Guiso de salchicha con patatas al estilo de la Toscana
Hoy no vengo parlanchina. Para ti una decepción y para ti un alivio. La vida es lo que tiene. Diversidad. Lo que a uno le encanta a otro le repugna. O pasa. O le importa un bledo. Todo es lícito y desde luego no es ofensivo. Solo ofende la ofensa... y la susceptibilidad pero esa es otra historia...
Adrián es un crío de apenas ochos años que tiene un cáncer muy jodido. Le devorará los huesos. Su sueño es el de ser torero. En la plaza de toros de Valencia, le han hecho un homenaje muy especial y ha podido ver cumplido sus sueños de ser paseado a hombros por aquellos a quien admira. Yo soy antitaurina no porque no entienda la fiesta nacional sino porque estoy en contra del maltrato animal pero en cualquier caso ver a este niño tan feliz con la que se le echa encima, es un punto de esperanza muy especial que como en otros casos, me reconcilia mucho con el ser humano. Reconciliación rota al leer que una tal Aizpea Etxeberria, en su perfil y de forma pública en facebook declaró sobre Adrián "Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir".
Sobra decir el revuelo que se ha montado. Las críticas en prensa no van dirigidas a la persona que lanzó tan miserable mensaje sino contra los antitaurinos en general. Triste ver como todo el que puede se lanza sobre el capote para hacer leña del árbol caído. No voy a decir sobre ese niño nada más que lo que dicta el sentido común. Que no merece morir ni que un cáncer le haga lo que le va a hacer. No es justo que ningún crío pase por penurias. Y cuando pasa, habría que protegerlo, ayudarle, amarle y poner todo lo que necesite a su alcance. Eso deberíamos hacer con toda la infancia, tenga cáncer, viva en la pobreza, en guerra, quiera ser torero o bombero.
En cuanto a lo que significa ser animalista, no tengo ni idea. Por definición casi todos los "ismos" me crispan. Pero por lo que he escuchado creo que yo no lo soy. Ni vegetariana, esta receta pongo por testigo. Pero aún así, no deseo torturas ni muerte violenta para ningún ser vivo. Intento comer alimentos derivados de animales felices, con una vida y una muerte digna. Lo mismo deseo para las personas. No tengo diferencia ante esto pero también te digo que si me veo en el dilema de salvar la vida a un ser humano o la de un animal, no lo dudaré ni un instante.
Mis respetos a todas las personas de cualquier ideología, raza, condición o estatus. Mis respetos a todos -insisto- menos a los criminales y los que desean la muerte de las personas. Y quienes además, desean la muerte de un niño enfermo, a esos, desearles que se pudran en su propia mala sangre.
El guiso de hoy no lleva paso a paso pero es tan sencillo que no necesita mucha explicación.
Ingredientes para 4 personas:
Preparación:
- 1 lata de 400gr. (aprox.) de alubias blancas cocidas
- 350gr. (aprox.) de salchichas frescas (tipo toscanas mejor)
- 400ml. (aprox.) de tomate frito (casero o ya listo)
- 1 vaso de agua
- 2 dientes de ajo
- 1 cdta. de pimentón
- un poco de aceite de oliva
- 2-3 patatas grandes
Preparación:
- En una cacerola, rehoga las salchichas enteras en un poco de aceite de oliva, añade las alubias, el ajo machacado y el pimentón. Añade el tomate frito y el agua hasta que cubra. Deja que cueza 15 minutos. Saca las salchichas, las cortas en rodajas y las vuelves a añadir al guiso.
- Lava las patatas y las cortas en dados menudos con su propia piel. Puedes freírlas o bien hacerlas al horno para que no queden grasas. Para ello: pon las patatas en una fuente, añades sal, una cucharada de aceite de oliva, lo ligas todo para que se reparta la sal y lo tapas con papel de aluminio (para que no se tuesten y queden blandas). Hornea 15-20 minutos a 200ºC.
- Añade las patatas al guiso y sirve a la mesa
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