Pudin pan con manzana y nueces





aprovechar 
De a- y provecho.
1. tr. Emplear útilmente algo, hacerlo provechoso o sacarle el máximo rendimiento. Aprovechar la tela, el tiempo, la ocasión.
2. tr. p. us. Hacer bien, proteger, favorecer. U. t. c. intr.
3. intr. Dicho de una cosa: Servir de provecho.
4. intr. Adelantar en virtud, estudios, artes, etc. U. t. c. prnl.
5. intr. Mar. Orzar cuanto permite la dirección del viento reinante.
6. prnl. Sacar provecho de algo o de alguien, generalmente con astucia o abuso. Se aprovechaba de su posición. 

Ya ves, aquí sigo en-recetando el diccionario. Y es que me viene el vocablo que ni pintado porque es de bien, aprovechar las oportunidades cuando la receta a presentar es por sí misma una aprovechada de restos viejos en peligro de extinción. Porque este pudin -de pan viejo, manzanas con creciente lado oscuro y naranjas arrugadas- es un ejemplo perfecto para la acepción sexta de su definición: sacar provecho con astucia o abuso. Sin dudarlo, querido lector. Astucia -y mucha- la que esta guisandera gasta porque menudas son mis maneras cuando se trata de no tirar. Abuso, también. Mi mente retorcida es capaz de apabullar mi recetario con tal de orzar contra viento y marea una barra de pan duro para llevarla sana y salva a buen puerto.

Pero todo sea dicho de paso, si deslumbro o presumo de ser una aprovechada en recursos domésticos, seré tachada de apañada. Si es el tiempo el que manejo a la perfección como en la primera acepción, se me etiquetara de sabia y esplendida. Todos los que sepan dar buen uso a la cuarta serán lumbreras, eruditos y demás empollones de la ciencia. Pero ninguno de ellos será tildado de aprovechado por sus propios méritos. Este apelativo se lo reservamos a los que hacen uso exclusivo de la sexta y no a golpe de cuajar pudines de pan duro sino manejando el cotarro ajeno con más o menos desparpajo.
Y mira qué cosa, a pesar de que el verbo solo refleja cosas buenas menos en una acepción, llamamos aprovechados a todos los que abusan de su posición o disposición. Damos por hecho que los logros de éstos son con malas artes, con vileza y hasta revuelto en cobardía. No importa que la palabra no lo lleve implícito ¡Qué va! se lo añadimos de buena gana, porque ya se sabe que un ibérico pata negra lo perdona casi todo por pura hidalguía pero al que se pasa de listillo se le cortan las alas de un tajo.  Por ejemplo, lo de robar, levantar o agenciarse por la cara se convierte en delito menor puesto que por todos es sabido que tonto es el que se deja robar y el ladrón que roba al ladrón pues cien años de perdón, así, sin importar la cuantía del delito ni demás puntillas. Para estos menesteres, los españoles somos muy corporativistas y no nos falta razón teniendo en cuenta que el nuestro es país de chorizos amorcillados de tanto prevaricar, sobornar, desviar, defraudar,  desfalcar y lo dejo que me fatigo solo de pensar en la de personal, a pequeña o gran escala, acostumbrada a meter el cazo.

Pues no, hasta aquí hemos llegado. Recuperemos el buen nombre de la palabra y mira, bravo por los aprovechados que saben sacar sustancia hasta de los huesos más rancios y al ladrón de lo público que se aprovecha de su posición deberíamos llamarme de todo menos guapo... bueno, y menos Sr. Alcalde, Sr. Ministro o Sr. Presidente porque ni un solo chorizo ya sea en crudo o para guisar, debería conservar cargo alguno de por vida. Que sigan ejerciendo de canallas no es culpa de ellos, aprovechan la ocasión cuando se la pintan parda. Es culpa nuestra que protestamos mucho, es verdad, pero lo consentimos todo. 

Así que aquí dejo una prueba más de lo mucho que merezco ser llamada aprovechá, y a las pruebas me remito... y tan ricamente :-) disfruta.


Ingredientes: 
  • Entre 300- 400gr. de pan duro
  • Algo más de 1/2 litro de leche
  • 150ml. de zumo de naranja
  • 3 huevos
  • 3 cdas. de azúcar
  • 1 sobre de natillas
  • Compota de manzana (mazanas, zumo de 1/2 limón y 2cdas. de azúcar salteadas a la sartén)
  • Un puñado de nueces a tu gusto
  • Jarabe de arce para remojar el pudin
Preparación:
  1. Precalienta el horno a 180ºC. 
  2. Corta el pan en trocitos y los dispones en la fuente enmantecada y mezcla con las nueces.
  3. En una jarra o vaso de batir, mezcla la leche con los huevos, el zumo, el azúcar y los polvos de hacer natillas. Vierte la mezcla sobre el pan. Añade después la compota repartiendo bien por toda la superficie.
  4. Hornea hasta que coja la superficie un color dorado y uniforme. Saca del horno, y aún en caliente, vierte un chorro de jarabe de arce a tu gusto y repartido uniformemente por la superficie. Deja que enfríe antes de comer.

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