Pastel de papas y una candela encendida

Otra vez aquí, sí. Sé que no te dejo tiempo para leer la anterior entrada pero este es un caso de pura urgencia. Pasan cosas y tengo que hacer algo y no es porque se lo deba a nadie, no, que todo lo que me han regalado ha sido puro afecto sin esperar nada a cambio porque hay cosas en esta vida que no funcionan como un fondo de inversión. Uno no hace un favor para que el favorecido tenga que empezar a mover la pasta por los mercados financieros de alto riesgo para que el  favorecedor se sienta satisfecho con la transacción. De hecho, este tipo de persona nunca siente que la deuda está cobrada. Al contrario, se pasa la vida recordando todo lo hecho y deshecho por el muy desagradecido... quita, quita... si eres víctima de un Don favores, mi más sentido pésame...

Pero la vida, que sabe mucho y es estupendísima, a veces pone en nuestro camino angelitos de carne y hueso que nos alegran el alma de pies a cabeza. No tienen la misión de llevar mensajes del supremo o recados de la madre del supremo... no, no. No hacen nada aparentemente espectacular. No vuelan, ni tienen aritos dorados en la coronilla... pero tienen ese duende dentro que hacen que, en los peores momentos, las cosas vayan bien...

Seguro que Andrés nunca imaginó que se había enamorado de un ángel. Fijo que tenía sospechas pero lo achacó al amor que sentía por Erika, su chica de toda la vida y con la que terminó en el altar siendo aún un par de críos requete-enamorados. Hoy mil años después, su ángel se ha convertido es su lazarillo. Un buen susto y una operación urgente, ha hecho que durante unas cuantas semanas Erika sea la luz de sus ojos y, me juego el pescuezo, ella va a ser una prolongación de Andrés, para que nada le falte y de nada tenga que preocuparse... cuando todo pase y él pueda volver a leer, se le van a caer las lágrimas dobladas al leer la dedicatoria que su esposa ha dejado en el blog... un párrafo sin florituras, sin enrollarse -ejem, algunas tenemos mucho que aprender- y directa al grano... digo! al corazón... uf, qué fuerte!
Así que hoy, querida mía, enciendo mi candela por ti. Para que hoy seas tú quién no se olvide que te acompañaré hasta que esto acabe. Y como sé lo desprendida que eres, estoy segura que aprobarás que ésta luz la compartamos con Dolorss y con Esther que también andan de bisturí... que la recuperación sea rápida y liviana, que antes de que nos demos cuenta todo haya pasado... a mi toda esta luz me ha venido de maravilla y confío que tenga el mismo efecto en vosotras.. y en Andrés, claro :-)

Hoy tocaría sopa. Lo sé. Pero rompo la tradición porque esta receta la tenía sin publicar y es hoy el día adecuado. Encontré este pastel de papas argentino aquí, y se me clavó en el corazón o en el estómago que una a veces ya no sabe lo que le pincha. El caso es que acudí a mis gurús culinarios -la Ventolera y la Majuluta- a por consejo... y con vuestro permiso, voy a airear vuestros truquitos...

"A mí me encanta ponerle pasas de uva y huevo duro picado, y al puré de papas normalmente no se le agrega mozzarella, a lo sumo se espolvorea con algún queso duro rallado para gratinarlo en el horno"
La Ventolera

"Mi mamá hacía una versión con camote (batata, boniato) y papa, espolvoreada con canela encima. Otras veces le ponía zapallo (calabaza) al puré..."
La Majuluta



Ingredientes:
  • 6 papas grandes 
  • 1 cucharada de mantequilla y otra de queso tipo philadelphia
  • algo de leche 
  • sal al gusto 
  • 1 cebolla picada 
  • 2 cucharadas de aceite de oliva para freír la carne 
  • 1/2 kilo de carne picada 
  • sal y pimienta al gusto 
  • una pizca de canela 
  • una pizca nuez moscada 
  • orégano y ají al gusto 
  • 2 huevos duros 
  • 1 / 4 taza de aceitunas verdes picadas 
  • queso rallado
  • un poco de pan rallada para que dore mejor el gratinado 

Preparación:

  1. Cocer las patatas a fuego lento y con muy poca agua con sal. Cuando las patata empiecen a ablandar -pero aún les quede cocción- introduce los huevo. En una sartén, pon a saltear la cebolla, añade la carne y saltea brevemente. Sal pimienta, añade las especias, las aceitunas muy picadas y rehoga hasta que la carne esté hecha. Retira del fuego y reserva.
  2. Enciende el horno a 200ºC. Escurre las patatas y las pelas. Pásalas por un pasapuré o prensador de patatas. Añade la mantequilla, el queso philadelphia, la leche y la sal. A parte, pela los huevos y córtalos en rodajas. 
  3. En una fuente de horno o de gratinar, monta el pastel. Lo ortodoxo es montar una ligera capa de puré en la base, la carne, una capa de huevo duro y de nuevo puré. Yo solo monto la capa de puré encima... nos gusta así. Antes hornear, cubre con queso rallado y encima un puñadito ligero de pan rallado. El gratinado queda muy bonito y evita que se chamusque el queso.

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