Galletas rumkugeln para acompañar y un acto solidario

Mi querida Lola publicó unas galletas navideñas muy especiales. Lo primero y menos importante, especiales porque llevan mi nombre y mi miniyo interior se expande de felicidad cada vez que alguien querido me nombra y dice cosas bonitas de esta cotorra que cocina y zampa por este blog... emoción, mucha, y más al leer su concepto solidario que -me consta- va más allá de un simple gesto o palabras. Ella hace, no solo habla y eso es grandioso. Porque hay mil maneras de ayudar a los demás y como dice ella, gastando poco tiempo porque huecos y oportunidad siempre habrán y más con los tiempos que corren.
Y así, a través de ella es como he conocido esta iniciativa  #RecetaSolidariasParaNavidad. Las normas y bases de esta acción requieren que la receta sea económica y digna de una mesa de navidad. Ya sabes que yo no engalano mucho aunque sí decoro con especial mimo. Unas manzanas o mandarinas, unos frutos secos o castañas y un par de flores y queda un centro de mesa espectacular. Mi cubremanteles, el clásico de vichy rojo que no solo usamos en navidad sino los domingos especiales. Nuestros menús son siempre de lujo pero con productos sin revalorizar en las fiestas. Sé que en España mucha gente no entiende una cena de navidad divertida y feliz sin servir mucho marisco, patés y asados de babies, contra más baby el bicho mejor... Pues yo no. Babies dejé de comer hace tiempo. Me parecía una moral recortada eso de no comer pezqueñines pero si cerditos y corderitos recién nacidos. No sé, me lo pensé y no me gustó la idea. Me estaba zampando sin pestañear bebés lactantes que se les sacrifica sin pudor y sin cuidar que no sufran el estrés del matadero. No calzo y ni visto esto desde hace unos años. Mi vida es igual de plena y disfruto igualmente de un buen bicho adulto. A ser posible -cuando el bolsillo nos lo permite- lo compramos en granjas donde sabemos que han llevado una buena vida y se les sacrificó con respeto... y desde luego, mi bolsillo agradece una barbaridad no tener que pagar esas sumas por unos langostinos, un centollo o unas cigalas... pues tampoco me da la gana de incrementar las arcas de esa pandilla de intermediarios que se forran a costa de especular con los productos navideños.
Así que con esta acción podemos por un lado ser solidarios con nosotros mismos y hacernos un gran favor ahorrando para los chicos o para cuando arrecie tormenta, cosa que en cada vez más hogares acontece. Además, si bajamos el listón, haremos que los que no tienen ni para pagar las facturas no se sientan frustrados y derrotados. Odio que nos hagan sentir que vivimos en un mundo de vencedores y vencidos. Estar en lo alto de una cima o pasando un bache es parte de la vida y no debemos consentir que nos etiqueten por ello. Es más honesto vivir acorde a lo que uno tiene que hacerlo presumiendo de un lujo ficticio a costa del bienestar de los suyos.
No quería hacerlo pero no me he podido resistir. Sí, he ido otra vez a la rae y aunque todos relacionamos solidaridad con caridad no lo es. Se define como una adhesión circunstancial a la causa de otros y tal y como están las cosas es lo mejor que podemos hacer. Ayudar a los que las pasan canutas y no hay que hacerse socio de hornos sin fronteras. Lo mismo en la puerta de al lado, vive alguien solo, enfermo o pasando dificultades económicas. Abre tu casa de par en par y si tienes que poner un comensal más en tu mesa, que así sea. Hornea unas galletas y llama a su puerta, porque en Navidad todo está permitido y lo mismo, a estas alturas de la vida, se conceden milagros.
Y aunque más prosaico y mundano que sepas que yo no tendría que estar aquí escribiendo esta entrada. Ando con 8 kilos de galletas surtidas entre manos. Son para inaugurar el primer domingo de adviento... y las que nos quedan. Así que me hizo tanta ilusión que Lola y yo andáramos las dos entre masas navideñas que no me he podido resistir a enseñarte estas galletas que forman parte de mi zarzuela de adviento. Las he llamado rumkugeln porque se parecen mucho, pero en lugar de versión trufa en versión galleta. Son rápidas de hacer y seguro que tendrás que esconderlas como he tenido que hacer yo porque sino, estás vuelan...

Ingredientes: (la receta la encontré aquí)
  • 170gr. de mantequilla a temperatura ambiente
  • un poco de vainilla molida o extracto
  • 2-3 cucharadas de ron añejo
  • una pizca de sal
  • 75gr. de azúcar
  • 200gr. de harina repostera
  • una pizca de canela
  • 175gr. de chocolate negro
  • 100gr. de nueces molidas (yo las mezclé con avellanas molidas)
  • azúcar glas para expolorear

Preparación:

Precalienta el horno a 180ºC. Pica el chocolate en una tabla espaciosa y un buen cuchillo de cocina. En un bol, mezcla la harina, la sal y la canela con la mantequilla hasta que esté integrado (es una masa blanda). Le añades el chocolate, las nueces, el ron  y la vainilla y mezclas con las manos hasta que esté todo uniforme. Haz bolitas de unos 13-15 gr. y las colocas sobre  la placa del horno. Deja separación entre unas bolas y otras. No sobrecargues la bandeja. Hornea como unos 20 minutos. Aún templadas, espolvorea el azúcar glas por encima.




NOTA:
Esta es la versión que ha hecho Lola. Divertidas como solo ella sabe hacerlo :-) en lugar de kugeln (bolitas) las hizo en forma de croqueta. Esto es lo que se dice hacer una versión española y lo demás es bollería... gracias Lolibel!


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