Pudin de donuts de chocolate de Marikeli

Nostalgia. Por aquí vienen hoy los tiros. Y es que la susodicha es el síntoma preclaro por el que todas las personas pasamos al vivir un rato más o menos largo. Mi hijo pequeño, sin ir más lejos, tiene nostalgia de cuando era bebé y se pasaba el día colgado en mis brazos. Ahora, en cuanto tiene ocasión, se me sube a la chepa y me hace placajes para que no huya -normalmente me prepara estas encerronas cuando me acerco al sofá- y una vez en su garras debo hacerle mimos, carantoñas y de paso masajes en la espalda... si no contribuyo a calmar su nostalgia, seré tachada de mala madre porque resulta incomprensible no sentir solidaridad ante algo por lo que todos con más o menos frecuencia pasaremos sin remedio...

Según la RAE -¿Creías que iba a dejar pasar palabra tan bonita? ¡ni en sueños!- es la Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. También dice que es pena por verse ausente de la patria o de amigos. Creo que tengo todas las papeletas para ser una nostálgica vitalicia, porque si miras mis réditos presentes y pasados tengo un puña'o bárbaro de razones a las que recurrir para justificar mis penas y cantarlas si se tercia a lo Chavela Vargas. Y nadie podría llamarme cantamañanas que a mis melancolías me remito...

Pero las nostalgias que más bemoles nos arrancan siempre son las relacionadas con la infancia o con los tiempos mozos.  Se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor. Podría ser. Yo la verdad es que algunas etapas de mi vida me dan sarampión y como el psiquis es muy listo me mantiene los recuerdos entre brumas. ¿Te quieres creer que si me cruzara con mi exmarido por la calle creo que no le reconocería? todos sus recuerdos los tengo empañados. Cuando miro atrás, a aquellos años, me veo como sola por el mundo, paseando o hablando con una mancha... curioso, verdad? y mira, yo tan contenta para qué mentir porque si mi subconsciente -que es más listo que yo- cree que es mejor recordar un manchurrón antes que a aquel hombre pues sea y no seré yo quien insista en ver más allá porque las valentías hay que guardarlas para otras cosas.
Y así, aún con el recuerdo mancha abstracta en mi cabezota, me he topado con una palabreja que me ha puesto los pelos de punta: monomanía de mono y de manía -la RAE no aclara que tipo de mono, habrá que echarle fantasía- y es, de nuevo cito: Preocupación o afición desmedida que se reprende o afea en persona de cabal juicio. Aquí me ha dado un repelús brutal porque si una manía ya es mala,  y un maniático es para darle de comer aparte, ¿qué podemos esperar de un monomaniático? En mi casa creo que se liaría parda si al Günter cuando le dan sus neuras le salgo con eso de "cariño, no me seas monomaniático, por favor" ¿qué se debería de deducir de esto? que le estoy llamando gorila insoportable? que es un tocapelotas de lo más mono?  En este caso, habría que darle la razón cuando me reprocha que no hay quién me entienda.

Pero esto ha ocurrido después de que se presentara mi nostalgia a pasar la tarde conmigo porque a mí normalmente no me viene de repente sino al hilo de cualquier detalle. Esta vez detallazo, porque se presentó cuando leí el post de Lola celebrando su octavo cumpleblog. Ocho que se dice pronto aunque que sepa mi medio-paisana que le piso los talones que desde el mes de junio, llevo pilotando este blog siete fantásticos años. A la que eché la mirada atrás me vinieron muchas ausencias a la cabeza. Blogs muy bonitos que ya no se mueven. Quiso también el destino que ese día me topara con el primer comentario que mi Ventolera dejó en el blog. Casi me morí de emoción.. es verdad, cuantas cosas bonitas, y cuantos sabores nuevos, y experimentos... Ahhhhh y aquí vino de nuevo mi pequeña obsesión monomaniática de los blogs nostálgicos de antes: el pudín de donuts de chocolate de Marikeli! De esta vez, me dije, no pasa. Y mira, no pasó.


Ingredientes para 4 sin opción a repetir:
  • 4 donuts de chocolate (los míos eran minis. 9 en total)
  • 2 huevos
  • 500ml. de leche
  • 75 gr. de azúcar
  • algo de azúcar glas para decorar

Nota:
  • Marikeli le puso 125gr. de azúcar. Yo estaba dispuesta a ello cuando mi compinche en esta diablura me dice: Mami, eso es mucha azúcar, me quieres envenenar o qué? Me sentí culpable y herida en mi pundonor de que un renacuajo al que yo le controlo las chuches, me recrimine el azúcar del pudin. Por eso ese hachazo hasta dejarlo en 75gr. Cuando lo probó el muy canalla me dijo "Uy, qué dulce". Creeme que no, estaba perfecto pero a los más golosos les recomiendo que echen sin puñadico más.

Preparación:
  1. Precaliena el horno a 180ºC.
  2. Corta los donuts en trocitos menudos y los pones en un recipiente de horno (o en individuales como quieras). Añade los huevos y el azúcar a la leche y lo bates.Vierte la mezcla sobre el recipiente con los donuts.
  3. Hornea unos 20 minutos. Apaga el horno y deja que reposen dentro 10 minutos antes de sacarlo y dejarlo enfriar por completo. Los recipientes individuales con 15 minutos de horno tienen bastante. Justo en el momento de servir, espolvorea un poco de azúcar glas.

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