Bizcocho de almendras de Dorie Greenspan
¿Has visto la película la boda del monzón? pues aquí estamos igual pero sin boda. Llevamos días y días y días que haga el tiempo que haga tarde o temprano, agua cae. No hay día que no descargue. A veces vienen varias tormentas seguidas o son un par que se juntan y deciden tocarnos la serenata al alimón. Así estamos y no caigas en la tentación de pensar que esto es un rollo_siempre_con_lo_mismo porque no: tenemos lluvia con viento, con furia, con granizo, orvallos, calabobos y chirimiris, lluvia vengo y no vengo, de lado... por tener, hasta hemos tenido un par de veces lluvia por un lado de casa y por el otro no... muy curioso sí, corriendo como chiquillos de una ventana a otra y te juro que en una llovía y en la otra hacia sol. Pero no me importa, porque la lluvia me gusta. Para Günter es mal tiempo y para mí es vida. Recuerdo las sequías que sufrimos en los 80 y 90 en España, en cómo se echaban a perder jardines y cómo tuvimos que aprender a ducharnos con un chorrico de agua casi agota'o. Con tan poca presión llegaba que a veces no era suficiente para calentar el agua y con el chorrico bien fresco había que apañarse por las mañanas. Y ni contarte el folloneo de garrafas que había que montar para las horas del corte... muy tremenda la cosa...
Así que, mira, me gusta. Y mucho. Me ayuda a relajarme y suelo tener la mente más despierta. Me gusta su olor y la luz que provoca... muchas de las fotos del blog están hechas en estos días- las de hoy, también-. Luz acuosa y siempre cambiante. Las nubes pasan del negro tizón a abrirse en un instante y dejar pasar los rayos del sol. Viendo esta escena, he comprendido por qué estos cielos rayados están presentes en las estampas de las virgencitas, porque te aseguro que por un momento, uno se cree eso del cordero pascual y de las ascensiones y las apariciones porque la luz y el color del mundo se vuelve mágico...
El mayor petardo, es contener a Lucas. Le da un mal rollo tremendo ver llegar esas nubes negras -"Die böse Wolken",
dice el tío con cara siniestra- y razones para ello no le faltan. Ya
nos hemos visto en la guisa de tener que pedalear como posesos desde el
Kindergarten a casa con los goterones de agua metiéndose en los ojos y
así, calados hasta las orejas nos hemos me cachis en todo... y arreglarnos para salir a dar un paseo y en cuanto enfilamos la puerta se pone a diluviar y otra vez volvemos al me cachis en todo...
en fin, que con la lluvia hay que jugar en casa y mi hijo es de los que
piensa que para eso ya hemos pasado todo un largo invierno en la cueva.
Que el derecho a disfrutar al aire libre nos lo hemos ganado a pulso...
así que, para calmar a la fiera, salimos al rellano, nos sentamos
pacientemente en los escalones y esperamos. A veces nos sale bien la jugada pero otra no y es en las no cuando hay que buscar un plan B. Unos pies descalzos que corretean pisando los charcos del patio y desafían al principio fundamental del chubasco -es decir, te vas a mojar aunque corras-, es suficiente para llenar el aire de risas y diversión. Cómo me gustaría que dentro de cien años, cada vez que vea un aguacero caer, Lucas recuerde estos piececitos y piense en ese placer tan inmenso que es sentir la vida recién caída a sus pies...
Esa misma tarde, aún tronando un par de tormentas de fondo, me e-carteaba con Erika que además de compartir un cesto de ropa para planchar de proporciones inmundas, en ambos hemisferios nos llovía. En uno con más frío que el otro, como es normal, pero al fin y al cabo lluvia de la que tanto disfrutamos y tanto nos inspira... le conté que mi cocina olía a almendras y vainilla y que había horneado la versión veraniega de este bizcocho con muchos arándanos flotando como le gusta al Günter, que de vez en cuando me apetece mimarlo -más-... pero el bizcocho, en sí, sale delicioso tal cual, en su versión invernal, solo con almendras por encima, y en todo caso, algo de azúcar glas. Yo te dejo la receta de ambas versiones y así tú eliges.
Este bizcocho de hoy, esta inspirado en el bizcocho sueco de Dorie Greenspan que también se dejó contagiar por un día de lluvia.. y lo que son las cosas! Yo había visto su cake en otro blog -sin saber que era suyo- donde me quedé con la copla de hornear el bizcocho en una sartén... a la que preparaba la entrada me puse a investigar un poco más ya que quería llegar a la fuente inicial de la receta puesto que he comprobado que algunos blogs no citan la receta de origen y me sabe mal atribuir un acierto a la cocina equivocada. Buscando de blog en blog, llegué a Dorie Greenspan, a quien por cierto no conocía y me he llevado el gran sorpresón. Quizás porque sin saberlo, yo también me dejé llevar por los aromas de este bizcocho un día de lluvia y también sin saberlo, me inundé de felicidad con sus olores...
Los ingredientes de Dorie Greenspan:
Y además usé:
- 1 taza de azúcar y un poco más para espolvorear (yo usé 3/4 de taza)
- ralladura de 1 limón
- 2 huevos grandes
- 1/4 cucharadita de sal (yo una pizca requete-chica)
- 1 cucharadita de extracto puro de vainilla
- 1 / 2 cucharadita de extracto de almendra pura (tan solo una par de gotas)
- 1 taza de harina para todo uso
- 1 barra (120gr.) de mantequilla sin sal, derretida y enfriada (yo usé 90gr.)
- 1 / 4 de taza de almendras fileteadas para la cobertura
Y además usé:
- 100gr. de Buttermilch o yogur
- 150gr. de almendras molidas y sin piel
- una pizca de polvos de hornear (1/2 cucharadita en la versión con arándanos)
- azúcar glas antes de servir
- Precalienta el horno a 180ºC.
- En la sartén de hierro o refractaria pon a derretir la mantequilla a fuego de moderado a lento. Cuando esté derretida, ponla en un bol pequeño y deja que se enfríe (se tiene que templar lo suficiente como para que el calor que desprenda no cuaje los ingredientes de la masa del bizcocho).
- En otro bol, pon el azúcar con la ralladura de limón, la pizca de sal, el yogur o suero de mantequilla y los huevos. Bate hasta que quede la crema bien integrada. Añade ahora las esencias y vuelve a batir. Con ayuda de una espátula, incorpora las almendras molidas y a continuación el harina junto con una pizca de polvos de hornear y remueve hasta que no queden grumos. Añade por último la mantequilla derretida.
- Echa la masa a la sartén y con la espátula reparte bien por toda la base (quedará una capa bastante fina) y esparce las almendras fileteadas. Si sois golosos, puedes espolvorear un poco de azúcar por encima de las almendras. Yo no lo hago y tan solo espolvoreo un poco de azúcar glas al gusto de cada cual justo al momento de servir, nunca antes.
- Hornear unos 30-35 minutos hasta que la superficie esté suavemente dorada, sin excesos...
http://www.hierbasyespecias.com/2011/06/bizcocho-de-almendras-y-arandanos.html
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