Crema de berenjenas y pimiento para hablar de amor

Y tú qué, ¿qué tal vas de amor? Cada vez que nos cruzamos con un parroquiano por nuestra acera, le preguntamos por la familia, por la salud, por los chicos, qué tal llevan el colegio, o la uni... pero nunca nos atreveremos a preguntarle por el amor.

- qué tal Fulano, ¿estás enamora'o?
- pues ya ves, Mengano, algo pero es que últimamente lo tengo regular, un poco anemioso pero el doctor me ha dicho que no me preocupe, que con una tabla de ejercicios se me va a poner el amor renova'o, como cuando fui chaval, joven y hermoso, ardiente... en fin, que me lo va a dejar nuevo.
-oye, pues ya me contarás que lo mismo no me vendría mal un poquito de esa terapia, que aunque a día de hoy no me puedo quejar ya sabes que estás cosas llegan así, sin avisar...

¿Te imaginas un mundo capaz de darle la vuelta así a la tortilla?
No tengo ni idea de por qué las personas somos tan paranoicas en lo que al amor se refiere. Hay quienes se pasan la vida buscando el amor perfecto, o el verdadero, o el auténtico... le hacemos patrones con costuras de lo que nos han contado por aquí, lo que hemos leído por allá y lo visto por doquier... como niños inventando un mundo con nubes de color azul porque las blancas, grises y negras son demasiado reales para desearlas... A mí me contaron que el amor auténtico es el que dura siempre. Si se rompe por el camino, es porque o bien te equivocaste al elegir o bien porque eres un puro fracaso, una despegada malcriada que no ha sabido luchar por lo importante -bueno, esto si hay papeles de por medio porque si se rompe con un noviete anónimo pelillos a la mar-. ¿Tanto nos cuesta entender que el amor tiene su propia moral? ¿quién nos ha dicho que la vida creó el amor para perdurarlo? puede que nuestra única misión sea sentirlo, dejar que las chispas hagan y deshagan a su antojo y que nuestra única misión sea dejarnos nutrir, crecer, aprender de lo que desprende. Porque cada vez que nos enamoramos queremos ser mejores, más guapos, más dulces, más lustrosos, de arriba a abajo... a lo grande... ¿no es genial?

Puede que si le dejáramos más libre, si nos dejáramos de parrochadas morales y nos centráramos en el puro sentimiento, puede que así sabríamos sacarle todo su juguillo. Puede que si desde chicos nos hablaran de él con más naturalidad, quizás no sufririamos de pánico preamoroso o cinismo postmarital. Incluso, hasta puede que no le tendríamos miedo. El miedo a perderlo es tan irracional, que hace que lo rechacemos incluso antes de comenzar la función. Puede que si los roles sociales se mantuvieran al margen, de cada amor vivido podríamos cuadrar caja en positivo, contando los reales de felicidad que nos proporcionó y no con ese triste pagaré al portador de fracaso, frustración y oído cosido puntada a puntada por intentar retener lo que tuvo que terminar siglos atrás.

Tómate dos minutos, y piensa como tienes el amor. Estás enamora'o Fulano? pues devora a tu chic@, cómetelo como quieras: con picardías, caricias o chuperreteado a besos. Cada cual que lo exprese como le salga. Pero sácalo, y no seas como esos chicos del colegio que si te tiraban de las trenzas significaba que estaban por ti. Seamos más brutales: más abrazos, más picardías. Y por supuesto, más sexo, que no hay problema conyugal que pueda resolverse sin antes un buen repaso a los bajos, con mucho deleite carnal, a lo grande y entre una cosa y otra, risas, muchas risas... y luego, después, uno descubre que por fin puede hablar de "lo que nos está pasando" en el mismo idioma...

Y si el amor se murió, de puro herido día tras día, déjale marchar. No te aferres al destrozo que la frustración dejó tras de sí. Deja que marche, cúrate las heridas hablando mucho de lo que sientes, déjate abrazar y mimar y recuerda que aunque parezca mentira todo pasa. Junto con el hacha de guerra entierra también todos esos "nunca jamás" y vuelve al ataque. Ama de nuevo y deja que la vida haga el resto... Porque para cuando la vida decida que llegó el momento de apagar la luz, en ese instante que dicen que toda tu vida pasa por tu mente como un suspiro, pues puede que entonces, de tanto amor vivido, ese instante antes de irnos se haga eterno.
Y como siempre que hablo de las cosas de la vida, pues vengo con sopa. Una crema de verduras asadas para que intensifique el sabor, brutal, como un revolcón pasional. Quién quiera darle un poco de chispa que le ponga unas gotas de tabasco porque ya se sabe, las cosas buenas de la vida, con un toquecito picantón, lo más normal es que terminen ofreciéndote el postre entre crujir de sábanas... no es mal plan. Y por cierto, mi plan era hablarte de mi primer amor... lo haré en la próxima entrada...

[Continuará..]



Ingredientes:

  • 2 berenjenas medianas
  • 1-2 pimientos rojos
  • 2 cebolletas con tallo
  • 2-3 dientes de ajo sin pelar
  • 1 boniato no muy grande
  • 2 tomates
  • 2 cucharadas de puré de tomate
  • 1 y 1/2 litros de caldo
  • unas ramitas de tomillo fresco
  • 100ml. de sauerrahm (leche agría) crema agría o yogur. Lo que sea menos nata.
  • sal y pimienta
  • un chorrito de aceite de oliva


Preparación:

  1. Precalienta el horno a 200ºC. Lava las verduras y colócalas sobre una fuente de horno. Los pimientos y los dientes de ajo, enteros y sin pelar. Las berenjenas y cebolletas partidas por la mitad y las berenjenas con la carne boca abajo -así la piel protegerá  sus jugos y evitará que se sequen-.Los tomates por la mitad y el boniato en trocitos. Pones un chorrito de aceite de oliva y lo horneas 30 minutos. Si ves que cogen demasiado color, cubre las verduras con un poco de papel de aluminio. A la media hora, apagas el horno, dejas el papel de aluminio bien sellado, y dejas la fuente dentro del horno apagado unos 20 minutos.
  2. Pelas las verduras, las troceas y las pones en una olla junto con el caldo, el puré de tomate unas ramitas de tomillo fresco. Deja que cueza 10 minutos, añades el yogur o la leche agría y sal pimientas. 
  3. Sacas las ramitas de tomillo y lo pasas por la batidora o pasapurés. Listo para disfrutar.

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