Mäuse, cría abuelas y comerás ratones
Ratones! la abuela putativa de Lucas -la vecina- nos ha traído ratones fritos (gebackene Mäuse) una de las meriendas de abuela más típica en Austria. Estas cosas no se venden. O tienes una abuelica -putativa o nominativa, da igual porque mira que los ratones no entienden de parentescos- o ya puedes olvidarte de comer Mäuse auténticos... como mucho, puedes hacerlos tú pero cantará a la legua que es una imitación... ni idea de por qué, pero así es...
Afortunadamente, ese es un dulce típico de masitas que lo hay en todos los continentes, en todos los cuartos y mitades del Planeta, porque están hechos con ingredientes muy básicos aunque en cada sitio están adaptados a las despensas lugareñas. Por estos montes, son más populares las masas con levadura fresca que con polvos de hornear, gaseosa o bicarbonato. La nata, los huevos, la miel, la mantequilla... son todos productos que no faltaban nunca en ninguna granja por muy aislada que estuviera así que son ingredientes que se usan mucho en las recetas de abuela y normalmente, sin mesura. Otro detalle curioso es que en toda cocina de Oma austriaca que se precie de tener buena mano con la repostería, habrá una botellica de ron a mano. No, no me he topado aún con ninguna alcoholizada, por lo menos salen a calle con muy buen aspecto y esas vocecitas tan entrañables que en nada te hacen pensar que haya cazalla de por medio... Ésto será cosa de las viejas costumbres porque claro, ahora con los aislamientos y las calefacciones que tenemos en las casas no valoramos debidamente las bondades de un chupito de licor para calentar el cuerpo y alma en esos meses -tan largos- en los que los grados bajo cero son tan cotidianos como el comer o el dormir... y en las granjas, imagina: teniendo que salir a las 5 de la mañana a ordeñar y demás movidas... urffff! si es que todo tiene su por qué ...
Como lo de las harinas. También tiene su explicación el hecho de que la mayoría de las recetas tradicionales se hicieran con harina integral porque era normal que en las granjas se consumieran cereales de propia cosecha y los molían tal cual. Ahora que hay supermercados a patadas, pues se tiende a tirar mucho más de harinas blancas o mezcladas... y ésto pasa también con los ratones. No es de extrañar que una abuela te haga unos Mäuse integrales y no será porque haya escuchado es la tele que son más sanos. Lo hará por costumbre y ya está. Sin más tema...
Yo los he hecho de las dos maneras -me falta mundo mitad y mitad- y están igual de ricos. Tal vez, los de harina blanca no necesitan tanta miel. Éstos en concreto, no tienen ni miel ni azúcar porque Opa, el marido de Oma -el vecino- anda jorobado el hombre; sobrepeso, diabetes,etc. Así que no llevan miel. Van bañados en fructosa molida y los golosos los mojamos en salsa de frambuesas o salsa de miel (miel, agua y unas gotas de limón)... así todos comemos ratones tan felices y contentos y por una vez, sin que sirva de precedente, las perdices tendrán que esperar...
Ingredientes:
Deshace la levadura en 4 cucharadas de nata líquida. Añade un poco del harina y deja que repose una media hora para que inicie la fermentación. Antes de empezar, aclarar que la cantidad de leche depende mucho del tipo de harina. Las integrales suelen quedarse más secas por lo que se necesitará más cantidad de líquido. No es una masa como de pan, es más blanda por lo que si necesitas más cantidad de leche de la que he detallado adelante...
En un bol grande (bastante grande tipo ensaladera) pon el harina y mezcla con la sal, el azúcar avainillada y la ralladura de limón. Añade la levadura fermentada, el huevo y las yemas, el ron, la miel, la mantequilla derretida y ve integrándolo con el harina. Por último, la leche poco a poco. Si tienes amasadora, la cosa es fácil. Si tienes varillas eléctricas, úsalas porque la masa es algo pegajosa y será más sencillo el proceso. A mano, cuenta con que por la menos una mano se te va a pringar de lo lindo. Lo que hago, es dejar un poquito de leche para el final del amasado, de forma que amaso algo más duro y al final añado el último poquito de leche para reblandecer la masa. La manera mejor de amasar a mano en bol es con movimientos rítmicos doblando la masa con una mano y "estrujando" los nudillos sobre ella...
Dejas la masa leudar en el bol (tapada con un trapo húmedo o film de cocina) más o menos media hora aunque a mi me gusta esperar por lo menos a los 45 minutos. Pon una sartén calentar con abundante aceite. Coge dos cucharitas de postre, las mojas en el aceite caliente y coges un poco de masa que moldearás como fueras a hacer croquetas... fríe hasta que estén dorados por ambos lados y los deja sobre un plato con papel absorbente para secar el exceso de grasa. Deja que se templen antes de poner el azúcar glas por encima...
- 300 gr. de harina de trigo (blanca o integral o a medias)
- 4 cucharadas de nata líquida
- 15 gr. de levadura fresca
- 1 pizca de sal
- 40gr. de mantequilla (yo pongo menos y funciona bien)
- 1 huevo mediano
- 2 yemas de huevo mediano
- 150-180 ml. de leche (dependerá de la harina)
- 80 gr. de miel (nunca le pongo tanto. Con 40-50gr. es suficiente)
- un par de cucharadas de ron
- una cucharadita de azúcar avainillada (los de Opa solo esencia)
- ralladura de limón
- abundante aceite para freír
- azúcar o fructosa glas para espolvorear
Deshace la levadura en 4 cucharadas de nata líquida. Añade un poco del harina y deja que repose una media hora para que inicie la fermentación. Antes de empezar, aclarar que la cantidad de leche depende mucho del tipo de harina. Las integrales suelen quedarse más secas por lo que se necesitará más cantidad de líquido. No es una masa como de pan, es más blanda por lo que si necesitas más cantidad de leche de la que he detallado adelante...
En un bol grande (bastante grande tipo ensaladera) pon el harina y mezcla con la sal, el azúcar avainillada y la ralladura de limón. Añade la levadura fermentada, el huevo y las yemas, el ron, la miel, la mantequilla derretida y ve integrándolo con el harina. Por último, la leche poco a poco. Si tienes amasadora, la cosa es fácil. Si tienes varillas eléctricas, úsalas porque la masa es algo pegajosa y será más sencillo el proceso. A mano, cuenta con que por la menos una mano se te va a pringar de lo lindo. Lo que hago, es dejar un poquito de leche para el final del amasado, de forma que amaso algo más duro y al final añado el último poquito de leche para reblandecer la masa. La manera mejor de amasar a mano en bol es con movimientos rítmicos doblando la masa con una mano y "estrujando" los nudillos sobre ella...
Dejas la masa leudar en el bol (tapada con un trapo húmedo o film de cocina) más o menos media hora aunque a mi me gusta esperar por lo menos a los 45 minutos. Pon una sartén calentar con abundante aceite. Coge dos cucharitas de postre, las mojas en el aceite caliente y coges un poco de masa que moldearás como fueras a hacer croquetas... fríe hasta que estén dorados por ambos lados y los deja sobre un plato con papel absorbente para secar el exceso de grasa. Deja que se templen antes de poner el azúcar glas por encima...
Perdona que tenga tan mala leche pero esta miel tenía que enseñarla -y me temo que será más de una vez- porque es muy muy especial. Primero porque es un regalo y como pasa con los regalos llegó cargada de cariño y mucha ilusión. Es una miel, que nada más abrir el bote, su olor invadió mi casa con un fragante aroma a niñez. Hasta ese momento, no me dí cuenta que "ese" olor estaba olvidado... es cremosa y suave. No es empalagosa porque su sabor camufla sus azúcares dejando en tu paladar un sabor a monte que no es normal... no es normal, te lo aseguro, porque además está echa a la vieja usanza, mimando a las "artistas hacedoras" como se merecen. Es pura artesanía que viene -y es- de Bilbao, y que una libélula me mando en un bote enorme para disfrutar a gustico... y ya te iré contando lo bien que nos llevamos...
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