día me hará gracia releerlas"... y ahora tengo la duda si me perdí algún pensamiento grandioso o simplemente eso que me ahorro, porque -no es por ser toca narices- pero muchas de ellas son bastante cutres o faltonas o frasecillas tontas bañadas de filosofía abstracta... vaya, chorradas...
Y es que, si me paro a pensar, ¿ cuántas pintadas habré leído en mi vida? en paredes, farolas, aseos públicos, árboles, pupitres, libros -sí, en los libros de segunda mano o de la biblioteca-, en el suelo, en techos... oye, pues que nunca se me ocurrió escribirlas por aquello de decir "algún día me hará gracia releerlas"... y ahora tengo la duda si me perdí algún pensamiento grandioso o simplemente eso que me ahorro, porque -no es por ser toca narices- pero muchas de ellas son bastante cutres o faltonas o frasecillas tontas bañadas de filosofía abstracta... vaya, chorradas...
Pero cuando lees una buena, no sé que tendrán las paredes que uno se llena más de emociones que si la misma frase la leyera en un periódico o en un tratado filosófico -si estos últimos alguien los leyera-. Tienen mucho más gancho y glamour las paredes. Hace poco, compartí en Facebook una foto con una de esas paredes que seducen: Lo más revolucionario hoy en día, es conservar la alegría. Nada dice que no sepamos a estas alturas, cachis! con lo fea que se está poniendo la vida -¿o siempre fue feuca?-. Pero el caso es que lo que no cala desde la esperanza o el ánimo, lo puede hacer un tabique, que por una cara luce las fotos de la comunión de la nieta y por el reverso, unas gotas de simpatía popular...
Yo también quiero hacerte sonreír, pero sin paredes. Yo te dejo junto con los alfajores, unas fotos de los chicos. Ni te imaginas que facilones que son para las fotos. Les dices, poneros, y les falta tiempo para posar. Estas son del sábado. Nos marchábamos a por unas gafas nuevas para el Gü que desde que es padre no le duran más de una año. ¿Por qué no fabrican gafas multiresistentes para papás abnegados y juguetones? el caso, es que antes de ponernos las botas, gorras y pieles de oso varias, les dije "¿una foto?" y ahora, además de la receta de los alfajores de chocolate de La Majuluta, tengo una colección de divertidas fotos de mis mozos haciendo de las suyas. Por cierto, Marcela, estos dulces son los preferidos de Lucas. Cunado me ha visto escribiendo el post, me ha recordado que ya no hay y que a él le gustan mucho...
Ingredientes:
- 400 gr. de harina de trigo
- 100 gr. de maicena
- 10 gr cacao puro en polvo
- 4 gr. bicarbonato
- 7 gr. bicarbonato de amonio (sino tienes, un poco más de polvos de hornear)
- 7 gr. polvo para hornear
- una pizca de sal
- 220 gr. de mantequilla
- 110 gr. de azúcar
- 40 gr miel o melaza
- 30 gr. de jarabe de malta (o más miel)
- esencia de vanilla o azúcar avainillada
- esencia de limón
- esencia de1 almendra
- 1 huevo
- 1 bote de dulce de leche repostero para rellenar
- 1 tableta de chocolate para la cobertura
Preparación:
- En un bol mezcla todos los ingredientes secos (harinas, leudantes, cacao y sal). Aparte, bate la mantequilla reblandecida con el azúcar, la miel y el jarabe de malta. Añade los aromas y el huevo. Una vez que tienes una crema bien lisa y uniforme, añade los ingredientes secos tamizados. Cuando tienes la masa formada, ha una bola, envuélvela con film de plástico y deja que repose en el frigorífico un par de horas.
- Extiende la masa sobre la encimera, corta círculos de 5 cm. de diámetro, algo más gorditas que las galletas tradicionales. Las colocas sobre la placa de hornear y si tienes espacio, deja que reposen de nuevo en el frigorífico unos 15 minutos mientras calientas el horno. La temperatura del horno entre 170-180 ºC. Empiezo con 180ºC y después de la primera remesa lo bajo a 170ºC. Si usas bicarbonato de amonio hornea hasta que el olor a amoniaco desaparezca por completo. Sino, entre 10-15minutos. Deja que enfríen sobre una rejilla antes de rellenar.
- Para montar los alfajores, rellenas con una buena capa de dulce de leche repostero. Cuida que sea repostero -es más espeso- ya que sino se desparramará el dulce de leche por todos lados. Por último, las bañas en cobertura de chocolate que habrás derretido al baño maría y vigilando que el agua del baño no hierva. No recomiendo derretir en el microondas ya que el chocolate puede corromperse cuando se derrite con mucho calor.
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