Crema de tomate con queso azul y un calendario

O Tannenbaum, o Tannenbaum,
Wie treu sind deine Blätter!
Du grünst nicht nur zur Sommerzeit,
Nein, auch im Winter, wenn es schneit.
O Tannenbaum, o Tannenbaum,
Wie treu sind deine Blätter!
Villancico germano de un tal Joachim August Zarnack allá por 1819
Estos pies rojos y peludos pertenecen a la chica número 23 del calendario de Noema y no, antes de que tu mente calenturienta se ponga a imaginar cosas que no son, que te quede claro que no voy a posar medio desnuda en el Pirelli. Nada más picante que participar en el calendario de adviento que cada año organiza ésta aberlinada santanderina que regenta el blog Intercultura y cocina. Estos mismos que hoy calzan el 23, el año pasado fueron del 11... sí, un númerazo donde contaba largo y tendido las costumbres navideñas de los granjeros austriacos. Este año, prometo enrollarme tanto o más que el anterior aunque con tu permiso aparco los cotilleos regionales para contarte los pormenores de la familia Nobis  -nosotros- ante las principales tareas prenavideñas: acumular nervios a la espera de la visita de Christkindl y montar un árbol de Navidad en el salón... pero vayamos por partes que hoy vengo sin prisa. En cambio, si tú vas con la hora pegada a santa sea esa parte trasera de nuestro organismo, te recomiendo que vengas a leerme en un rato apacigüa'o que hoy mi historia va pa'largo...

Uno de los nuestros estará ausente. La familia madrileña le acogerá con los brazos abiertos un año más. Así que para la operación Tannenbaum nos han faltado un par de fornidos brazos -Álvaro, que te quiero mucho hijo, que lo sepa todo el mundo-. Esta costumbre, la de montar el árbol, no es made in USA, que quede claro y por delante. Es una tradición a lo celta. Con esto no quiero decir que los celtas celebrasen la navidad poniendo bolas de colores en los abetos y cantando villancicos. El abeto era uno de sus árboles sagrados y poner uno dentro de la casa era símbolo de protección y buenos augurios... así que, mucha atención que esto puede ser importante: poner un pino en tu salón, puede traerte suerte...
Y la gente pobre que no tenían para un pino -ten en cuenta que no crecen por todas partes, así que es de imaginar que el comercio del pinito viene de lejos- colocaba ramitas de acebo en las puertas y ventanas porque se decía que también atraía la bonanza al hogar... pero mira, yo no termino de creérmelo porque, por lo general, durante siglos el pobre siguió pobre y el rico igual de rico -o más- ante lo cual, yo casi que me inclino por el abeto que por lo menos en apariencia, parece funcionar mejor. El salto de ponerse de moda un arbolito por navidad decorado con frutos secos, manzanas y dulces fue un acto de esnobismo puro y duro. A no sé qué rey, de no sé qué dinastía, de no sé qué reino -me trae al fresco los que se disputan su primera aparición- se dejo retratar con la familia alrededor de uno muy grande y hasta hoy... de aquí no hay más miga que sacar.

En cambio, la elección del adecuado, ese que tiene que caber en la esquinita del salón, que esté fresco para que no se despeluche, que sea abeto para que no pinche -los pinos, me cachis que traicioneros que son- que tenga una forma bonita y un precio más bonito aún... este proceso, que si lo acompañas con música de violines parece hasta bucólico, ha sido algún que otro año un peregrinaje arduo, tedioso y hasta asqueroso. Digo! Casi agónico. Solo te cuento que el año pasado nos tocó pelear a última hora haciendo kilómetros y kilómetros en busca del dichoso arbolito... Pero este año la cosa fue rodada. A la granja ya le habíamos echado el ojo. Está cerca de casa, son muy simpáticos y nada caros... Ah, y solo tienen Tannenbaum de verdad, ninguno de los que pinchan. Así que, aunque parezca mentira, ha sido cosa de coser y cantar. Un día de maravilloso sol, mucha nieve y mucho buen rollo...
Una vez trasportado a casa, vive durante unos cuantos días en el porche junto con los árboles de mis vecinos en espera del día D. El día en cuestión, es el 24 por la mañana. Un completo estrés. Monta el árbol, limpia la casa, sal a comprar las últimas cosas que siempre -siempre!- se olvidan... cocina, recoge, decora, dúchate, vístete, todos esperan... a estas alturas de la tarde tengo una chufa de mucho cuidado. Los miro y me parecen todos una panda de parasitillos esperando que les tires un trozo de salchicha... qué no! Yo paso, de verdad.

Mira, no voy a soltarte un discurso de lo sufrida que soy -ya me da coraje no entrar en esta materia- pero solo te diré que una menda tan lerenda como yo, ha espabilado lo suyo. Ya no quiero sufrir más. Puestos a elegir me pido disfrutar como una enana. Quiero decorar el árbol sin estrés. Cocinar disfrutando de cada trocito de cebolla y deleitarme con el chup-chup de una sopa tomando cuerpo a fuego lento... decorar mi mesa sin prisas, mirar desde una esquina, ahora desde la otra... dejar a Lucas que también decore... pero te das cuenta a qué suena esto? a pura felicidad! En fin, que durante  un par de años tragué con el pack toda_la_navidad_en_un_solo_día pero luego le dejé claro al Günter que así no nos íbamos a llevar bien por navidades... a mi me gustaría montar el 22 por norma pero no ha podido ser. El árbol en mi casa se monta el 23...y sí, tienes razón, hoy estaría montando el árbol pero gracias a la entrada del calendario he podido negociar montarlo en mi día ideal :-) En serio, si es que es otra cosa, caramba! qué relajación. Qué bonito montar todos juntos los adornitos, ver al enano saltar y cantar loco de emoción y una vez terminado, encender las velas del Adventkranz, sacar unas galletas y ponernos a cantar como posesos el O Tannenbaum!
Resumiendo -si puedo que no estoy segura- el plan general para un 23 de diciembre es: primero acudir por la mañana a la representación en el Kindergarten donde cada familia nos presentamos con un buen plato de galletas que devoraremos después de la función. Después a casa a montar el árbol. Más galletas, encender las velitas manoseadas después de 4 semanas rondando por el salón - sé que sabrás perdonar que mi centro tenga esas pedazo huellas y que las chuches estén enfundadas pero donde hay pequeños no puede ser de otra forma- y muchos cánticos variados: desde villancicos a cantos populares. Este día, además, ya le podemos contar que "mañana" viene Christkindl con los regalos... de momento, tenemos un conflicto con los espacios temporales: ahora, después, pasado mañana, en una semana... todas estas circunstancias no terminan de fermentar en su cabecita así que los conceptos hay que desarrollarlos en un abanico de 24 horas a lo sumo. El resto es ciencia ficción. Así, una vez superados los nervios del árbol de navidad, nos sumergimos de lleno en los nervios ante la llegada del niño Jesús... esta es una historia un poco extraña y algo complicada. Pasó que cuando Lutero mandó a los santos a freír espárragos, dejó un cabo suelto... un pedazo de cabo! San Nicolás! La leche! el bueno de Niklas qué cada 6 de diciembre - por su onomástica- venía con regalitos y dulces para los niños... Uf! se lió parda! qué hacer: dar marcha atrás con la reforma o dejar a los nenes sin regalines???? y así, en un momento no sé muy bien si de inspiración o de idiotez, prometió a los niños que para el cumpleaños del niño Jesús, éste vendría a cada casa con los regalos que antes traía Nicolás -nada de san-.

Los holandeses dijeron que naranjas de la china! que les daba igual que Nicolás fuera san o pescadero. Que no les iban a dar un disgusto a los niños. Los suecos, noruegos y filandeses no se dieron por enterados. Ellos tenía un duende que podía hacer de Nikolaus. Los alemanes por su parte, completamente descoloca'os. Mira que lo intentaron, pero no cuajó. Lo del Christkindl no convenció, los niños reclamaban a Nikolaus, pero los papás no querían saber nada del santo así que muy pocas regiones continuaron la costumbre. Intentaron un hadita -creo- al estilo norteño, pero tampoco... vacío casi total, crisis casi completa hasta que llegó Papa Noél de los EEUU... y los austriacos? me parto! A ellos les tendría que haber dado igual porque son católicos. Ellos no tienen problemas con los santos. Pero qué quieres! mis paisanos son de los que se apuntan hasta a un funeral! lo celebran todo, o casi, que mira si es curiosa la cosa: celebran la costumbre protestante que no cuajó entre los protestantes pero no celebran la costumbre católica de los reyes magos.. curioso, oder?
En fin, que entre árbol de navidad y Christkindl hay que comer. Yo te dejo uno de mis menús clásicos: sopa y pastel, la pareja de hecho más maja y rica jamás vista. Para que tome forma navideña, la sopa es una crema de tomate bien potente con queso azul y mucho verde por encima. El pastel, uno muy facilito hecho con mazapán y uvas, un guiño gigante a las navidades españolas...

Crema de tomate y queso azul



Ingredientes:
  • 1kg. más o menos de tomates maduros
  • 200gr. de tomates secos
  • 3 cucharadas de concentrado de tomate
  • 3 chalotas
  • 2 dientes de ajo
  • 1 trozo de puerro
  • 1 trozo de apionabo (Sellerie) o un tallo de apio y un trozo de nabo aromático que no pique
  • 1 vaso de zumo de manzana o de uva
  • 1 litro y 1/2 de caldo de pollo
  • Un buen trozo de queso azul (completamente a gustos)
  • opcional: un poco de queso crema tipo Philadelphia para suavizar
  • Un poco de cebollino y eneldo fresco
  • un chorrito de aceite de oliva
  • sal y pimienta a gusto
Preparación:
  1. En una cacerola con un poco de aceite de oliva, saltea los tomates y las chalotas troceados, los tomates secos y los ajos. Rehoga brevemente, añade el caldo y las verduras. 
  2. Deja que la sopa se haga a fuego lento como mínimo 1/2 hora. Añade después el zumo y deja que cueza unos 10 minutos más. Separa del fuego, añade el queso azul y tritura bien la sopa. Prueba y rectifica con sal y pimienta. Si está muy fuerte para tu gusto, añade un poco más de zumo y un par de cucharadas de queso crema. Si tu trituradora ha dejado restos, te recomiendo que pases la crema por el chino. Cuando emplates, espolvorea bien de verde por encima:-)

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