Bizcocho de gofio con manzanas por la gorra
De nuevo nieva a rabiar. En media hora bajaremos a darle a la pala, sudaremos como posesos y antes de poder plantearte cualquier otra labor, hay que pasar por la ducha no sin antes despegarte del cuerpo el ropaje invernal que estará chorreando sin remedio: botas y pantalones a los radiadores, y demás folclore adosado al body directamente a la lavadora que no hay quién maneje tan chorreante atuendo...No sé tú, pero yo soy de las personas humanas que no conciben la ducha sin mojarse la cabeza, cosa que no entrañaría problema alguno de estar calva porque cuando hay cabellos de por medio, la ducha quita sudores post paleamiento nievoso se convierte en un asqueroso trámite que puede acarrear consecuencias gravísimas. Por un lado, si después del duchazo tienes que salir al exterior a hacer tus labores, el pelo húmedo se va a convertir en un fastidio monumental. Por mucho secador que le eches al tema en cuestión -al pelo- la melena, medio melena o cabellera rasa quedará húmeda casi sin remedio. Si tenemos en cuenta que es imposible salir sin gorro al mundo exterior, el resultado es que tus pelos se pegarán a las sienes, a la coronilla, a la frente... a cualquier reducto de cuero cabelludo que puedas imaginar propinando al portador de tan desgraciada cabeza un aspecto de muñeco despeluchado, de ser inadaptado al peine, renegado de la peineta y si me apuras, aspecto de no haber cogido un rulo en su vida...
Tal cual uno entra en un sitio cerrado, jura y perjura que bajo ningún concepto se quitará el gorro del delito. Con un aplomo asombroso digno de admiración, una persona humana corriente que no haya sido entrenada profesionalmente, aguanta estoicamente una media de 45 segundos sin rascarse la cabeza porque para reconcentración de males, cuando entras con gorro invernal en un asadero -entiéndase por asadero cualquier recinto público- en lugar de sufrir sudoración por los poros cabelludos -cosa que sería lo suyo- a uno le entran unos picores insoportables que en algunos casos llegan a convertirse en patologías severas y que no tienen más solución que arrancarse de la cocorota la prenda del suplicio, momento en el que todo el mundo aprovecha para echarte una miradita a lo "Ainsss con lo que hemos sido y mira para lo que hemos queda'o"...sí, así mismo, de asco total!
Así que, de ser posible, los días de intensa nieve, lo suyo es cocer un bizcocho, sencillo, sabroso, sin muchas pretensiones pero que te alegre la existencia y puesto que ...
Y hasta aquí llegué. No terminé la entrada. De golpe y porrazo y sin tener muy claro cómo pudo pasarme esto a mí -doña empiezo y nunca acabo- me encuentro delante de una historia que a estas alturas de la tarde me ha caducado, y o la borro y comienzo de nuevo con un petardeo en otra dirección o la guardo y te la intento colar como fresca el sábado que viene... pues no, tiro pa'lante que el minuto de letra se cotiza bien caro y no es cuestión de andar tirando nada. Y además, no quiero guardarla una semana más, que este bizcocho está hecho con gofio regalado -sí, por la gorra- así que ardo en ganas de publicarlo para que todo el mundo sepa la suerte que tengo...
Porque últimamente el gofio no falta en esta casa. Ya hace tiempo, disfrutamos del que me mandó Teresa, a la que quiero con locura y como una hormiguita me guardé un puñadito para hacer un bizcochito en alguna ocasión especial... antes de Teresa, el que me mandó Laube cuando gané el concurso de recetas de aprovechamiento. Ahora Deborah me ha mandado más, un paquete de gofio recién molido del que guardo, una vez más, un puñadico para estirarlo más y saborearlo a gusto...
Desde ya, amenazo con traer otra versión más de bizcocho de gofio y al igual que este, con fruta porque las harinas de maíz en general secan demasiado las migas. Se convierte casi en misión imposible hacer un pastel con dosis razonables de aceite o mantequilla. Para compensar la sequedad de la miga, lo mejor es hacerlos con frutas. El resultado es un bizcocho jugoso, con ese sabor a maíz tostado, ligeramente acaramelado, y jugoso -me estoy repitiendo, verdad?- a rabiar por la acción de la manzana que nunca defrauda...
Gracias chicas por hacernos disfrutar tanto:-)
Ingredientes:
- 4 huevos
- 120gr. de azúcar morena
- 1 cucharada de mermelada de naranja
- 150gr. de leche agria (sauerrham) o cualquier otro fermentado: yogur, buttermilch, crema agría...
- 1/2 cucharadita de vainilla molida o esencia
- 80ml. de aceite de maíz (usé mitad de aceite de nueces pero este es muy difícil de encontrar)
- 150gr. de gofio (harina de maíz tostada)
- 150gr. aproximadamente de harina repostera
- 1 cucharadita de polvos de hornear
- 1 pizca de bicarbonato
- 3 manzanas grandes (cualquier clase ácida o semi-ácida)
- el zumo de 1/2 limón
- 1 pizca de canela
- 1 cucharada rasa de azúcar morena
- un poco de mermelada de melocotón o albaricoques rebajada en agua para pincelar por encima.
Preparación:
Precalienta el horno a 180ºC. En un bol mezcla los huevos, la mermelada y el azúcar. Cuando el azúcar se haya integrado por completo, dando un aspecto cremoso a la mezcla, añade la vainilla, la leche fermentada o el yogur y sigue batiendo. Incorpora el aceite y vuelve a batir. A parte, mezcla el harina de trigo con los polvos de hornear, echa también el gofio y lo añades todo a la mezcla. Pasa la masa a un molde redondo no muy alto y deja que repose unos minutos mientras preparas la fruta...
Pelas las manzanas y no olvides lavarlas bien porque si tienes gente menuda a tu vera anímales a que prueben las mondas de piel. Les chifla. Así a la que pelas, ellos se las comen, tú dejas que te metan alguna en la boca... antes de que acabes de pelarlas todas, tendrás el corazón hinchado de felicidad. Saborea el momento antes de seguir... Ahora, las cortas en cuatro partes, retiras las pipas del interior y las cortas en gajos más bien gruesos. Los pones en un bol, les añades el zumo de limón, la canela y el azúcar. Remueves brevemente y un poco a lo hosco y procedes a colocarlas sobre la masa.
El rato que le has dado a la masa, habrá hecho que la superficie esté más espesa. Esto pasa con todas las harinas pero en especial con las de maíz que espesan considerablemente. Así conseguirás que la manzana no se hunda al fondo manteniendo este aspecto flamboyante tan difícil de conseguir en las masas hechas con aceite en vez de mantequilla...
Hornea una media hora antes de sacar el pastel del horno y pincelarlo con una mezcla de mermelada y agua. Yo suelo usar el jugo que desprendieron las manzanas. Vuelves a meterlo en el horno hasta que veas que el centro está cuajado (pincha con un palillo para comprobarlo).
Y disfruta mucho. Mucho.
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