Bizcocho de zanahoria y calabacín con coco

Tengo un conflicto descarnado con las fechas. Algunas las olvido de puro sin querer y otras me esfuerzo por que pasen desapercibidas. En este quehacer mío, juega un papel importantísimo mi condición de disléxica porque, ante la incapacidad de recordar los números desde muy jovencita, me enseñaron a asociarlos ya bien con juegos de letras, con hechos históricos, imágenes, etc. Por ejemplo, mi pin del cajero no consta de cuatro números, sino que es un dibujo lineal. Como un día me cambien los números de posición me joroban de lo lindo. Estas reglas mnemotécnicas me han sido muy útiles y si bien es cierto que explicarlas requieren de esfuerzo, cuando están dentro de la sesera se desenvuelven con desparpajo. 

También tuve que inventarme reglas para recordar los cumpleaños en casa. Mi padre era un tirillas muy delgado y cumplía el 11-S. Dos tirillas de palo. Es decir, 11 (dos palotes o dos tirillas) en el mes de la vuelta al cole (el palo gordo de cualquier niño). En el mismo mes, cumplían Juanpe y Luisfer con dos días de diferencia. Al hecho de tener que recordar las fechas había que saber quién cumplía primero y quién después. Como siempre se celebraban juntos, las confusiones eran muy frecuentes. Mi regla era después de papá últimos pares de la decena, es decir, el 18 y el 20. Hasta aquí todo bajo control, pero ¿quién es quién? He necesitado distancia para verlo claro. Al principio me decía que el pequeño primero pero esto lo he dudado durante años lo que me llevaba a felicitar a Luisfer en el de Juanpe. Un día, leyendo un comic lo vi claro: zipi y zape. El rubiales, Juanpe y el morenazo, Luisfer. Ea, ya lo tenemos.
Ahora, tantos años después de que murió Juan Pedro, es Luisfer quien cumple por los dos. Los hermanos no hemos querido homenajear a los ausentes por sus fechas de defunción. Celebramos sus cumpleaños nada más, porque al fin y al cabo para nosotros ellos siguen presentes en nuestros corazones y recuerdos. Me esfuerzo por desfigurar las fechas de los adioses aunque mi madre y mi padre -sobre todo él- nos lo han puesto harto difícil por ser fechas facilonas. Pero insisto, me obligo en celebrar la vida. 

Me quedo con que mamá se fue una madrugada calurosa de verano, lo mismo que la abuela. La hija con la salida del sol y la madre antes del amanecer. Ambas felices y llenas de recuerdos. Me quedo con que Juanpe tiró muchas millas más de la cuenta pudiendo disfrutar de una última nochebuena fantástica, donde pese a estar en las últimas, se sintió con ganas de festejar. Recuerdo darle traguitos de mi copa de cava y oigo a mi padre regañarme... y como dos chiquillos nos encogimos de hombros porque nos habían pillado en plena trastada.  Y a mi padre, cómo no, que ya nos había amenazado "El día que me muera, ya me encargaré de haceros la cusqui para que no me olvidéis". "Ay papá, te saliste con la tuya" eso pensé cuando la comitiva se quedó atrapada a las puertas del cementerio en un atascazo brutal con cientos de personas llevando flores a sus difuntos. Cuando logramos llegar todos nos reímos de la anécdota. Al final, mi hermano Jesús cerró el acto con unas palabras de recuerdo e invitó a todo el que quisiera, a reunirse con nosotros para tomarnos unas cañas en su memoria porque ese fue su deseo. Y no pude evitar añadir: Y ya habéis visto como las gasta Don Jesús, cómo para llevarle la contraria. Y volvimos a reírnos todos. Así, así lo quiso.


Ingredientes:

  • 250gr. de zanahoria y calabacín rallado (proporción a tu gusto)
  • 3 huevos
  • 120gr. de azúcar
  • 200gr. de harina
  • 50gr. de harina de coco (o coco molido en fino)
  • 125ml de leche de coco
  • 70ml. de aceite
  • Polvos de hornear
  • vainilla, canela y nuez moscada a tu gusto
  • 3 cdas. de sirope de arce para pincelar el bizcocho

Cobertura:

  • 3 cdas. de azúcar glas
  • 2 cdas. de queso crema
  • 100ml. de crema de coco (al abrir la lata, retira la crema espesa de arriba)

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 180ºC.
  2. Ralla la zanahoria y el calabacín. Este último con la cascara (toda o parcial). Reserva.
  3. Abre la lata de leche de coco y retira unos 100ml. de la capa de crema que se condensa arriba. Reserva.
  4. En un bol, pon los huevos, azúcar, aceite, la leche de crema restande haber retirado la crema, la vainilla y las especias. Bate con la batidora eléctrica tal cual. Añade las harinas y los polvos de hornear. Bate de nuevo hasta que no queden grumos. Mezcla con las verduras y pásalo al molde engrasado.
  5. Hornea unos 40 minutos hasta que veas que está bien cuajado. Deja que enfríe.
  6. Mientras prepara la cobertura. Mezcla los 3 ingredientes hasta que no queden grumos y lo dejas enfriar en la nevera.
  7. Para montar el bizcocho, una vez frío, con ayuda de un pincel moja la superficie con el sirope de arce y cubre con la cobertura de crema y coco.

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