Espaguetis con pesto de almendras

Estoy harta de que facebook me obligue a recordar lo que a él le de la gana. Mis recuerdos son míos y solo yo debería tener el control de invocarlos o no. No lo soporto. A veces abre puertas que no deseo traspasar, como una reflexión que publiqué hace mucho tiempo sobre una mamá con cáncer que dejó escrito su manuscrito de vida a través de su blog. Hazaña maravillosa, un ejemplo de entusiasmo por la vida pero que cuando falleció nos dejó una tristeza brutal y ahora me la desentierra en un momento en el que anímicamente no me encuentro flamboyente de energías y las que tengo, las debo concentrar en mi mundo, no en el que la red social me construye...
Cada día facebook me muestra infinidad de noticias de curas rápidas contra el cáncer, vacunas mágicas contra el alzheimer, titular -por cierto- acompañado de la foto de una señora muy sonriente con muchos sensores en la cabeza pero que cuando lees el artículo se detalla que solo ha sido probado en ratas de laboratorio y no en humanos... engaños, bulos, mentiras de ida y vuelta que regresan muchas veces con diferentes historias pero una misma foto, como la de una nena que fue atacada por un perro y se aprovechó para construir distintas falacias como que la cría sufría malos tratos de su padre o de un niño musulmán que la agredió con brutalidad por tener un ojo de cada color... tremendas estupideces a veces pero que juegan con nuestros miedos y es que está demostrado que no somos capaces de distinguir el engaño y que el 70% de las veces nos la cuelan doblada y sin pomada.

Así que un espacio maravilloso, en principio creado para mantener lazos de amistad y contacto con amigos nuevos, viejos y cibernéticos -sobra decir que con quien me junto es mi problema- se ha convertido en una plataforma que controla lo que veo y con quién me relaciono, censurando al Museo del Prado por mostrar desnudos pero permitiendo bulos inmorales o espaneadores que me ametrallan a diario con sus productos o los servicios de la madre que los parió... sí, quemada de ver lo que no deseo y no enterarme de lo que hacen los que si quiero seguir y su pecado es no ser coñazos porque facebook da prioridad a los que más uso hacen de su plataforma es decir, plastas egocentristas que me meten desde sus selfies a la tortilla de patatas hasta por las orejas, agencias de marketing que han prometido audiencias imposibles a sus clientes y, los más zotes a mi entender, blogs y medios que se dedican a expandir noticias virales sin contrastar -por supuesto-, sin valorar éticamente su contendido -por supuesto- y sin más propósito que conseguir muchos clics en el menor tiempo posible, requete por supuesto.

Hace unos meses reflexioné en una de mis entradas sobre esto mismo. ¿Facebook es un reflejo de mí misma? Definitivamente no. No es lo que yo construyo sino lo que me meten a capón sin darme libertad a definir mis prioridades. Y aquí siempre hay quien dice: pues bórrate y punto. Y ¿por qué? me pregunto yo, por qué me tengo que convertir en un ser asocial anacoreta y solitario solo porque.. qué? como una dictadura, esto son lentejas o las comes o las dejas? o qué?
Quiero ser libre para ser bombardeada por quien yo desee. Quiero separar a aquellos que me gustan y a los que deseo seguir. Quiero que la plataforma me marque y avise sobre personas que llevan años sin comunicarse conmigo, que están ahí y no sé muy bien por qué y desde luego, deseo decidir yo qué publicaciones son o no importantes para mí. Cada vez que hago limpieza o deseo poner orden, es un quebradero de cabeza tener que repasar casi uno por uno quién es y qué puede ver, si sus amigos me ven o no y si me etiqueta cualquier titirimundi que no tenga el poder de llegar a todos mis contactos... quiero controlar mi vida fuera y dentro de la red a mi aire y no al estilo secta donde o acatas todo sin rechistar o te esfumas...

Pues sí, la semana que viene voy a volver a hacer limpieza en facebook. Esta vez va a ser brutal. Quiero sanear mi mundo y mis alrededores que me son tan vitales como el comer. Estos espaguetis son una receta que clamaba por publicarse. No por mí sino por mi hijo Álvaro que adora los pestos. La última vez que estuvo en casa me dijo que mermeladas no, que pestos y salsas todos los que quisiera. Y eso hicimos. Llevaba en la maleta más frascos que calcetines :-)


Ingredientes para 4:
  • 50gr. de almendras molidas
  • 75gr. de queso parmesano
  • 2-3 dientes de ajo
  • un buen manojo de albahaca fresca
  • aceite de oliva
  • un poquito de sal. Opcional: pimienta negra
  • 400gr. de espagueti y agua abundante con sal para cocer la pasta

Preparación:
  1. Pon todos los ingredientes para el pesto en el vaso triturador o en la procesadora de alimentos. Lo trituras hasta tener una pasta fina pero con textura. La cantidad de aceite depende de lo que te admita el parmesano y la almendra. Debe de quedar jugosa pero sin que se encharque de aceite. Yo normalmente gasto 1/3 de un vaso de vino (mira en la foto de abajo).
  2. Reserva el pesto. Pon a calentar el agua con sal para cocer los espaguetis. Cuando esté la pasta al dente la retiras del fuego, la escurres y le añades el pesto. Servir inmediatamente.

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