Galletas de chocolate blanco y nuez para mi chico
A tiempo de todo y sin rato para nada. Así es como me preparo el adviento de este año que oficialmente arrancará mañana. Por lo menos el calendario de Lucas que afortunadamente acabo de terminar de colgarlo. Pero hoy el gran protagonista no son los preparativos navideños que aquí en Austria ya sabes que son algo más madrugadores que en España. Hoy es el cumpleaños de mi hijo mayor. No te digo cuantos cumple que me horrorizo. ¡Madre mía! hace mucho, pero mucho tiempo atrás, en Jaca y después de llevar cumplida más de 2 semanas, en el último tramo que si no nacía ese fin de semana le iban a obligar a nacer contra su voluntad... y es que mis hijos son así, ninguno quiso salir solo y al pobre le tenían ya muy vigilado y el Dr. Luzón sentenció: o nace este fin de semana o venga usted el lunes a primera hora que se lo sacamos en un periquete... decía, así las cosas, quiso mi hijo venir al mundo un sábado tempestuoso y no porque el tiempo no acompañase sino mi suegra que me la lió parda porque estaba cansada de que al niño no le diera la gana de nacer y ella , decía la mujer, ahí estaba haciendo el paripé a lo tonto.
Y es que no me atrevo a contar la historia entera que es larga de narices pero mi padre, que se jubilaba por esas fechas, se le ocurrió decir "en cuanto me jubile voy pa'llá y te hago compañía hasta que nazca el bebote" y ahí es donde mi suegra, sintiendo peligrar su protagonismo en el nacimiento de su primer nieto, se negó en rotundo que mi padre -¡hombre! qué va a hacer un hombre acompañando a una parturienta- se adelantó y se presentó en Jaca a la carrera -y nunca mejor dicho-.
Y contra todo pronostico -ya te digo que la historia es larga pero se creía que el nene nacería antes o cuando menos, si mi anemia empeoraba planeaban obligarle a desalojar por las bravas- pues resultó que a última hora todo se calmó, mis contracciones también y el muy pachorro se tomó 3 semanas de prorroga con mi suegra ya en casa que no tenía más interés en toda esta historia salvo que yo pariera.. y mira, parecía que no, que no llegaba el día. El caso es que tal fue el rebote que se pilló -decía que no me ponía de parto para fastidiarla- que ese día por la mañana al llamar como siempre mis padres para ver como seguía, escucharon mis pucheros acompañados de los gritos de mi madre putativa -por no utilizar apelativos menos cariñosos- y sin pensárselo dos veces dicen que cogen el coche y que se vienen desde Madrid a calmar a la fiera (la susodicha). Llegaron para la merienda. Le dicen a mi ex: "llévate a tu mujer a dar un paseo que no está para estos números" y allí que se quedan con la consuegra soltando sapos y culebras. Y yo de paseo con mi ex -que en ese momento ya sospeché que las cosas se torcerían tarde o temprano- intentando justificar a su madre con un discurso a lo Edipo donde después de un esfuerzo sobrehumano me auto convencí que lo mismo él estaba en shock y que si por su boca salía toda esa mole de ñoñerías era porque el pobre estaría con sus órganos vitales desoxigenados a cuenta del número maternal sufrido. Y mientras me decía esto, mordiéndome la lágrima para qué mentir, noto así, a lo bestia -o no tan bestia pero claro y alto- que las contracciones vuelven al ataque.
Mira, según entré por la puerta y digo "mamá, han regresado" mi suegra rompe en griterio dicendo "Lo ves Jesús, tú hija lo hace aposta. Ahora que llegáis vosotros se pone de parto" Yo que no sabía donde meterme del bochorno pidiendo por lo bajito al bebé "hijo, espera que mira la que se va a liar" pero él que se hace el sordo y sigue abriéndose camino por mi útero sin ánimo de retroceder. Pasó lo que tenía que pasar. Que a las 4:30 de la mañana, después de haberlas pasado canutas entre unas cosas y otras, nació mi pequeño, el timón en la vida de una Maitechu que aún no había cumplido los 21 pero que alumbró de tal modo mis horizontes que no hubo buque ni fragata que se estrellara en mi trozo de costa. Él, mi playa, mi refugio y mi cueva. Y ya podían subir o bajar las mareas que a nosotros nos importaba poco. Teníamos todo el océano para navegar.
¡Feliz cumpleaños amore!
PD: ¡Y a ti también David!
Ingredientes:
(Receta original, aquí)
Preparación:
¡Feliz cumpleaños amore!
PD: ¡Y a ti también David!
Ingredientes:
(Receta original, aquí)
- 100gr. de mantequilla
- 200gr. harina
- 100gr. de azúcar (recomiendo usar 70gr.)
- algo de aroma o extracto de vainilla
- 1 huevo
- una pizca de sal
- una pizca de polvos de hornear
- 100gr. de chocolate blanco troceado
- 40gr. de nueces
- algo de azúcar glas para cubrir
Preparación:
- Precalienta el horno a 200ºC.
- Mezcla todos los ingredientes juntos menos el chocolate y las nueces. Puedes hacerlo con ayuda de la procesadora o unas varillas eléctricas. Añade por último el chocolate y las nueces.
- Con ayuda de una cucharita de café, haz bolitas más o menos del mismo tamaño y las colocas en la placa del horno encima de papel de hornear. Hornea unos 10 minutos o hasta que estén ligeramente doradas. Cuando hayan templado, espolvorea con azúcar glas.
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