Nussecken o esquinas de nueces para echar el freno
Siempre corriendo, a la carrera. Cada día recitando los mismo salmos "¿me permite pasar? ¿le importaría no empujar? ¿quién da la vez?" Y cada día los mismo juramentos de nunca jamás "la última vez que vengo, que compro, que llamo, que pregunto". Y a la que corres, sudando la gota gorda buscas un hueco donde planear tu propia fuga. Cómo huir del mal genio -autóctono y ajeno-, de un ataque de nervios espontáneo o de una mala digestión perpetua. Cómo hacer un boquete en la pared y poner los pies en polvorosa lejos de la pila de platos sin fregar, del plumero, de la colada sin tender. Cómo echar fuera ese esqueleto de minucias que un buen día no sé cuando se apoderaron de mis carnes y de mi ser.
Quiero saber. Dime ¿siempre he sido así de bruja y desgarbada? yo me recuerdo guapilla y con encanto ¿lo fui o la memoria me pinta como a ella le trae en gana para mortificarme y hacerme sentir pequeñaja? quiero saber más de mí, de lo que soy y de lo que fui. ¿He sido siempre tan dejada? Juraría que antes la epilady se ponía en marcha cada semana... ¿o también lo soñé y resulta que no se inventaron los arrancapelos para las pantorrillas y que no existe otro cable más allá de la minipimer?
¿Se puede ser y estar a un mismo tiempo? Es posible ser como yo deseo y al tiempo estar a la altura de lo que la vida espera de mí? ¿Eso vale? ¿Y cómo se hace? ¿Vale de algo que le dé tantas vueltas? Y si me dejo llevar ¿en qué terminaré convertida? a veces pienso en esos eslóganes made in USA de los años 50. Esas madres estupendas con los niños de punta en blanco, los rulos siempre frescos, el maquillaje perpetuo, la casa reluciente y el pastel de manzana junto al asado en la mesa esperando a sus esposos con un cigarrillo en una mano y un martini en la otra... ¿qué fue de esas señoras? cuándo han llegado a viejitas, ¿qué... las mereció la pena tanto rulo?
Estoy hecha un lío. Hoy cumplo 49 años. Debería alegrarme de llegar, sin más condiciones pero algo me fastidia. No lo puedo definir. Me fastidia no haber encontrado aún ese hueco para ser más yo. Me fastidia no dar con esa vuelta de esquina donde sentirme más fresca, aireada y satisfecha conmigo misma. Me empiezan a repatear los regalos de cumpleaños. ¿No es mejor que cada día se me regale unos minutos para ser más yo, para echar el freno y disfrutar andando, sin correr? Por qué todo debe venir en el mismo día, con el fin de festejar mi nacimiento cuando el alma me pide festejar mi vida a diario. Por qué hoy todo tiene que venir comprimido, embuchado y enlatado a modo de lentejas, quieras o no quieras. Por qué no vivir más a lo Alicia celebrando tea parties a lo feliz no cumpleaños.
Pues hoy no hay tarta. Me pido tea party sin etiquetar. Hoy unas pastas esquinadas hasta la bola de nueces. Para no faltar a la verdad, decir que deberían haber llevado 200gr. de marzipan que se me olvidó de puro lío al teléfono resolviendo una bobada logística que ha terminado siendo un enredo mayúsculo... qué fácil resulta apuntarse a una actividad con los niños del cole y que jodidamente complicado ponernos de acuerdo los padres en un detalle superfluo... cachis, cachis!
Quiero saber. Dime ¿siempre he sido así de bruja y desgarbada? yo me recuerdo guapilla y con encanto ¿lo fui o la memoria me pinta como a ella le trae en gana para mortificarme y hacerme sentir pequeñaja? quiero saber más de mí, de lo que soy y de lo que fui. ¿He sido siempre tan dejada? Juraría que antes la epilady se ponía en marcha cada semana... ¿o también lo soñé y resulta que no se inventaron los arrancapelos para las pantorrillas y que no existe otro cable más allá de la minipimer?
¿Se puede ser y estar a un mismo tiempo? Es posible ser como yo deseo y al tiempo estar a la altura de lo que la vida espera de mí? ¿Eso vale? ¿Y cómo se hace? ¿Vale de algo que le dé tantas vueltas? Y si me dejo llevar ¿en qué terminaré convertida? a veces pienso en esos eslóganes made in USA de los años 50. Esas madres estupendas con los niños de punta en blanco, los rulos siempre frescos, el maquillaje perpetuo, la casa reluciente y el pastel de manzana junto al asado en la mesa esperando a sus esposos con un cigarrillo en una mano y un martini en la otra... ¿qué fue de esas señoras? cuándo han llegado a viejitas, ¿qué... las mereció la pena tanto rulo?
Estoy hecha un lío. Hoy cumplo 49 años. Debería alegrarme de llegar, sin más condiciones pero algo me fastidia. No lo puedo definir. Me fastidia no haber encontrado aún ese hueco para ser más yo. Me fastidia no dar con esa vuelta de esquina donde sentirme más fresca, aireada y satisfecha conmigo misma. Me empiezan a repatear los regalos de cumpleaños. ¿No es mejor que cada día se me regale unos minutos para ser más yo, para echar el freno y disfrutar andando, sin correr? Por qué todo debe venir en el mismo día, con el fin de festejar mi nacimiento cuando el alma me pide festejar mi vida a diario. Por qué hoy todo tiene que venir comprimido, embuchado y enlatado a modo de lentejas, quieras o no quieras. Por qué no vivir más a lo Alicia celebrando tea parties a lo feliz no cumpleaños.
Pues hoy no hay tarta. Me pido tea party sin etiquetar. Hoy unas pastas esquinadas hasta la bola de nueces. Para no faltar a la verdad, decir que deberían haber llevado 200gr. de marzipan que se me olvidó de puro lío al teléfono resolviendo una bobada logística que ha terminado siendo un enredo mayúsculo... qué fácil resulta apuntarse a una actividad con los niños del cole y que jodidamente complicado ponernos de acuerdo los padres en un detalle superfluo... cachis, cachis!
Pero si quieres mi opinión, así sin marzipan están más ricas. Algunas recetas, igual que otras cosas de la vida, nos están pidiendo a gritos que las simplifiquemos. Que seamos más sencillos y auténticos.
Ingredientes: (Para una plancha del horno)
Masa de galleta:
- 300gr. de harina
- 1/2 cdta. de polvos de hornear
- una pizca de sal
- 125gr. de mantequilla
- 80gr. de azúcar blanquilla
- 1 huevo
Masa de nueces para cubrir:
- 125gr. de mantequilla
- 125ml. de nata líquida
- 400gr. de diferentes nueces molidas (yo usé 200gr. de nueces, 100gr. de almendras y 100gr. de avellanas)
- 140gr. de azúcar morena
- 1 cda, de azúcar avainillada
- 5 cdas. de ron
- Mermelada de albaricoques para rellenar y cobertura de chocolate para bañar las esquinas
Preparación:
Mezcla juntos los ingredientes para la base de galleta hasta que tengas una masa lisa y uniforme. La envuelves en plástico de cocina y dejas que repose 1/2 hora en el frigorífico.
Para hacer la masa de nueces, lo mismo: lo mezclas todo junto hasta que tienes una pasta homogénea. Enciendes el horno y lo precalientas a 170ºC.
Encima de un trozo de papel de hornear del tamaño de tu placa de horno o de una lámina de silicona (mi caso) extiendes la masa de galleta enharinándola bien para que no se te pegue masa al rodillo. Recortas los bordes para evitar que no se vaya a desbordar dentro del horno. Extiendes una fina capa de mermelada primero, y cubres encima con la masa de nueces.
Horneas entre 20-30 minutos hasta que la superficie de nuez coge un color dorado y uniforme. Dejas que temple y con ayuda de un buen cuchillo a ser posible jamonero con el filo mojado en agua fría recortas las galletas. Primero formas cuadraditos del mismo tamaño y haciendo cortes transversales sobre ellos, formas los triángulos.
Puedes bañar las esquinas con cobertura de chocolate derretida. Yo las he bañado con chocolate blanco y chocolate negro al 60%.
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