Sopa de tomate con Frittaten y Christkind

¿Cómo qué otra vez sopa? ¿Y qué otra cosa mejor puedo ofrecerte con el frío que hace? Además, después de estas fiestas, que uno suele sobrepasar sus límites zampones, aprovechar esta tregua hasta fin de año con una dieta más ligerita viene de miedo... Nuestra navidad ha sido este año de los más entrañable. Es la primera que Lucas se ha enterado de qué va el asunto y nos ha hecho disfrutar de lo lindo. Aquí, en Austria, no viene Santa Claus. Es el propio niño Jesús el que regala a los niños. Hace un par de años, mi suegra me preguntó: "uy, que raro; con lo católicos que sois y no celebráis el Christkind!" Me picó la curiosidad, porque a mi modo de ver, más católico que sus majestades los reyes magos no hay nada. Así que buscando y buscando (un clic en wikipedia) nos enteramos de la historia del pequeño Christkind...
Hubo una vez, un señor llamado Lutero que mandó a la iglesia católica con su biblia en latín a hacer calceta... su osadía no se quedó ahí, ni muchísimo menos. Además de traducir tan santo libro al germano (hizo lo que pudo, y en él muy posiblemente tengamos que acordarnos cada vez que a la que lees algo en alemán, la prensa por ejemplo, te quedas a verlas venir ya que hasta el final de frase no te cuelan el verbo, por lo que a veces piensas que te están contado una de vaqueros y luego resulta que era de chinos... así no hay quien se entere de lo que pasa por el mundo, caramba! Pero eso... eso es otro cuento). Al nuestro. Pues que además de traducirlo, se le metió entre ceja y ceja que los santos no eran santos y que por el, se podían también ir a hacer calceta. En definitiva, la lió parda. Y tardó un tiempecico en darse cuenta en el berenjenal que se había metido. Mientras hacían su contra y su reforma, los niños no veían el día en que llegara St. Nikolaus con sus regalos y dulces... co....contra! Pero si los santos no existen que hacemos con el Niko!!!!
Y como suele pasar con los adultos cuando tienen que mentir a los niños, improvisó: les contó una bonita historia sobre el niño Jesús, que por su cumpleaños entregaría un regalo a cada niño que fuera bueno... cada 24 de diciembre, después de cenar y mientras muy oportunamente los niños salían a dar un paseín o se iban a jugar a otra sala de la casa, Christkind se colaba por la ventana y dejaba los regalos en ¿el árbol? (ni idea la verdad, no hemos encontrado la conexión Christbaum-Cristkind) y al marcharse tocaba una campanita. Los niños, en ese momento, entendían que su buen comportamiento había dado sus frutos... o lo que fuera.
Esta historia, trajo tela. Los holandeses y en general, todos los Países Bajos se negaron en rotundo en olvidar a St. Nikolaus; con la ilusión de los niños no se juega! hasta ahí vamos a llegar! y una cosa es un santo torturado y otra muy distinta el bueno de Santa tan majo y alegre. Los alemanes, por su parte, lo intentaron, pero eso del Christkind (o lo de la campanilla, vete tú a saber) no cuajó. Los ingleses, directamente, prohibieron las celebraciones navideñas y hala! Santas pascuas como se suele decir! o si lo prefieres, aquí paz y después gloria! Los austriacos, en cambio, se apuntaron a todo. Siguieron celebrando St. Nikolaus, se sumaron a lo de los árboles de navidad y de hecho, parece que fue la corte vienesa la que puso de moda en el mundo católico los Tannenbaum decorados con bolas de cristal y frutas. Y, por supuesto, se apuntaron al Christkind! Si hombre, se iban a quedar sus niños sin Christkind!
Así que en mi casa, Christkind entró por la ventana y se la dejó abierta. A falta de campanilla tocó un cencerrito que estaba colgado en el Christbaum y dejó sus juguetes debajo de sus ramas. Tendríais que haberle visto gritar al peque por la ventana "Danke Christkind!!! Danke!!!!" Por cierto, ayer a la que paseábamos, nos paramos en una juguetería que tenía en el escaparate un tren eléctrico enorme! guau! la caña. Y adivina lo que hizo el pequeñajo: ponerse a gritar a "Christkind, por favor, me lo traes?" Toma la que nos ha caído...
En fin. Que ya ves que la historia no viene sola. Que hoy hay otra vez sopa. Que, además, tampoco viene sola. Viene con Frittaten, un compañero de baile clásico en cualquier sopera austriaca . Pero clásico, clásico. No medio clásico o un poco clásico. Clásico hasta el aburrimiento. Se trata de unos Palatschinken (osea, crepes) hecho tiritas y danzando por la sopa. La que sea, que estos Frittaten te bailan a ritmo de vals, de polca y si me apuras, hasta una jota...
Ingredientes para la sopa:
Ingredientes para los Frittaten:
Preparación:
La sopa no tiene misterio alguno. Cuando tengas el caldo, lo cuelas, le añades el tomate y las hierbas a tu gusto. Lo reservas calentito. Para los Frittaten tampoco hay misterio: haz la masa de los crepes batiendo todos los ingredientes juntos. Pon a calentar una sartén a fuego mediano. Pon un poco de mantequilla y una vez derretida, sin demora, añade una fina capa de masa. Cuando este doradita, le das la vuelta y repites la operación. Dependiendo del diámetro de la sartén tienes masa para 3-4 crepes. Una vez terminados, los cortas en tiritas finas y a la sopa.
- 1 litro y 1/2 de caldo bien contundente (con verduras, unos huesos de carne y un esqueleto de pollo)
- 3 cucharadas de tomate concentrado o el doble de salsa de tomate
- un ramillete de hierbas aromáticas frescas (a tu gusto)
Ingredientes para los Frittaten:
- 75 gr. de harina
- 125 ml. de leche
- 2 huevos
- un poco de sal
- un poco de mantequilla para la sartén
Preparación:
La sopa no tiene misterio alguno. Cuando tengas el caldo, lo cuelas, le añades el tomate y las hierbas a tu gusto. Lo reservas calentito. Para los Frittaten tampoco hay misterio: haz la masa de los crepes batiendo todos los ingredientes juntos. Pon a calentar una sartén a fuego mediano. Pon un poco de mantequilla y una vez derretida, sin demora, añade una fina capa de masa. Cuando este doradita, le das la vuelta y repites la operación. Dependiendo del diámetro de la sartén tienes masa para 3-4 crepes. Una vez terminados, los cortas en tiritas finas y a la sopa.
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