Pasta con salmón y limón

Sí, me fui. Me he ido a hacer mis cosas y ya he vuelto. No sé cuanto me has echado de menos, ni siquiera sé si te has dado cuenta que no estaba. No lo sé pero eso ya no importa. He vuelto y de puro sin querer han cambiado muchas cosas y otras, para bien o para mal, siguen tal cual. Así ha sido siempre, por lo tanto me siento obligada a sentenciar con rotundidad que el universo es muy cuco y se burla de nosotros a placer. O no. O lo mismo cuco sí que es pero de burlón ni un pelo, y lo que pasa es que en nuestra pequeñez universal no nos enteramos ni del nodo y hay cosas que deben fluir y otras que deben permanecer ancladas. Creo firmemente, que muchas de estas cosas no son sensibles a nuestros deseos y que, aunque nos pese, hay entierros en los que no tenemos vela. 

Posiblemente, esta reflexión se me escape de las manos con lo que voy a decir, pero creo que eso de echar el ancla o navegar a toda vela solo es aplicable a nuestra vida, no a nuestras circunstancias. Es decir, puedo desplegar velas y gritar eso de "Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela, un velero bergantín"... y todo lo que tú quieras pero como al viento no se le ponga en las narices soplar, pues ya puedes cantar porque por mucho que soples al barquito no lo mueves ni con telequinesis.
Y es que, a estas alturas de viaje ya estoy más que convencida que el quiero y el puedo no van de la mano. Que eso que me decían de chinorris, lo de querer es poder era un cuento chino para tenerme entretenida. Media vida la he pasado peleando con gigantes que eran molinos de viento, y no te hagas líos, que lo sabía. Siempre vi molinos pero la gente a mi alrededor me decían que eran gigantes y que había que pelearlos. Pues ea, a luchar porque no era asunto de decepcionar a nadie.

Hoy en día ya se mucho más de todo y en tantos años de rodaje he aprendido a aceptar que no sé nada de nada. Sí, suena a Sócrates ¿verdad? pues hasta en eso tan sencillo no nos ponemos de acuerdo. Hay quién la usa a modo de modestia o humildad -o falsa modestia me atrevo a decir- cuando a algún tipo crecido en su propia erudición le pillas en un renuncio. O hay quien la entiende como premisa máxima para iniciar cualquier aprendizaje. O quien la entiende como que a la que uno aprende más y más, toma referencia de lo pequeño e insignificante que es su conocimiento porque ni con que viviera cien vidas, apenas rellenaría un único byte en el universo. Pues tampoco, fue una tomadura de pelo a aquellos engreídos que se las daban de sabiondos. Les liaba con aquello de “Solo sé que no se nada y, al saber que no sé nada, algo sé; porque sé que no sé nada”


Ingredientes (para 3 raciones):
  • 400gr. de pasta a tu gusto (yo la uso integral) 
  • 1 chalota
  • 1 diente de ajo
  • 150gr.-200gr. de salmón ahumado
  • 50gr. de queso de untar (tipo philadelphia)
  • 1 vasito de vino blanco
  • hierbas frescas (perejil, cebollino, etc.)
  • 1 limón
  • pimienta y algo de aceite de oliva

Preparación:
  1. Cuece la pasta en abundante agua con sal.
  2. Mientras, dora en un poquito de aceite la chalota y el ajo que habrás picado muy fino. Cuando dore un poco añade el salmón también cortado en menudo. Rehoga un par de minutos.
  3. Añade el vino, el queso y la hierbas y remueve hasta que la salsa quede ligada y ligeramente espesa.
  4. Añade la pasta cocida y escurrida, liga con la salsa y añade el zumo de un limón (o de medio si no te gusta muy cítrico). Sirve rápidamente.

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