Pastel de cerezas y frambuesas con revuelo vecinal

Una de las ventajas de vivir en Girilandia, es que puedes usar tu blog para poner a bajar de un burro a tu vecina sin que ella se entere. Este chollo se me acabará el día que mejoren el traductor castellano-germano.. entonces, me pillará seguro...Pero da igual, para cuando eso pase, ya veré como salgo del atolladero. De momento, toma asiento y sírvete un poco de pastel que voy a cortar un par -o diez- de trajes a esta mujer que me tiene de los nervios... ya? vamos! Mi Frau Vecina es una cotilla, méteme-en-todo, malintencionada y un poco como el malware que se cuela en tu ordenador, que no llega a romperte nada pero da por saco todo y más... así es ella, tocanapias profesional y criticadora por devoción..

Desde que llegamos a la casa, como es de figurar, soy el blanco de sus intransigencias. Los primeros meses nos intentó imponer sus reglas a cerca de las zonas comunes de la casa porque, aunque no es la dueña, todo es suyo.. sí, ese es su principio básico y como tú tengas algo que no es suyo, la liamos parda... en aquellos tiempos, con ese tira y afloja hubo fases que hasta nos dejaba de hablar por unos días. Un alivio que ni te imaginas. Era genial salir y entrar de casa sin que ella te abordara en el rellano o mirara el interior de las bolsa a ver que habíamos comprado... o que cada día, a la vuelta del Kindergarten, le preguntara al niño -mirándome a mí, por supuesto- "Lucas, y qué vas a comer hoy?" al principio piqué un par  de veces y luego comprendí que lo único que estaba haciendo era echar más madera a la locomotora. El temazo durante meses, era que el niño no comía suficiente carne -en su opinión, claro, que yo siempre he sostenido que come demasiada- y que los niños no deben comer pescado por las alergias... con la iglesia hemos topado! yo que soy devota a San Pescadilla... en fin, que durante un tiempo, cada vez que en su casa había lasaña o filetes rusos le daba al niño un plato acompañado del consiguiente sermón a lo "hijo, que lo necesitas para crecer sano y fuerte, ehhhh?" momento en el que yo, a toda mecha, desconectaba del germano y me ponía a canturrear flamenquillo -por dentro, que no es cuestión de chincharla aposta-. Oye, que ella sea pesada no me tiene que convertir a mí en un monstruo... hasta ahí vamos a llegar!
Y así, entre la musiquilla de la Niña Pastori y Manzanita, he estado meses y meses comiéndome las muelas hasta que por fin, me aceptó. Yo no diría que me tiene cariño, aunque a veces me aprecia y hasta bastante, diría yo. Ya nos hemos acostumbrado a tenerla en encima. Es como esa tía pesada que hay en casi todas las familias. Asumes su pesadez como algo irremediable y la adaptas a tu día a día lo más relajada posible. De hecho, cuando salimos por las mañanas, gritamos desde las escaleras "Guten Morgen, Omaaaa" y ella sale tan contenta, satisfecha de realizar el control mañanero y me informa si llevo al niño muy fresco, o muy arropa'o, o que le sobra/le falta el gorro, o.... o que el niño debería ir andando al cole y no en bici, que los niños necesitan hacer ejercicio ...¿?... con está me ha da'o en lo más profundo que aún ahora sigo sin pillar que tiene de malo el ejercicio a dos ruedas...

Desde que somos "una familia" ella está omnipresente en todo lo que hacemos dentro y fuera de casa. Sabe los días que toca hacer la compra, cada cuanto pongo la lavadora y a qué hora bañamos al niño... Álvaro la ha bautizado con el nombre de la "Omi-presente" y desde luego no hay  juego de palabras más acertado que la defina...

La última, criticar mis Kuchen.  Y a mí, los pasteles no me los toca nadie, que quede claro y por delante. El pleito comenzó con las chuches del peque. Las vecinas siempre tienen una chocolatina o unas gominolas  para el rey de la casa pero como es normal, no le damos rienda suelta. Cuando cubre su cupo, cerramos el chinringüito y a la que nos miran buscando un sí o un no, con un leve movimiento basta para saber que las chuches se acabaron por hoy. Esta regla es válida para todas mis vecinas, menos para ella. Omi-presente se salta a la torera nuestra venia y lo normal viene siendo que le dé un chupa-chups antes de comer y una chocolatina antes de cenar de fijo. Helados y demás guarradas a parte. Hace unos días, no le dejé a Lucas que se comiera unos bombones una hora antes de cenar. Le pedí que lo guardara para el día siguiente. El problema no es el azúcar en sí, sino el cacao que le pone como a Moctezuma, y sobra decir que tenemos niño-terremoto hasta las mil y quinientas...

Lucas lloró un poco, le consolé con un empacho de cariño materno y aceptó el trato. Me sorprendió que la cosa no terminara en pataleta, como suele pasar. Lo aceptó tal cual y los guardamos en el bolsillito de su pantalón. Hasta aquí todo perfecto. Incluso llegué a pensar con orgullo "jolín hijo, que bien me has hecho quedar". Pero no, naturalmente. Tuve de testigos a toda la familia de la Omi-presente.. y para qué te cuento! Ya no hay otro tema de discusión en el jardín: por un lado Omi-presente y su consorte, piensan que es más sano un trozo de chocolate que un pedazo de pastel -de mis pasteles-. El resto de vecinos, opinan que bien está lo que los padres deciden. Edith -nuestra última incorporación al patio, amiga y aliada contra los ataques de la abuela vecinal-, pasa de chocolate y de Kuchen porque lo suyo son los filetes y demás viandas en salado. Y Regina -mujer más alegre y bondadosa te aseguro que no he conocido, siempre dispuesta a ayudar, sonreír y lo que haga falta- se apunta como nosotros a todo, que tanto nos da un filete que un flan...
Y yo, por supuesto, me callo. Me pongo a canturrear cada vez más alto. El día menos pensado me dejo llevar y les canto la Traviata. Me toca mucho la moral que un señor diabético y obeso se atreva a decir que un pastel de cerezas casero es más insalubre que una tableta de Milka -o un bombón Ferrero, el chocolate de la discordia- y para sentar cátedra, el hombre añade: "porque ya me lo tiene dicho mi médico, es mejor comer chocolate que"... pues digo yo, que si siguiera los consejos de su médico no estaría como dos mesas camilla, que el pobre hombre no puede dar dos pasos seguidos desde su puerta a la mesa del porche, caminando despacico, chorreando sudor y con un rictus de sufrimiento tremendo.. en fin, que sinceramente y con todos mis respetos: este señor sabe mucho de comer pero poco de alimentación; de nutrición sabe tanto como yo de astro-física que para mí el Apolo era un helado que comía de niña y del mundo exterior poco sé más allá de la odisea en el espacio y de aquello de "Houston, tenemos un problema" ... vaya, que muchas campanas pero poca ciencia...

Así que cuando saqué este trozo de pastel de cerezas y frambuesas al jardín, cámara en mano, se lió parda. Mientras yo disparaba la cannon, los abuelos estaban pasándoselo pipa mirando por la ventana y cachondeándose de mi extravagancia... desde luego, algo similar no lo habían visto nunca... y yo impasible chak-chak... tu sonríe pastel mío, que a miradas necias, bocados sordos. Este pastel está especialmente hecho para llevar. Me encanta el pastel de cerezas recién hecho y chorreante de salsa de cerezas pero a veces viene bien el formato "almuerzo en la oficina" o picnic de domingo. En estos casos, la salsa es un verdadero problema. Por eso puse la mitad de cerezas y la otra mitad con frambuesas, para asegurar que cuajaría bien, ya que las frambuesas tienden a chupar los jugos. No se te ocurra hacerlo con fresas porque sueltan más jugo que las propias cerezas y entonces tendrás sopa con pastel...

El otro truco importante, es añadir un poco de maicena al relleno. Cuando dejas enfriar el pastel -si lo comes caliente no habrá hecho su magia la maicena- la salsa se cuajará por efecto de la fécula, dejando un relleno comparto y jugoso. Otro puntazo, es añadir almendras molidas a la masa. La deja crujiente pero jugosa, sin quedar quebradiza, lo que evitará roturas en los viajes del pastel... un pastel aventurero, dulce, fresco y sí: Kuchen-Kuchen-Kuchen! viva el Kuchen que te parió, pastel mío!


Ingredientes para la masa:
  • 200 gr. de harina
  • 125 gr. de almendras molidas
  • 1 huevo semi batido
  • 2-3 cucharadas de agua fría
  • 100gr. de mantequilla cortada en trozos
  • 1 pizca de sal
  • 2 cucharadas de azúcar

Ingredientes para el relleno:
  • 1/2 kilo de cerezas
  • 1/2 kilo de frambuesas (no reemplazar por fresas)
  • de 120gr. a 150gr. de azúcar moreno (depende de los golosos de la casa. Yo usé 120gr.)
  • 1 cucharadita rasa de canela
  • un chorro jugo concentrado de limón
  • 3 cucharadas de maicena

Preparación:
  1. La masa, como siempre. En un bol pon el harina, las almendras molidas, la sal y el azúcar. Lo unes todos un ratico y le añades la mantequilla fría en trozos. Desmenuza con las manos hasta que no quede polvo de los ingredientes secos y toda la mantequilla quede unida a ellos en forma de grandes migas. Bate ligeramente el huevo y le añades un par de cucharadas de agua fría. Mezcla con las migas y amasa hasta que estén todos los ingredientes bien ligados. Lo reservas.
  2. Pon a calentar el horno a 180ºC. 
  3. Engrasa un molde redondo desmontable de unos 20-22 cm. de diámetro. Coge la mitad de la masa, la extiendes sobre la mesa con la ayuda de un rodillo y cubre la base del molde que aún no habrás montado. Recorta todos los bordes hasta que te quede la circunferencia perfectamente ajustada a la base. Monta ahora el borde y con la mitad de la masa restante -previamente extendida con el rodillo- recorta dos tiras largas y simétricas de masa. Enrollas cada una sobre sí misma, y así vas forrando el borde lateral. Las juntas las sellas presionando con los dedos. 
  4. Rellena el molde con la fruta y con el resto de la masa, corta tiras que irás cubriendo como si fuera una rejilla. De esta forma, el relleno respira y evitas acumulaciones de vapor que retengan en exceso los líquidos del relleno. 
  5. Hornea hasta que la superficie esté suavemente dorada. No controlo mucho los tiempos pero calculo que necesitarás un mínimo de 20 minutos y como máximo 40 para que la masa quede bien hecha sobre todo por la base. Cuando dudo, bajo la temperatura a 150º y dejo pasar los 40 minutos. Así no fallas...

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