Pastel de calabacines y nueces para romper el silencio

Hola,
Me voy a presentar de nuevo, porque llevo tanto sin publicar que más de uno se habrá olvidado de quien soy: me llamo Maite Martín -para resumir porque la versión completa es larguísima- soy una mujer exmarketiniana online que a pesar de haber dejado detrás cien años de marke y otros tantos de ting, jamás he conseguido despegarme del online, mundo que a día de hoy sigo calzando a diaria tanto en lo personal como en el ámbito profesional. Bueno profesional, teniendo en cuenta que sigo siendo madre a tiempo total es mucho decir pero no miento si proclamo que servidora, la que cocina y zampa en este blog, se gana la vida como ama de casa, criadora oficial de Lucas y hacedora de diseños para blogs y otros proyectos web. Todo aderezado desde la cocina de mi casa que es mi domicilio social para todo lo que se preste.

Si bien es cierto que por estas fechas, cuando un blog deja de publicar es signo inequívoco de que su autor o está de vacaciones o pasa sus días al sol en la pisci de la urbanización o algo peor, he de reconocer que no es mi caso. Yo principalmente, he estado perdida en mi propio mundo y ahogada en mis tareas varias. He de aclarar algo fundamental en mis cimientos familiares. Cuando digo que me encargo de la crianza de Lucas no me refiero a que paso los días con mi hijo en casa. Yo interactúo con mi enano. Hacemos casi todo juntos -dibujar, cantar, pasear, inventar y construir todo tipo de maquinarias y pequeños electrodomésticos con cajas, celo y rotuladores de colores-. Me enorgullece poder decir que soy la santa madre que cada vez que me cuenta sus chismes dejo caer el cucharón al suelo y le miro a los ojos mientras me habla.

Presumo al afirmar que soy la abnegada santa madre que se harta de paciencia y retórica para contarle el porqué de las cosas y el porqué de mis criterios y luego, con un cuajo brutal termino mis frases a lo "pero tú cariño, haz lo que quieras que a mí seguro que me parecerá muy bien porque esta es solo mi opinión, ¿vale?". Mentira y gorda, por supuesto, pero yo se lo digo que a madre profesional abnegada y santa no me gana nadie; y sí, podría seguir relatando mis múltiples méritos como la perfecta santa profi madre de un enano de 7 y otro de 27. Bueno, del mayor no cuento nada porque hace tiempo que a su crianza le colgué el cartel de "fuera de temporada" pero que sepas que hoy se sigue tirando a mi cuello como cuando tenía 7 y ver el amor y respeto que mis hijos sienten el uno hacía el otro es lo que me hace sentir que soy una madre jodidamente afortunada. Y¡claro que sí! perfecta profesional abnegada y santa.

Y si al leerme piensas que voy de ese palo a lo super mamá te equivocas de cabo a rabo. Soy santa, no super. Porque soy consciente que tengo todos los defectos y demás rotos de cualquier trozo con carne que genéticamente pertenece a la especie humana y que, por suerte o por desgracia, la vida me endulzó con este alma de lunática que a veces me contiene el genio y me lo tiñe de almíbar y otras me lo desparrama por doquier llegando incluso a perder la órbita. Sí, en resumen soy una mujer que, a pesar de no haber hecho muchos méritos para merecerlo, vive consciente de su buena fortuna y feliz por tener la vida que tengo. Vivo en el lado bueno del mundo y le agradezco a la vida el trato de favor.

¡Cachis! tantos rodeos y ahora no soy capaz de expresar lo que venía a contar. Ok, lo suelo a saco:  me duele Gaza, Sudán, Irak, Siria, Afganistan, Somalia, Mali, Ucrania, Juaritos; me duele la sangre, la carne rota, me conmueve un crío palestino que se puso una bolsa negra a modo de chaleco salvavidas porque le habían dicho que los periodistas se lo ponían para protegerse de las bombas... un reportero le regaló su casco, por si acaso; me duele la doble moral de las grandes potencias, el fanatismo de aquellas que teniendo medios para detener la barbarie alimentan el odio y el famoso contigo o contra mí y a la sombra se lucran con la economía de guerra. Condenar lo que está pasando en Gaza para muchos es síntoma de antisemitismo. Fácil lectura ésta. ¿Ser judío y pacifista es igual a ser antipatriota?  el diablo, como siempre, quiere que tomemos partido y que todos estemos claramente etiquetados a su antojo. La gente nos achuchamos con reproches buscando el malo de la historia. Pérez Reverte ha dicho -y yo no me canso de repetirlo- que el malo es siempre el que dispara. Y punto.

Y ahora Lucas ya lo lee todo y lo ve. Pero no lo entiende. Ahora me llegó el momento de explicarle al pequeño la inmundicia del mundo, la barbarie de la que todos, activa o pasivamente participamos. La perfecta profesional abnegada santa y jodidamente afortunada madre no sabe como explicarle a su hijo que las familias mueren porque sí, porque muchos piensan que son las mentiras que cuenta el enemigo, y como explicarle que en las guerras así es como las cosas funcionan: que el que enseña a las víctimas y las recuenta no lo hace por caridad humana, lo hace para criminalizar al oponente. Pues eso, que no estoy de vacaciones, ni en la pisci, ni en la parra. Estoy con un nudo brutal que no sé digerir. Soy poco diplomática, lo sé, así que intento con mucho esfuerzo morderme la lengua. Es por esto que llevo tanto tiempo sin escribir. Me siento incapaz de dar forma a este sin sabor. No quiero ofender a mis amigos que me consta que lo están pasando mal y me sabe fatal mantenerme callada, tan distante... me duele un horror que mucha gente pinte a la comunidad judía de asesinos desmemoriados incapaces de empatizar con el genocidio ajeno. Me duele y mucho porque yo sé que son gente maravillosa, honrada y de una calidad humana en muchos casos completamente excepcional ( Sí, querido, pienso mucho en ti). Pero el diablo nos tiene a cada uno en nuestra butaca y yo solo puedo reprochar a Israel porque teniendo medios y maneras para combatir al terrorismo no cesa de ensañarse una vez más con la población palestina.



 Ingredientes:
  • 400gr. de calabacín
  • 3 huevos XL
  • 150gr. de azúcar morena
  • canela y nuez moscada
  • una pizca de sal
  • 70ml. de aceite
  • 175gr. de nueces (unos 50gr. molidas y el resto troceadas)
  • 250gr. de harina (100gr. que sean integrales)
  • una cucharadita de polvos de hornear tipo Royal

Preparación:

  1.  Precalentar el horno a 170ºC. Triturar los calabacines en una procesadora o rallarlos a mano. Mezclar en un bol los calabacines con los huevos, el azúcar y las especias. Añadir una pizca de sal. Mezclar el aceite y añadir el harina con los polvos de hornear. Al final, mezclar las nueces. Yo le añado una parte troceada y otra molida para que tenga mejor consistencia.
  2. En un molde  cubierto con papel de hornear, añade la masa y hornea hasta que el centro del bizcocho esté cuajado. Puedes cubrirlo con la cobertura que más te apetezca. Yo hice un glaseado ligero con vainilla, 4 cucharadas de queso crema, 2 de yogur y 4 de azúcar glas. Por encima de la crema, unas nueces troceadas con un poco de canela.

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