Ensalada de patata y pollo con salsa de atún
Existen dos bellas durmientes en Suecia. Se llaman Djeneta e Ibadeta. No tienen trenzas de rubio dorado, ni piel de porcelana, ni ojos azules como el cielo. No duermen esperando que un príncipe azul las despierte para ser felices como perdices y colorín colorado. Ellas no tendrán un final de cuento así que su mente, que se deshace en esfuerzos para que no sufran, las ha sumido en un coma del que nadie es capaz de revertir. Son victimas del uppgivenhetssyndrom o síndrome de la resignación.
Salieron de Kosovo junto con su familia huyendo de la guerra y la barbarie. Llegaron a Suecia traumatizadas pero conocieron un país inimaginable para ellas. No solo próspero, tranquilo y amable, sino también privilegiado y afortunado sin escasez de alimento, medicinas y bienestar. Pero no tuvieron tiempo de adaptarse y disfrutar de su país de acogida puesto que vivían en espera de saber si serían rechazados o acogidos. El estrés y la depresión se adueñaron de las niñas. Al saberse que la familia sería rechazada y devuelta, Djenet -hace ya dos años y medio- entró en un profundo coma. Lleva desde entonces en estado vegetativo en un cuerpo sano que no languidece. Solo duerme. Hace seis meses, la mente de Ibadeta creyó que también sería bueno para ella seguir los pasos de Djenet.
Esta foto es de Magnus Wennman y con ella ha ganado el primer premio en la World Press Photo dentro de la categoría People. Gracias a él y a este prestigioso premio, hoy se habla de los muchos niños dormidos bajo el síndrome de la resignación que azota a los refugiados en Suecia. Nadie sabe porqué solo existe este síndrome en Suecia. Yo creo imaginarlo. Porque de lo que no se habla, no existe. Lo que se niega, no existe. Lo que se manipula, no existe. Solo ellos -y solo unos pocos- han sabido involucrarse en el caso de estos niños. Y solo el futuro, la historia, nos llamará a la Europa de hoy por nuestro nombre. Egoísta y cobarde. Sin piedad para los que nos puedan sisar un euro e inhumana para la caridad. La moralina del bienestar, el verdadero cáncer social que va a decidir el futuro de nuestros hijos y nietos.
Ellos nos obligan a ver la realidad y como ya he dicho en otras ocasiones, urge vivir con los ojos abiertos aunque duela la mirada. El dolor es soportable. La falta de humanidad, no. Prefiero escozor en mis pupilas, que retortijones en el alma.
Ellos nos obligan a ver la realidad y como ya he dicho en otras ocasiones, urge vivir con los ojos abiertos aunque duela la mirada. El dolor es soportable. La falta de humanidad, no. Prefiero escozor en mis pupilas, que retortijones en el alma.
Ingredientes:
Preparación:
- 1/5kg. de patatas
- 1 pechuga grande (unos 250gr.)
- 1 ajo y zumo de limón para freír el pollo
- un poco de aceite de oliva
- sal y pimienta
- 150gr. de atún natural
- 2-4 cdas. de mayonesa (yo solo 2)
- 2 cdas. de yogur griego (o yogur de sabor más suave)
- un poco de perejil y limón a tu gusto a la hora de servir
Preparación:
- Pon a cocer las patatas en un poco de agua salada hasta que estén tiernas.
- Fríe el pollo con un poco de aceite de oliva y un ajo entero para que coja aroma. Cuando esté dorado, añade el zumo de un limón, sal y pimienta y deja que reduzca el zumo por completo.
- Para la salsa, tritura el atún con el yogur. Salpimienta. Cuando la salsa esté completamente lisa y suave, añade la mayonesa y la ligas sin batir (con una cuchara).
- Monta la ensalada. Pela y corta las patatas, el pollo en dados y liga con la salsa. Rectifica de sal y limón a tu gusto. Sirve con un poco de perejil que le de frescura.
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