Bizcocho de maíz con manzanas y vainilla post-gripal
Llevo más de dos semanas sin dar señales de vida y es que por unos siete, en concreto los que el virus de la gripe necesita para nacer, vivir, reproducirse y morir -aleluya- estuvimos Lucas y yo de lo más calladicos, en cama, sudando fiebre como posesos y es que nos encasquetaron una dosis de virusazo bestial que no fuimos capaces de esquivar.Siete largos días junticos, en la misma cama, compartiendo tiritonas y sudores -cada uno los suyos eso sí- y compartiendo las mismas palabras de aliento... cuando estaba con el subidón febril una manica suave se posaba en mi frente y me decía "tranquila mamá, estoy aquí" y como buena compi gripal, yo hacía lo mismo en sus momentos de protagonismo. Un mal royo que nos unió de una forma diferente. En esos momentos no éramos madre e hijo, éramos como dos soldados que se curan las heridas en una trinchera a la espera de que se firme la paz...
Pues sí, suena muy teatrero pero nosotros somos así. Nos tira mucho la vena dramático-aventurera porque hay rollos domésticos la mar de petardos y o te los tomas por el lado bueno o vas cascado. Y cuando, como en este caso, no encontrábamos ningún ladico medio bueno pues optamos por nuestra propia historia de los hechos... y mira, lo llevamos requetebien. Cuando por fin al séptimo día ondeó la bandera blanca, la fiebre se esfumó en un visto y no visto, los dolores cesaron y apenas unas toses y algún que otro moco nos hacían recordar lo que habíamos pasado... pero me cachis! ay mi compinche, pobre mío, que se quedó en los huesos. ¿Por qué los niños vomitan tanto con la fiebre? no es justo, cachis. Se quedó hecho un saquito de piel y huesos, con el estómago cerrado y comiendo como un pajarín...
Así que en cuanto me fue posible volver a tomar los mandos de la vitrocerámica, lo último que me apetecía era pensar en hacer algo para publicar. Tenía a un pequeñajo que engordar a marchas forzadas así que todas mis sartenes se concentraron en guisar todas las cosas ricas que Lucas no sabe resistirse: filetes marrones -con salsa worcester que le vuelven loco- crepes con mermelada, arroz chino -con salsa de soja, otra que le vuelve loco- pasta, brócoli, muslitos de pollo asados... y una tarta de frambuesas con mucho merengue y muchas franbuesas y ... en fin, que ya, que ya vuelve a ser él, una pequeña lima que devora cuanto se le pone delanta. Hurra!
Y ahora sí. Es momento de pensar en hacer algo para el blog y de paso, que sea del gusto de mami, que no está bien que yo lo diga pero me lo merezco:-) un bizcocho de maíz con manzanas y vainilla delicioso.. y hecho en una cacerola, para que todos los que vivís como mi hijo Álvaro en pisos compartidos, con un ajuar que más parece los restos de un naufragio con sarternes y perolas regaladas, de esas de "oye, que si lo vas a tirar me lo quedo yo" ... o como me decía ayer, "las sartenes del chino a 10 €" ... pues eso, que no hace falta moldes caros, ni de diseño, ni flautas. Los bizcochos salen en cualquier lado. Si hay riesgo de que se pegue se pone un poco de papel de hornear en la base y se engrasa bien engrasada. Y si encima -como es el caso de mi mozo- el horno es malísimo, de esos de 3 opciones y si te vale bien y si no se quemará de fijo... pues ea, una cacerola y punto. Salir salen, hasta en la olla expres :-P
Otra cosa distinta que lleva este bizcocho es el aceite. No me gustan los bizcochos con aceite de oliva o aceite de girasol. Me saben muy fuerte y algo amargo. Suelo usar aceites más suaves, como el de nueces o de semillas de uva... pero si algo hecho en falta en los bizcochos de yogur es ese sabor tan flamboyante a mantequilla. Así que he usado aceite de canola con sabor a mantequilla, una opción para los veganos europeos que tanto adoran el sabor a mantequilla y sus principios les impiden disfrutarla a placer. Un sustitutivo más sano, sin lactosa y apto para conciencias veganas:-)
Ingredientes:
- 1 yogur natural (usa el envase para calcular el resto de ingredientes)
- 1 medida del envase de azúcar
- 3 huevos
- 3/4 de la medida del envase de aceite de canola con sabor a mantequilla
- ralladura de naranja
- 1/2 cucharadita de vainilla molida
- 1 medida del envase de zumo de manzana
- 3 medidas de harina de maíz blanco precocida (ó 2 de harina de maíz y una de maicena)
- 2 cucharaditas de café de polvos de hornear tipo royal
- 3 manzanas
- un poco de azúcar para espolvorear por encima de las manzanas
Preparación:
Calienta el horno a 180ºC. Bate el yogur, el azúcar y los huevos, la ralladura y la vainilla hasta que tengas una crema suave. Añade el aceite y bate de nuevo hasta que la crema esté ligada. Añade la harina, los polvos y mezcla hasta que tengas una masa suave y sin grumos. En una olla, moja ligeramente el interior de aceite y echa la masa del bizcocho. Estará algo dura para que las manzanas no se hundan. Pela y corta las manzanas y a continuación repártelas por toda la superficie. Cuando el horno esté caliente y justo antes de meter la olla echa por encima una medida del envase de zumo de manzana o mosto. Hornea hasta que el bizcocho esté cuajado -como siempre, introduces un palillo en el centro con cuidado y cuando salga límpio estará cuajado-. si ves que las manzanas se doran demasiado cubre con papel de aluminio.
Al día siguiente: sobre el aceite de canola..
Añado esta información que ayer al publicar la entrada evité tocar porque es uno de esos "trapos sucios" que me indigna a rabiar. El aceite de canola también se llama aceite de colza. Es un aceite que hasta los años 70 solo se usaba como biocarburante y en la fabricación de margarinas porque tenía un sabor bastante fuerte. En esta década, Alemania consiguió refinar mejor este aceite y logar un sabor y un aroma excelente. Tanto, que es el aceite más usado en centroeuropa. Es además, el aceite vegetal que menos toxinas desprende al cocinarse convirtiéndose en el aceite más recomendable a la hora de hacer fritos... en fin, muchas cosas buenas que en España se ensombrecieron con el falsamente llamado Sindróme de la colza.En 1981, los alemanes lideraban la explotación de los primeros invernaderos de cosechas aceleradas en Almería. Estos cultivos requerían de la utilización de pesticidas muy potentes muchos de ellos aún en estudio. Un error en las dosis, hizo que una partida de tomates y pimientos salieran contaminadas -envenenadas- para ser distribuidas en España y Alemania. Se notificó a tiempo lo sucedido y Alemania quemó esas y otras partidas procedentes de España como medida de precaución. Las autoridades españolas, posiblemente por negligencia, no actuaron.
Eran tiempos de la transición política, es decir, tiempos en que la cúpula franquista se jubilaba, no era destituida. El responsable de estos asuntos en el gobierno era un militar de la vieja escuela. Cuando los primeros casos, exigió una solución rápida y sin hacer mucho ruido. No eran buenos tiempos y los medios de comunicación empezaban a confiar en la libertad de prensa. Había que dar carpetazo rápido. Un teniente coronel médico, Luis Sanchez Monje Montero, supo del caso y en seguida lo relacionó con el envenenamiento de las verduras porque en el pasado participó en una comisión de investigación de un caso similar. Informó a las autoridades de sus sospechas. Oídos sordos. Las muertes aumentaban y no se sabía nada. El general de turno -maldita sea su estampa- decidió que era más conveniente una intoxicación por una adulteración - mal menor jurídicamente hablando- del aceite de oliva a granel de venta ambulante ilegal que un envenenamiento alimentario que legalmente debería ser llevado como un caso criminal con su correspondiente depuración de responsabilidades gubernamentales. Se optó por hacer las cosas al estilo dictatorial. Se manipularon pruebas y testimonios. Se empezó a confiscar aceite de oliva refinado con aceite de colza y no se retiraron las verduras envenenadas. Más de 1000 personas murieron sin contar tantos miles más que quedaron con secuelas de por vida... y la de sus hijos.
Nadie ha pagado por estas muertes. Nunca se pudo demostrar la adulteración del aceite. Nunca se pudo demostrar que fueron los tomates y/o pimientos porque no se tomaron muestras. El Doctor Sanchez Monje fue desacreditado, amenazado e ignorado porque no desistió en su creencia de que el sindróme de la colza fue un montaje atroz...
Ea, tenía que decirlo. Hoy en día, todo sigue igual. La gente en España no consume aceite de colza porque piensa que es insalubre. Oficialmente, nunca se ha reconocido que el aceite no fue responsable. Oficialmente, no se ha pedido perdón a las victimas ni se ha contado la verdad. Hoy en día, Wikipedia sigue hablando del envenenamiento masivo por aciete de colza adulterado :-(
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