La Sachertorte en vasitos

Que la Sachertorte es la reina del baile en los salones Vieneses es un hecho y eso que luego, al austriaquito de a pie le preguntas y siempre te dirá que tiene otra tarta o pastel favorito en la onda del Apfel-Streusel-Kuchen, Schwarzwälder Kirschtorte, Esterházy-Torte, Mohntorte, Linzertorte, Topfentorte, Gugelhupf, Malakofftorte... Te suenan a chino ¿verdad? No te preocupes, porque hoy aparcamos la clase de alemán avanzado y nos centramos en este pastel super chocolateado que aunque no es el favorito de mis paisanos, es el más conocido en el mundo entero (sin contar el Apfelstrudel que es el rey en este lado de los Alpes).

La historia es bien conocida: un ministro ofrece una cena donde quiere quedar como un rey y pide que se sirva un menú requete especial. El chef de los postres estaba enfermo así que la responsabilidad recayó en su aprendiz, Franz Sacher, un chiquillo de 16 años que dejó locos a los invitados con un pastel de chocolate espectacular. En principio, ahí quedó la cosa. El maestro Sacher estuvo trabajando en el extranjero y regresó a Viena años después donde montó un local de delicatessen, después llegó el Kaffehaus, el hotel y así hasta hoy que hay cafés y hoteles Sacher en todas las ciudades importantes austriacas.
Lo que quizás no sepas es que el ministro en cuestión era el Príncipe Klemens Wenzel Lothar von Metternich, afamado diplomático que terminó de ministro de asuntos exteriores ejerciendo su cargo con mucho éxito. Cuentan que Henry Kissinger era muy fan suyo, hay un vino espumoso muy preciado por aquí que lleva su nombre (los viñedos se los regaló el Kaisser) y hasta una especie de solacea del Brasil lleva su nombre: la Metternichia princeps. 

Eso sí, la tarta se llevó el nombre de su autor como tiene que ser aunque aquí ha habido un temazo muy gordo a costa de los derechos de la tarta. Resulta que el hijo de Franz, Eduard, siguió los pasos de su padre y completó su formación en la famosa pastelería imperial Demel, la más prestigiosa del momento (a día de hoy sigue al pie del cañón con el mismo éxito) y fue él quien, en este establecimiento, completó la fórmula magistral de la Sachertorte tal y como la conocemos. Más tarde abrió su propio Kaffehaus y algo después el primer hotel Sacher. 

Eduard y su mujer Anna murieron y pasó a manos de su hijo que también era pastelero pero un desastre en los negocios. Vendió el hotel y el café por un lado y los derechos de la tarta se quedaron en Demel donde él continuó trabajando como maestro pastelero. El caso es que quedaron flecos legales que la nueva familia propietaria del Sacher aprovecharon para registrar a su beneficio los derechos de marca registrada. Esto desembocó en un litigio donde se convino que la tarta de Eduard que comercializa la casa Demel debe llamarse la Sachertorte de Eduard. Si vas a Demel, verás que sus tartas llevan un triangulito de chocolate que así lo dice.

Así que mi consejo es, que si vas a Viena, no puedes dejar de pasarte por la pastelería Demel (en la calle Kohlmarkt 14, en el centro), la cuna de la Sacher de Eduard que además es un lugar precioso con unos escaparates de ensueño.  

Para celebrar el #SacherTorteInternationalDay de la mano del reto #Internationalday, me he decantado con hacer estos vasitos de Sachertorte basados en una receta de Johann Lafer, uno de los cocineros austriacos más famosos de la tele alemana. Son más desenfadados pero con todo el sabor de la Sacher. Y a disfrutar que son dos días.
Ingredientes para 4 vasitos grandes
  • 60gr. mantequilla
  • 70gr. chocolate al 70%
  • 3 huevos
  • 80gr. de azúcar
  • vainilla
  • 80gr. de harina
  • 1/2 cdta. de polvos de hornear
  • Mermelada de albaricoque
  • Albaricoques en conserva (evita que sean en almíbar. Mejor en su propio jugo)
  • 220ml. de nata líquida
  • 2-3 cdas. de azúcar
  • algo de vainilla
  • opcional: 1 cda. de queso crema o mascarpone
  • 80gr. de chocolate al 70%
  • 30ml. de nata líquida
  • 3 cdas. de leche 

Notas:
  • El bizcocho de chocolate puedes cómpralo hecho. Yo te  dejo la receta de un bizcocho pequeñito que aunque te sobrará, seguro sabrás darle buen uso.
  • Mi mermelada es casera con albaricoques rosados típicos de Wachau, por eso tiene ese color más oscuro. Cualquier mermelada de albaricoques vale pero te aconsejo que la rebajes con un poco con el jugo de los albaricoques en conserva.
  • A la nata montada le añado siempre un poco de mascarpone para que me suavice el sabor y le de más textura pero no es necesario.
  • El azúcar va en relación al chocolate al 70% que es algo amargo. Si usas uno más dulce, recuerda en bajar un poco las cantidades de azúcar.
  • En el paso a paso se me olvidó hacer las fotos del final. Lo siento.

Preparación:
  1. Si haces el bizcocho casero, precalienta el horno a 170ºC
  2. Bate las yemas y el azúcar hasta que quede cremoso. Añade la vainilla, el chocolate y la mantequilla derretidos y bate hasta ligar bien la crema.
  3. Añade el harina y los polvos de hornear y una vez mezclado, añade las claras a punto de nieve y las mezclas suavemente. 
  4. Pasa la masa a un molde engrasado y hornea hasta que este cocido el bizcocho. Deja que enfríe.
  5. En unos vasitos, pon una capa del bizcocho troceado. Cubre con una capa de mermelada a tu gusto. Añade otra capa con los albaricoques en trocitos.
  6. Cubre ahora con una buena capa de crema: para ello, monta la nata con 2-3 cdas. de azúcar, algo de vainilla y una cda. de mascarpone.
  7. Derrite el chocolate y lo mezclas con el resto de nata líquida y leche hasta que tengas una crema tipo ganache. Pon un poco por encima de cada vasito a tu gusto y deja que se asiente en la nevera unos 20 minutos amtes de consumir.


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