Linzeraugen. Mi mejor deseo es para ti

Hemos superado el punto límite del año, ese momento preciso en el que irremediablemente despachamos las buenas y malas vivencias acontecidas. Siempre el que acaba fué malo, regular o pudo ser mejor. Siempre al nuevo le pedimos de todo menos la cuenta, esa que la pague el último. El caso es que por unanimidad, todos comenzamos a modo de eslogan con un feliz año nuevo lleno de las más altas expectativas. Mucho dinero, muchas salud, mucho amor... y de este modo a fecha de hoy, es decir, a día 3 el pobre entrante está más estresa'o que mi horno en tiempo de galletas.

Günter está haciendo bien sus deberes. Si al principio pensaba que estaba así por cosas que le rodeaban, ahora sabe que muchos de sus comportamientos y rutinas son las que le han llevado a este estado. Una vez que se asume, uno empieza a abrir puertas que no sabía ni que estaban. A la que se abre una puerta con éxito, apenas hay tiempo para saborear el triunfo porque una nueva se pone ante ti. Cosas que tu subconsciente había aislado, se presentan como las malas visitas, sin avisar.

¿Injusticia? Sí, mucha. Porque él hace y deshace conforme a sus designios y calamidades sin dar a vastos en atender tantas peticiones con música de violines y final feliz. Él sobrevive a lo que le acontece como cualquier hijo de vecino que en esta vida  deambule por los caminos lácteos (de la vía láctea y no camino de la granja de mi lechero). Lo que no se nos ocurre a ninguno es desearnos fuerza para amoldarnos a lo que él nos traiga. Con estoicismo cuando haga falta, con cariño y ternura cuando tercie y a lo piedra porosa cuando la cosa pinte fea.
Desengáñate. Él no puede hacer por ti más de lo que tú haces por ti mismo. No pierdas el tiempo en desear al prójimo quimeras y en todo caso, comprométete a hacerle más feliz, a que sepa que estarás cuando tropiece y sobre todo, desea estar juntos en lo bueno y lo malo como los viejos matrimonios. Cambia tu eslogan de año nuevo: No te fallaré aposta, no te ignoraré intencionadamente y si te hago daño en el 2017 dímelo y te pediré perdón. 

Reniega de la eterna lista de iré al gimnasio, me pondré a régimen y me leeré la Espasa Calpe. Reescribe tus deseos y desea amar más y mejor. Desea más empatía mutua, de ida y vuelta. Desea poder hablar de lo que te duele o enfada sin que sea utilizado en tu contra. Desea proteger y ser protegido. Ser valiente y no participar en la conjura de los necios callando y mirando hacia otro lado cuando conspiren mal ajeno. Porque si deseas esto para ti y para los tuyos, casi seguro que serás feliz aunque te toque cargar con tristezas y tragedias. Lo malo por sí mismo, no implica ser infeliz. La desgracia es pasar por lo malo solo o mal acompañado. La desgracia es que la vida te regale cosas bonitas y no tengas a nadie cerca que se alegre por ti.

No, no hay castigos cósmicos. Los malos nunca pagan. Pasarán sus ratos jodidos, sí, pero no responden del mal que hacen. Ese nos lo comemos cada cual así que te deseo que en el 2017, cuando la vida te zurre estés bien acompañado, tengas unos brazos cálidos y amables cerca y puedas llorar a moco tendido sin escuchar mayor reproche que un "calla tont@, no llores que me vas a hacer llorar a mí". 
Los linzeraugen son aquí en Austria la galleta navideña por naturaleza pero yo te prometo que las haré todas las veces que haga falta si con ello puedo acompañar tus momentos flojos. No tengo medio de resolver tus problemas pero este nuevo año que entra, te prometo que pase lo que pase no te abandonaré y estaré siempre de guardia -y en guardia- para echarte un cable. Cuenta conmigo y con mis galletas querid@ mi@.



Ingredientes:
  • 80gr. de azúcar y una pizca de vainilla molida o esencia
  • 100gr. de avellanas y/o almendras molidas (usé ambas)
  • 75gr. de maicena (fécula de maíz)
  • 150gr. de harina repostera
  • una pizca de polvos de hornear
  • 2 yemas
  • 200gr. mantequilla
  • Mermelada para rellenas (de grosellas o de albaricoque)
  • Azúcar glas para espolvorear

Notas
  • Las galletas de Linz obedecen a la regla del 100/200/300 es decir, 100gr de azúcar, 200gr de mantequilla y 300gr de harina. Tradicionalmente, pierden parte de la harina que se reemplaza por avellanas en la versión de los granjeros y por almendra en las conditorias y cafés de alta repostería. A mí me gustan mucho con ese toque rústico de la avellana que es el que yo te recomiendo. Además, probé a añadir maicena y ha sido todo un acierto porque quedan realmente deliciosas con una consistencia que se deshace en la boca. 
  • Yo necesito de unos 150gr. de harina pero es posible que la masa te pida más. Eso lo verás a la hora de trabajarla. Si está pegajosa, no dudes de añadirle más cantidad de harina.

Preparación:

  1. En un bol, mezcla el azúcar, las avellanas y/o almendras, el harina,y la maicena.  Añade la mantequilla un mezcla hasta que tengas unas migas gruesas. Puedes hacer esta operación usando un procesador de alimentos o unas varillas eléctricas.
  2. Pon las migas sobre la encimera, haz un hueco en el centro, añade las yemas de huevo y amasa hasta que tengas una masa lisa y homogénea. La envuelves en film transparente de cocina y dejas que repose unos 20 minutos.
  3. Precalienta el horno a 180º.
  4. Enharina ligeramente la encimera y extiende la masa hasta dejarla de un grosor de 1/2 cm. Yo en lugar de enharina por encima la masa para que no se pegue el rodillo uso una lámina de film transparente. Se extiende muy bien y no se reseca tanto la masa. Cortas las galletas con un cortador redondo. A la mitad de la galletas les haces un agujero en medio sino tienes el cortagalletas con el agujero (o los 3 agujeros) clásicos. Las vas poniendo en la placa y horneas unos 15-20 minutos hasta que empiecen ligeramente a dorarse. Deja que enfríen por completo.
  5. Espolvorea con azúcar glas las galletas con el agujero. A la otra mitad de las galletas, las rellenas con una pequeña cantidad de mermelada. Tradicionalmente, se usa mermelada de grosellas y de albaricoque. La mermelada debe de estar finamente pasada para que los sándwich de galletas queden bien sellados. Antes de guardarlas en una caja adecuada (las metálicas son las mejores) deja que sequen a temperatura ambiente por lo menos un par de horas.

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