3ª Parte, alucinaciones y cous cous con granadas
Tercera y última parte de mi soporífero resumen pos-vacacional, que no estival ni otoñal, porque por aquí, en Austria, empieza la fiebre por la galleta de adviento; ¿adornos? ¿mercadillos con figuritas para el árbol? ¿Glühwein y zumo de manzana caliente con canela? cachis, y yo con una granada del jardín de mamá aún sin asignarle un puesto en el plato.
Antes de seguir, decirte que tenía muchas cosas que contarte, ya sabes, hay tantas emociones cuando se vuelve a casa después de tanto tiempo. Han sido dos años de larga ausencia, con la salud complicada, sin fuerzas y con una melancolía desbocada que en los últimos meses me estaba devorando. Así que, imagina, he vuelto llena de esas instantáneas de vida que para uno mismo son enormes tesoros del reencuentro, de la alegría, una cadena interminable de lo mucho que se ha disfrutado, reído y querido pero que para el pobre interlocutor es una pesadilla horrible mantenerse atento después de la foto ochenta, replica casi exacta desde la tercera... sí, así es, a lo largo de mi vida he sido víctima y verdugo del mismo síndrome pos-vacacional. Es por eso, que no quiero abusar demasiado -y menos públicamente- del pecado de la lenteja y he decidido abreviar... ¿no me crees, verdad? sí, a estas alturas del blog me lo tengo merecido.
Pero pelillos a la mar. Allá voy y fijo me sabrás entender porque los recuerdos son muchos y los amores también y porque mientras yo estoy aquí, haciendo galletas de adviento -otro año con muchos kilos por delante y los encargos no paran de entrar... ay madre, en qué pedazo de lío me he metido- y como te digo, a la que mezclo, corto, horneo, relleno, baño y decoro, a la que salen galletas y galletas de mi horno, vivo aún en medio de una nube alucinógena, embutida en un tiempo otoñal maravilloso, en bici y sin guantes -esto sí que es para alucinar- y con una granada, la granada, aún en la nevera buscando una ensalada con la que apañarse tan a gustico.
Y no, no tengo ni la menor duda de cómo te la voy a enseñar. Es la ensalada que nos comimos con Lola, Lola y Pedro, esa que tanto le gustó a Álvaro y que Lucas no quiso probar. Él ya tenía bastante con comerse el pulpo de Pedro... por dios ¡qué mal suena esto! tan solo un pequeño articulín separa esta frase del canibalismo; no, no, quería decir el pulpo que preparó Pedro y que estaba para darse el atracón.
Y miro esta ensalada, y estas fotos y alucino a lo bestia porque nada tiene que ver con el chal que llevo echado por encima, ni con mi té de especias ni con la equinácea con zumo de todas las mañanas. Alucino con lo bonita que está la buganvilla, y con las tardes a la bartola en la terraza. He alucinado aún más, cuando he descubierto que el viejo saco de las cebollas de mamá sigue dando guerra. Siempre con ese aspecto ajado y desvalido de puro viejo, siempre a punto de deshacerse en mil trocitos.
He alucinado con el ajoblanco que hace Lola. Vaya locura de Lolas pero sí, no estoy alucinando sola. Así ha sido: hemos tenido concentración de encanto español, el nombre por antonomasia de la chicas guapas, ese que el cine ha convertido en el icono de la tentación carnal pero que nosotros, que somos más originales, en vez de a la carne le dimos a la salchicha... cachis, lo estoy arreglando ¡esto suena requetefatal! pero te ruego que no alucines con cosas raras y te centres en lo más fácil. Nos vinimos con el coche cargado de salchichas, mostazas y chucrut, como tiene que ser. Y a cambio, pasteles y tarta de queso con chocolate y peras para morirse ahí mismo del requetegustazo.
Pero, también me he vuelto con la tremenda pena de los que no he podido ver. Algunos, ni hablar siquiera. Me he quedado con un agujerito en el alma que no taparé hasta que pueda repartir besos y abrazos. Ea, lo dejo que me entra la cosilla y no me lo puedo permitir. Que yo ando horneando galletas y no es plan de salar las coberturas... te dejo con la receta y una pequeña colección de caritas y risas que hablan por sí solas:-)
Ingredientes:
Preparación:
- 2 vasos de cous cous
- 1 y 1/2 de agua (para el cous cous de tamaño mediano)
- 1 cucharadita de especias para cous cous
- 3 tomates
- 1 diente de ajo
- media cebolla pequeña
- aceite de oliva y vinagre de vinmo
- sal y pimienta
- una pizca de comino molido
- un poco de jengibre
- 1 o 2 granadas a tu gusto
- aceitunas
- opcional: unos taquitos de jamón
- toque de familia: unos cacahuetes tostados con miel troceados
Preparación:
- Pon a hervir 1y 1/2 vasos de agua -a mi me gusta más con caldo- junto con una cucharadita de especias para cous cous (las he comprado en el bazar de un marroquí en Almería; es como un curry suave aunque picante que usan en Marruecos para preparar los pucheros o guisos que acompañan al cous cous. Si tienes Ras al Hanout genial, es parecido). Cuando hierva, añade el cous cous, lo mueves un ratico con una cuchara de madera y retira el cazo del fuego.
- Deja que repose unos minutos, echas un chorrito de aceite y lo remueves bien para que se vaya soltando. A la que pierde el vapor verás como queda suelto. Vuelve a taparlo rápido y deja que repose otro poco más. Cuando esté seco, lo mueves bien hasta que se suelte del todo y deja que se temple en una ensaladera.
- Mientras, desgranas las granadas y las reservas. Tritura juntos los tomates -yo no les quito la piel. Más fibra- el ajo, la cebolla, un chorro de aceite, vinagre a gusto, sal, pimienta y las especias.
- Cuando el cous cous esté listo, añade los ingredientes de la ensalada, el aliño y remueves bien. El toque de mi hermano David, es espolvorear unos cacahuetes troceados por encima justo un instante antes de servir. Espero que disfrutes tanto como nosotros:-)
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