Pastel de calabacín y albóndigas

Esta mañana, Karina me ha recordado la campaña que hizo la marca Dove hace un par de años donde pidió a 7 mujeres que se dejaran autorretratar por un conocido dibujante forense colaborador del FBI. Un primer dibujo, se hizo siguiendo la descripción que cada mujer realizó sobre sí misma. Anteriormente, se habían reunido con un grupo de gente y a nadie se le explicó por qué. El dibujante hizo un segundo retrato pero esta vez siguiendo la descripción de las personas que habían estado en contacto con cada protagonista. El contraste, brutal. Recuerdo que lloré. Alguna de las chicas también. Dios mío! que horribles se veían a sí mismas.

Y es que por alguna perversidad de la vida, nuestra mente no es capaz de analizar el cascarón. Por dentro, tenemos claro de qué color es la yema y la clara. El arrogante pensará que la suya es de calidad superior y el acomplejado dirá que tiene la que puede, que la vida no le dio para más. El pasota dirá que le importa un huevo y el cínico que para lo que nos vale que mejor haber sido gallina. Yemas para todos los gustos, eso no me lo negarás. Ahora, es curioso como nuestra psiquis no es capaz de hacer lo que parece más sencillo, y es mirarnos tal y como lo hacen los demás. Ya sabes que acudir a la RAE es uno de mis defectillos crónicos y esta vez no podía dejar pasar la oportunidad. Según la academia, la mente es la potencia intelectual del alma. Ahí queda para que tomes conciencia de lo tontos que somos, que ni con los motores a máxima potencia alcanzamos a vernos tal y como somos. O tal y como nos ven. Y si además el que llega está fresco, neutral, de esos que aún no te han conocido lo suficiente como para fijarse al dedillo de cuantas verruguitas tienes o de si el bigotillo echó a crecer o... nada de nada, a pelo. ¿Ojo clínico? puede ser, pero el caso es que un tip@ cualquiera, de esos a lo yo pasaba por aquí y me paré a saludar, es capaz de describirte con una belleza infinita... o casi.

Es evidente, que la campaña pretendía hacernos ver lo frágil que es nuestra autoestima pero como a retorcida y toca narices no hay quien me gane, me aventuro a preguntar al agente del FBI : Oiga Sr. Agente, que pasaría si usted se fiara de cómo me ve mi vecina , la Frau Spolenak, que me tiene una manía del ocho... o de mi suegra, que tampoco me tiene en alta estima... o de una amistad desleal.... o de mi marido.. Oh dios mío! cómo me verá este hombre! Lo mismo me sorprende pero si él tuviera que describirme estoy segura que habría muchas lágrimas de por medio. De sorpresa o de decepción y en cualquier caso, mientras le diera a usted las pautas a dibujar, yo estaría hecha un manojo de nervios porque no solo las escopetas las carga el diablo. Las buenas intenciones a veces tiran a dar de puro sin querer... o no... a saber.
En cualquier caso, me aventuro a darte el mejor consejo de la historia de este blog. ¿O no? cachis que cada vez mi autodeterminación se tambalea cual flan recién emplatado camino de la mesa. Aun así, créeme si te digo que la mejor cura para una autoestima en horas bajas es, alejarte de los que te quieren a medias. Esto es como en la guerra. O se te quiere o se está con el enemigo. Amistades rancias que aprovechan cualquier ocasión -por tu bien, únicamente por tu bien- para darte consejos de cómo eliminar el culete lavadora que has echado, o esas arruguitas de la frente -qué lástima con lo mona que eras- o cómo renovar tu vestuario porque hay que ver que poco partido te sacas querida mía... a esas, fuera! elimínalas de tu vida de un solo plumazo. Arrímate a los que te quieren bien y te admiran a rabiar aunque no está de más recordar a tu mundejillo que si de vez en cuando te dicen cosas bonitas como que no pasa nada, que no se asusten, que el pavo no se te va a subir apenas, tan solo es cuestión de darle un puntapié a la dichosa autoestima que le encanta estar jugando con los felpudos... qué más! Ahhh, el ingrediente principal. Tú. Mírate al espejo solo cuando estés flamboyante, no saques nunca conclusiones precipitadas a primera o última hora del día, con el pijama puesto, las ojeras en hora punta y los pelos desbaratados. Júzgate solo en los buenos momentos. Total, tienes elección, no? pues elije bien.

Hoy recibí un mail muy lindo. Decía: "(...) Di contigo por casualidad: Encontré el reenvío de tu mensaje pidiendo un abrazo para tu hijo en alguno de mis contactos de FB. Me encantó que una madre hiciera algo así (...) Sólo quería decirte que me encanta lo que transmites y que creo que hacéis una familia muy muy especial (...) Y eso es todo, sólo quería saludare y decirte que tienes un blog precioso, que derrocha cariño y que nutre como lector y como comensal (...) Un beso fuerte y no cambies esa alegría y bondad que transmites." Y lloré. Llamé a mi amiga y le dije: Karina, no me reconozco. Y lloré otra vez. Dejo este post a mano para no olvidar quién soy.
Nota (Son las 14:00 en punto y sereno) 
María, nos conocemos desde hace, cuánto ¿4 años? o ¿son 5? pero recuerdo que me encandiló tu sonrisa. Ni tus recetas ni tus fotos de los postres. Tu sonrisa, porque siempre que te leo, te veo y te recuerdo, te pongo cara de anuncio profident. Ojos vivos, despiertos y amables. Abierta y cordial. Fácil de llegar al alma y deseosa de compartir lo que piensas y lo que sientes. Mamá requeteguapa -menudo tipazo- dispuesta a vender el alma al diablo con tal de proteger a los chicos. Como aún no has dado con la tienda de empeños, te desvives para que ellos vayan superando las etapas y los tropezones que se les pone por delante... Si alguien me llegara ahora mismo y me preguntara ¿conoces a María? ¿cómo es? contestaría sin pestañear: es maja a rabiar.


Ingredientes:
  • 300-400gr. de calabacín rallado o picado y sin pelar
  • 1/2 cebolla
  • 1 huevo
  • de 2 a 4 quesitos (dependiendo del tamaño)
  • de 180 a 200gr. de harina (la que te admita. Mira la foto de abajo de la masa)
  • 1 cdta. rasa de polvos de hornear
  • 2 cdas. de aceite
  • sal y pimienta
  • queso y pan rallado para cubrir (a gusto)

Para la carne:
  • 1/2 kilo de carne picada
  • 1 huevo
  • 1cda. de sauerrham o yogur natural
  • un poco de mostaza
  • unas gotas de salsa worcester
  • 1cda. de harina
  • sal y especias a tu gusto 

Notas:
  • Mi consejo es que no peles los calabacines. Ni siquiera parcialmente. No sé por qué pero pierden más líquidos pelados y le da un aspecto mucho más acuoso y similar a una quiché. 
  • La proporción harina calabacín es bastante relativa. Mira la textura en la foto que está debajo. Esa es la consistencia y no dudes en rectificar si hiciera falta. 
  • Si no sabes cómo especiar la carne te recomiendo que uses algún preparado ya hecho tipo tex-mex o similar. Yo he usado una mezcla de ajo en polvo, pimentón, orégano, tomillo y un poco de comino. También te recomiendo una mezcla de ajo y cebolla en polvo, pimentón, pimienta de Jamaica, mejorana y cayena. Evito usar ajo y cebolla fresca porque se repiten mucho y te pasas la tarde comiendo albóndigas. 
  • A la carne le he puesto harina en vez de pan a propósito. He tenido la sensación que la vez que lo hice con pan la carne quedó algo seca. También te sobrarán pelotitas que yo suelo aprovechar para añadírselas a la sopa que es uno de sus submarinos preferidos:-P

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 200ºC.
  2. Ralla o pica el calabacín en trozos muy finos. Haz lo mismo con la cebolla.
  3. En un bol y con la ayuda de unas varillas eléctricas, mezcla las verduras con el resto de ingredientes: el huevo, la harina, los polvos de hornear, el aceite y los quesitos.
  4. Salpimienta y transfiere la masa a una bandeja de horno o molde rectangular grande (30x40cm. más o menos) enmantecada o cubierta con papel de hornear. Reserva.
  5. En otro bol, mezcla todos los ingredientes para las albóndigas y forma las pelotitas. Colócalas repartidas encima de la masa.
  6. Hornea hasta que coge color dorado y uniforme por la superficie. Si es necesario, baja el horno a 160º para evitar que sobrecoja tostado por unas parte y otra no.

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