Albóndigas suecas o Köttbullar

Se murió el fundador de Ikea. No es algo que nos suponga mucha pena a los mortales de a pié porque este multimillonario -de los pocos que quedan que se hizo así mismo- se fue en la paz de su casa habiendo llevado una vida de lo más estupenda. Se retiró cuando quiso, vivió a su aire y repartió pelotas y muebles por todo el mundo con un saber estar parece ser que fantástico. Solo visitó una vez España y cuentan que se presentó en a las 5:45 de la mañana para poder hablar con los de los camiones de reparto. No paró quieto en toda la visita hablando con todo quisqui y revisándolo todo. A la vieja usanza, sin aspavientos.

También se dice que era muy austero, que le encantaba comprarse ropa en mercadillos de 2ª mano y que eso de viajar en primera clase que era una barbaridad, con lo bien que se va en turista... dicho así uno podría pensar que el tipo era algo rata. Puede que sí. Movió Roma con Santiago para no pagar muchos impuestos. Tanto que se fue a vivir a Suiza. Menudo era el hombre. Otro pecadillo era que le gustaba empinar el codo pero decía que lo tenía bajo control, que un par de veces al año se hacía una desintoxicación y a tirar millas se ha dicho. Escándalo también tuvo uno y fue la vinculación con el nacional socialismo en su juventud. Bueno, típico de la época. Antes de la 2ª Gran guerra, toda Europa aplaudía a los nazis como única resistencia contra los comunistas. Ahora sabiendo lo que sabemos, viviendo conscientes del horror que causó aquel nacionalismo radical y enfermo, son muchos a los que les hubiera gustado borrar sus años mozos... pero así es la vida, hay que apechugar con lo dicho y hecho.
Yo me enteré de que estiró la pata, por un mensaje de whatsapp que daba la noticia. Añadía que ya se estaban haciendo los preparativos del entierro y adjuntaba una imagen con la hoja de instrucción para montar el ataúd... y es que el ingenio tira más que el luto y lo siento, el chiste estaba más que servido. Quién no tiene en su casa rodando algún papelico Ikea de instrucciones, verdad?

Lo cierto, es que antes de Ikea yo no sabía nada sobre los suecos, salvo la leyenda española de que los suecos estaban como un queso. De derivados lácteos suecos no tengo el gusto pero gracias a Ikea probé las pelotas (las köttbullar) que están brutales de ricas. Aunque con el paso del tiempo han ido perdiendo sabor... ¿o son imaginaciones mías?

En fin, la vida que así las gasta. A mí hoy me ha dado el punto y las he hecho. La verdad es que no me acordé del Sr. Köttbullar hasta que me he sentado a escribir esta entrada. Al fin y al cabo, no era pariente cercanos aunque tenga la casa llena de muebles suyos. En cualquier caso le deseo que esté donde esté siga igual de bien, que la eternidad sea igual de amable que su vida terrícola y que descanse en paz porque ya nadie le quita lo baila'o y por fin señor mío, se libra usted de pagar impuestos...


Ingredientes para las Köttbullar :
  • 1/2 kilo de carne picada
  • 1  chalota o 1/2 cebolla pequeña
  • un poco de mostaza
  • un puñado de pan duro
  • 1/2 vaso de leche
  • 1 huevo
  • una pizca de pimienta de Jamaica o allspice (4 especias)
  • un chorro de salsa worcester
  • sal y pimienta
  • un poco de harina integral para rebozar
  • aceite neutro para freír
 
Para la salsa:
  • 2 chalotas
  • 2 dientes de ajo
  • 1/2 litro de fondo de carne o una pastilla de concentrado y agua
  • 2 cdas. de crema doble o Crème fraîche
  • 1 cdta. de mostaza 
  • 1 cda. de harina sobrante de rebozar las pelotas 
  • Un poco de pimienta

Preparación:
  1. Pon el pan duro, la leche y el huevo en un bol. Lo mezclas bien y dejas que repose hasta que se deshaga el pan y se haga una masa.
  2. Añade la carne picada, la chacota picadas muy fina, las especias, sal, pimienta y la sala worcester. Mezcla todo bien, forma las albóndigas y las rebozas en harina.
  3. Fríe las pelotas en una sartén con un poco de aceite y las reservas en el horno precalentado para que no se enfríen. 
  4. Retira el aceite sobrante de freír y saltea las chalotas y el ajo ya que coja color. Añade la cucharada de harina, la mostaza y el fondo o caldo de carne. Deja que cueza 5 minutos.
  5. Pasa la salsa por la batidora añadiéndole la crema doble y algo de pimienta. Vuelves a ponerla a fuego medio hasta que rompa a hervir. Sirve las albóndigas acompañadas de la sala y de mermelada o compota de grosellas. Acompaña genial con patatas (hervidas, en puré o fritas)

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