Coca de calabacín y champiñones que hablan de nosotras
Si sigues un poco la trayectoria de este blog, sabrás que entre estas recetas de cocina hay más chicha de la que a priori uno espera encontrar. Entre ramita de perejil y sofrito se esconde la Maite al desnudo. Pocas veces he dejado algo sin contar. ya sea un sentimiento, un amor, un enfado. Es posible que olvide un ingrediente o no aporte demasiados detalles en ciertas preparaciones. No ilustro mis recetas con composiciones estudiadas ni con cámara reflex, trípodes o demás enseres profesionales. Adoro los blogs culinarios de foto & food pero nunca he deseado andar en esa dirección. En cambio, he hecho de las cosas de la vida la gran ilusión de este patio de butacas donde entre cucharada y cucharada nos contamos, desahogamos, reímos, lloramos y nos destornillamos por bobadas... otras, toca triturar la realidad, censurar y abrir los ojos a la injusticia, al abuso y a la violencia ... en más de una ocasión se ha dicho de este lugar, que cuando uno llega a hierbas y especias no sabe si viene a reír o a llorar. Pues creo que mi vida, a veces -o ¿siempre? yo ya no sé, perdí la perspectiva- es como este blog.
En estas vacaciones tuve una visita muy muy deseada, muy corta por desgracia, pero intensa y maravillosa. Y nos tocó reír y llorar a partes iguales.
Por fin, después de tantos meses planeando y buscando huecos, N. y J. nos visitaron. El reencuentro fue como el de amigos de toda una vida que se juntan al fin. Lo cierto es que era la segunda vez que nos veíamos. La primera en Barcelona hace 2 años, una tarde a la carrera porque cogíamos después el ferri a Livorno de vuelta a casa. Pero esa gran ilusión que es el mundo de los blogs, ha hecho de nosotras a lo largo de estos 4 años juntas unas amigas del alma, inseparables pese a la distancia, siempre atentas una de la otra, de lo que nos pasa y hasta de lo que nos deja de pasar. Y la amistad es lo que tiene, que se contagia, y lo grande de esto es que nuestras familias se han sentido siempre muy cómodas y han tejido con nosotras ese mismo sentimiento de cariño sólido. A veces da vértigo pero la sensación es maravillosa.
Nos dio tiempo a todo. No sé como pero nos lo dio. Visitamos un lago vacío de puro calor aunque el día estaba gélido y ventoso en pleno agosto. Duramos dos asaltos, hasta que empezó a llover. Subimos montañas -en coche, no había tiempo de hacerlo a pié- visitamos Viena y cenamos en un restaurante comedor del centro al puro estilo vienés, y no el estilo que se vende a los turistas sino el otro, el de la gente de a pié. La otra Viena. En fin, de todo: recolectamos en la huerta, paseamos, nos peleamos con las avispas -tenemos plaga declarada en todo el territorio austriaco- jugamos a la Wii con Lucas, hablamos, discutimos de política -flipar, una madrileña, un austriaco y dos manresanos y salimos tan amigos:-D hicimos una salchicha party, comimos sopa, gratinado de queso quark y verduras del huerto. Bebimos cerveza como bávaros y reímos a rabiar.
Pero también tocó llorar. N. andaba pendiente de unas pruebas que se estaba haciendo su madre y por desgracia el diagnóstico no pintaba bueno. No había aún confirmación oficial pero ya se podía sumar dos más dos. Empiezan con la quimio cuanto antes. Angustia, dolor contenido y esperanza se mezcla con lo cotidiano. Buscar ayuda para la casa, información de qué hacer, cómo llevar, cómo ayudarla en el día a día para que esté lo más cómoda y arropada posible. Cómo hacer para no rendirse, seguir luchando con uñas y dientes por lo que uno más quiere. Vivir sano y salvo. Mi cáncer es crónico, está ahí pero no me causa mal. Es el estado ideal para una enfermedad degenerativa. Acostumbrarse a vivir con él y dar gracias a la vida porque no te cause mal... lo demás es el plan de siempre: vivir y ser feliz... pero mirando atrás, y recordando a mamá y a papá le dí el consejo más preciado que saqué de aquella experiencia: ahora es tiempo de devolver a tu madre todo el cariño, amor, ternura y dedicación que ella te ha dado desde el mismo día en que naciste... si estás pasando por algo así, recuerda mis palabras. Siempre, siempre cuida de ellos como ellos te cuidaron a ti, desde un resfriado al sarampión. Es la única manera de vencer la enfermedad.
Así que hoy no solo destapo mi alma sino que os muestro la de ella. Se que ahora mismo estás con ella y que ambas vais a leer esto. Sra. Madre, tiene usted una hija estupenda y al igual que usted, la quiero a rabiar. Sé que lo que usted tiene no se puede curar, pero le deseo que su bicho se convierta como él mio, en un intruso que entró en mi cuerpo sin pedir permiso y ahí se quedó, a vivir conmigo sin hacer ruido. Eso le deseo yo para el suyo, que calle y se mantenga quietecico. Tengo un santón cubano que cuida la entrada de mi casa. Le voy a poner dos chupitos de ron en vez de uno. Uno para que nos siga cuidando a nosotros y otro para que le cuide a usted :-) un abrazo enorme y déjese querer.
Y a ti, mi lector del alma, te pido que les mandes un terremoto de buenas vibraciones que las ayude a tirar con entereza, algo que por cierto, es tremendo lo bien que lo están haciendo. Ahora es tiempo de dejar que el cariño nos arrope y estas etapas tan duras de la vida las afrontemos lo mejor posible. Es tiempo de no concentrar la pena, sacarla y dejar que ruede. Es tiempo de queremos más que nunca. Te quiero mucho N.
Ingredientes:
- 2 calabacines medianos (entre 400-500gr)
- 2-3 cebolletas
- sal y pimienta
- 250gr de harina (100gr. de integral y el resto repostera)
- un sobre de polvos químicos (o 2 cucharaditas)
- 2 huevos
- 1/2 taza (de un vaso medidor) del buttermilch o yogur
- 60 ml. de aceite de oliva
- 3-4 cucharadas de queso rallado al gusto
- unas hierbas frescas muy picadas (perejil, etc. Yo usé una mezcla de albahaca, perejil y orégano fresco. Usa lo que quieras pero que sea fresco)
- 200-300gr. de champiñones (usé Porto Bello)
- Salsa worcester
- un poco de salsa alioli para acompañar
Preparación:
- Trocea los champiñones en láminas y los sofríes brevemente a la sartén con unas gotas de aceite de oliva. Salpmienta un poco y riega con un chorrito de salsa worcester. Deja que consuma y que cojan color los champiñoes. Los reservas.
- Precalienta el horno a 200ºC.
- Ralla o pica los calabacines (troceados sueltan menos agua) y las cebolletas en rodajitas finas. Añade los huevos, el harina, los polvos de hornear, el aceite de oliva, buttermilch, sal y pimienta. Lo bates todo bien. Al final, mezcla el queso rallado y las hierbas.
- Pon un papel de hornear sobre la base de un molde ancho (yo uso de 40x30cm). Reparte la masa uniformemente y coloca las rodajas de champiñón por encima. Hornea unos 30 minutos a 200ºC y si coge color rápido, baja a 180ºC. Cuando el centro de la coca esté cuajado (usa un palillo que deberá salir seco, sin masa pegada) lo sacas y dejas que temple antes de consumir.
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