Caracolas de muesli y pasando olímpicamente

Como cada cuatro años, en mi casa no se ve otra cosa que retransmisiones deportivas. A diferencia de los domingos, donde los acontecimientos deportivos se escogen con premeditación y alevosía, ahora vemos de todo a saco. Cosas nunca vistas como eso de saltar en la cama elástica, otras indignantes que mejor sería no verlas nunca más -leáse lo de tirar al plato, unos tipos y tipas con aspecto de matar bambis día sí día también y con unas panzas cerveceras que ni Homer Simpson en sus buenos tiempos así como los pistoleros que me ponen los pelos de punta- decía, cosas así pasando por todo un calvario de aburridísmas competiciones y ceremonias petardas pero que hay que verlas por no sé qué catecismo que postulan mis mozos. Al peque,hasta cierto punto, lo puedo entender. Le chiflan las banderas y ya se sabe las de medio mundo. Los idiomas, otra obsesión. Se pasa el rato -como imaginarás en mi casa la tele no se enciende hasta que llega el padre- explicándome quién es quién y qué habla cada cual. "Mira, mamá, las tres medallas hablan en inglés.. quieres que te cante la canción de Australia?  y los coreanos, en qué hablan?" y un sin fin de preguntas sobre los colores, escudos y uniformes... jugamos a las entrevistas a lo "y qué tal te fue la carrera" después de jugar a las cartas o al parchis y cada vez al terminar de comer hay podio, como te lo cuento...

Evidentemente, no es por esto que le tengo tanta manía a las olimpiadas. Supongo que es mi maldita manía de racionalizarlo todo y después de 10 minutos aburriéndome como una ostra mirando al personal en chándal empiezo a cuestionarmelo todo: ¿por qué se permite competir a un atleta obeso? ¿por qué se critica a un atleta sin piernas? ¿por qué se permite competir a niños que los entrenos les robó su infancia? por qué... por qué no me creo lo del espíritu olímpico? Ok, puede que sea el cínismo del aburrido, del que no siente ni pena ni gloria por un gol o un record mundial. Es posible, pero yo eso del espíritu olímpico, de hermandad, de un mundo mejor y más saludable, de... para, para! para que no, a mí, si no te importa, me vienes con otros lobos caperucita...
Porque ese espíritu olímpico es el que a las mujeres no les permitió participar hasta bien entrado el siglo 19. Tela. Después de cada gran guerra, ese espíritu determinó que los vencidos fueron excluidos de los campeonatos, no tengo claro si obedeciendo a un gesto revanchista o simplemente por una cuestión práctica ya que para que hubieran participado habría que haberlos sacado de los campos de prisioneros y en algunos casos, haber pospuesto sus fechas de ejecución.. no, no hubiera quedado bonito.

Tampoco quedó nada bonito que las olimpiadas del 36 se celebraran en Berlín un año después de la aprobación de las leyes antisemitas de Hitler, pantomima que durante mucho tiempo los americanos nos han hecho creer que ellos no tenían ni pajolera idea de lo que estaba pasando en la Alemania nazi... que se lo digan a Jesse Owens que después de ganar 4 oros en atletismo fue saludado por su majestad el Führer de lejos, con un despótico movimiento de mano, ya que dejó bien claro que si el Sr. Owens osaba subir a la tribuna buscando un apretón de manos -no, no había que abrazarle ni comérselo a besos- él pondría pies en polvorosa. Y oye, ni un murmullo despertó el tema salvo el corte de mangas simbólico que la raza negra le soltó a la aria. Y digo simbólico, sí, porque la gente de color no tenía ni voz ni voto. Jesse Owens, en sus memorias, escribirá con cierta amargura que no fue mejor tratado en los Estados Unidos de la segregación que en la Alemania nazi.

¿Sigo? pa'qué, verdad? La historia de las olimpiadas está ligada a acontecimientos asquerosos de todo tipo: boicots de corte imperialista - y me da igual en que bandera se arropen-, vetos a los "descolonizadores" que se resisten a abandonar sus colonias -otra que me parto. Vaya palabra más vomitiva ¿des-colonizar? echar a patadas a un invasor que llegó a golpe de mamporro se llama descolonizar?- me cachis. Sí, en todo, me cachis. Qué decía? pues eso, que con la liberación del tercer mundo empezaron a llegar atletas de África y Asia llevándose medallas como churros y esto, en ciertos momentos de nuestras maravillosa historia mundial como que no nos sentó nada bien. Las Olimpiadas de la segunda mitad del siglo 20 están labradas de violencias, discriminación, atentados y desgraciadamente, muertes...

Así que yo no me identifico con este "espíritu". A mí no me divierte ver que cada edición hay más espectáculo y menos deporte. Y cinismo. Y corrupción. Y ... y qué lo deje, verdad? venga, te haré caso pero antes una última reflexión: si quieres aprender la historia de la humanidad da un repaso a los grandes acontecimientos que las acompañaron. Este año, lo más relevante hasta el momento ha sido: el ovni de la apertura de inauguración, los escandalosos apaños en los partidos de bádminton,  el uniforme de los egipcios que era pirata - made in China por los chinos y no por Nike-, un escándalo llamado Twiter porque  parece que tira de la lengua a algunos participantes haciendo que suelten burradas racistas y obligándolos a abandonar antes de tiempo.. ah, y un doping muy bio: un judoka que por error, consumió marihuana...

¿Estamos haciendo historia?

Yo sí. estas caracolas son para pasar olímpicamente de todo y para disfrutar escandalosamente bien de un desayuno. O merienda. O como te de la santa real gana que no tengo ni idea de que habrás hecho hoy pero estoy segura que te has ganado un par de éstas, o tres...


Ingredientes:
  • 375gr. de harina de fuerza
  • 1 cdta. de sal
  • una pizca de cardamomo molido
  • levadura de panadero (un sobre para 500gr. de harina)
  • 2 cdas. de azúcar moreno
  • 170ml. leche entera (yo necesité 200ml.)
  • 40ml. de aceite suave
  • 200gr. crema de almendras (150gr. de masa cruda de mazapán +25gr. de mantequilla + un poco de leche)
  • 200gr. de muesli (con frutos secos)
  • 1 huevo con 2 cucharadas agua y una pizca de sal para pincelar

Preparación:

  1. Templa la leche para que pierda el frío de la nevera. Pon un poquito en un vaso y disuelve en él el azúcar y la levadura. Pon el harina en un bol y mezcla la sal. Añade el aceite, la levadura disuelta en leche y el resto de la leche. Yo dependiendo del tipo de harina que use necesito entre 170 a 200 ml. aproximadamente. Vas echando poco a poco a ver que te admite. Normalmente, dejo a la masa como unos 5 minutos en descanso para dejarla que chupe bien los líquidos. Pasado este tiempo, evalúo si necesita más líquido. Amasas como 5 minutos y dejas que la masa duplique su tamaño -más o menos una hora-.
  2. Mientras hacemos la crema de almendras. Se puede comprar ya hecha. Aquí no hay, así que la hago con masa de marzipan cruda. trituro hasta obtener una crema la masa de marzipan, la mantequilla y unas 3-4 cucharadas de leche hasta que veo que tengo una masa cremosa y fácil de extender. Si tienes que hacer la crema a partir de almendras crudas haz lo siguiente: tritura 75gr. de almendras peladas, 75gr. de azúcar glas, 25gr. de mantequilla y leche hasta que obtengas una crema. 
  3. Cuando la masa ya ha levado, enciende el horno a 200ºC. La extiendes sobre la mesa o encimera enharinando levemente la superficie para que no se pegue la masa. Pones una capa de la crema de almendras y colocas encima el muesli. 
  4. Enrollas la masa haciendo un rulo largo. Coge un cuchillo bien afilado de hoja ancha -como no corte bien se te van a quedar unos churros de mucho cuidado-. Mojas la hoja en un poco de agua y vas cortando rodajas como de 2 a 3cm. de grosor. 
  5. Las vas colocando en una fuente de horno con papel de hornear debajo. Dicen los suecos que como mejor quedan las caracolas es pincelándolas con una mezcla de huevo, leche un poco de sal. Doy fe de que quedan maravillosas. Después de pincelarlas las adorné con un poco de azúcar gruesa. Quedan bien bonitas.
  6. Deja que reposen en la bandeja unos 20 minutos antes de meterlas en el horno. Hornea hasta que tengan un color dorado bien pronunciado. Deja enfriar antes de comer, si puedes. Yo nunca lo consigo. 

Martes 21 de agosto

Acabo de encontrar esta noticia, tristísima e indignante... aquí es donde el espíritu olímpico se ahoga en la dura realidad de miles de personas como Samia...
La somalí Samia Yusuf Omar, de Pekín 2008 a morir en una patera

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