Pan de arroz cocido de Dan L. para darte alas

Si has nacido sin alas, no hagas nada por impedir que te crezcan
Coco Chanel
Me he encontrado con esta frase tan bonita de pura casualidad, vagabundeando un rato ahora, mientras me tomo el café dando tiempo a que la casa se despierte. Me ha producido muchas emociones y muy encontradas. Alas, que cosa tan bonita. Sinónimo de libertad, huida, superación. Inspira a ser más, a dar la vuelta a la tortilla, a creer en milagros. Como no podía ser de otra facha, me fui al diccionario porque hay palabras que jamás debes dejar marchar sin comprender su significado más profundo. Uno siempre piensa que en la vida ya lo sabe todo pero con solo una mirada a nuestras letras se comprende que ni hablar del peluquín.
Alas -realmente tendría que decir ala porque ya sabes que la RAE no quiere multitudes y, o te define en particular o te ignora- tiene veintiuna definiciones. No, no te las voy a poner porque en este caso son definiciones asépticas y certeras que nada nos aporta a los soñadores. Lo que sí me ha dejado pastando al sol, han sido los dichos tan bonitos que nuestro lenguaje nos regala para alarnos a gusto. Cuando a alguien se le caen las alas, es porque le falta el ánimo, porque desfallece ante la adversidad pero si se las dan, en especial al corazón, esa persona resurge y se renueva; logra. Y tanto miedo nos da que eso pase, que tendemos a cortar las alas a quienes dependen de nosotros, emocional o materialmente, porque privar de libertad o del ánimo para retener a próximos y extraños, siempre va acompañado de juego sucio.
cortar las alas a alguien
1. loc. verb. Quitarle el ánimo o aliento cuando intenta ejecutar o pretende algo.
2. loc. verb. Privarle de los medios con que cuenta para prosperar y engrandecerse.
3. loc. verb. Privarle del consentimiento y libertad que tiene para hacer su gusto.
Arrastrar, cortar, llevar, meter... ¡madre mía! qué de verbos hay abducidos por tan mágicos miembros. No es para menos, la palabra ya invita a echar alas y si uno no nació con ellas, no es de reprochar soñar con poseerlas. Por eso, cuando a un hijo le empiezan a crecer y esos apéndices empiezan a asomar, el acto de amor más tremendo que realiza una madre es dejarles volar. Normalmente, a esas edades, los padres reclaman disciplina -el pánico hace que se obsesionemos con las reglas- y las madres les pellizcan por lo bajo a lo "Pepe, deja a la niña vivir, que tiene que aprender sola" "deja que el chico se divierta que ya tendrá tiempo de sentar la cabeza" "venga, cariño, que ya sabes que o disfruta ahora o luego ya no podrá".

La tentación de cortar, mutilar o quebrar el vuelo a un ser humano sigue siendo una pesadilla para los gobernantes. Las dictaduras te torturan abiertamente y las democracias lo hacen con la luz apagada. Te meten miedo para paralizarte y se valen de la ignorancia para controlarte. Te hacen creer que las alas no existen, que son cuentos infantiles, que no es cosa para sensatos. Eso de volar es para balas perdidas y locatigüisquis.

Y nos lo creemos, vaya que sí que nos lo creemos. He visto un vídeo hace poco con una reflexión muy sencilla y bien certera. Nos invaden a imágenes. Así es como funciona la publicidad de cualquier índole. No solo el bebe coca cola, cualquier moda, tendencia, creencia, información o desinformación, nos llega en imágenes. Llegan, entran y nos las creemos. La única forma de revelarse es leyendo. No puedes cuestionar, si no lees. No puedes pensar por ti mismo si no lees. No puedes descubrir la verdad -tú verdad, que ya sabes que verdades hay muchas- sin leer. Si no te acostumbras a cuestionar, a atar cabos por ti mismo, jamás podrá tu inteligencia volar con sensatez. Jamás.

Cuando leí la frase de Coco Chanel, me vino a la mente estas palabras que compartió mi amiga Rosa en Facebook. Asociar a la Chanel con la crisis humanitaria que sufrimos parece una contradicción brutal pero para que veas que no hay palabras mal dichas sino mal interpretadas. Mi querida Rosa suscribe palabra por palabra un post bestial que un usuario de esta red social compartió el 14 de febrero. Desgarra porque pone palabras a los sentimientos de muchos millones de personas. Otros, no quieren leer, estoy segura que miran a otro lado porque no tienen capacidad de comprender lo que leen y se nutren solo de lo que ven.
Y para que no veamos nunca más, están deteniendo a los reporteros y fotógrafos que están en el centro de la barbarie. Escucho a mucha gente criticar a Europa como si los europeos fueran los otros, nosotros no, nosotros cuando nos viene bien somos africanos. Cortamos alas con nuestra docilidad a los refugiados y los dejamos morir. Como en Matar a ruiseñor, sin sentimiento de maldad. Damos alas a nuestros gobernantes para que ejecuten el holocausto más grande de nuestra historia reciente -el día que el mundo nos muestre las cifras, no vamos a ser capaces de encajar lo que hemos hecho- y mutilamos las alas a la esperanza, la humanidad y la vida. Lo que se amputa no vuelve a crecer, no lo olvides. Si no me crees, prueba por ti mismo. Córtate una pierna y espera a que crezca de nuevo.

Por favor, lee y reflexiona por ti mismo. No tengas miedo de llorar y sufrir por el prójimo. Haz por ellos, lo que te gustaría que hicieran por ti y no dejes que tus principios te los roben por el ala. No se mata, no se tortura, no se abandona a nadie a su suerte. Quieren que nos olvidemos de lo que están haciendo. Están matando a familias enteras por no rascarse el bolsillo. Te dejo este otro link de Don Federico por si te quedan ganas de seguir leyendo. Sus palabras, sí que son sensatas. Él sabe muy bien de lo que habla.

Y a un post como el de hoy, solo podía acompañarlo de un pan o de una sopa. Cosas básicas que nos devuelvan a la realidad, a lo importante. No necesitamos de mucho folclore para ser felices, con dar y recibir a partes más o menos iguales, bastaría para llevar una vida plena y agradecer lo que tenemos. Agradecer que nos ha tocado vivir en la cara bonita del mundo donde tenemos elección. Me siento orgullosa y feliz por ello y si  hay que luchar y enfrentarse a una integración difícil, sea. Si hay que vivir más alerta, con menos lujos, más apretados, sea. Si hay que perder miedos, sea. No vivimos en Disneyland, la vida real no es como en los anuncios. Quiero vivir sin anestesia aunque duela. Y para que las penas sean menos, úntalas en pan.

Este pan de sobras, hecho con un resto de arroz cocido, es una perversidad de Dan Lepard. Puedes verlo también aquí o aquí, de mano de mi querida Epa! pocos locos de este vecindario sienten tanta chifladura por el pan casero como ella.


Ingredientes:
  • 150gr. de arroz blanco cocido
  • 250gr. de harina panadera (espelta en mi caso)
  • Levadura seca panadera para 500gr. de harina
  • 150gr. de leche entera
  • 40gr. de jarabe de ágave
  • una cucharadita de sal

Notas
  1. Ojo con las medidas. la leche y el ágave (o miel) está en gramos que no es lo mismo que miligramos. Tenlo en cuenta.
  2. El arroz es mejor que sea de grano redondo. Puedes seguir el consejo de Epa! para ablandar más el arroz si hiciera falta y es cocerlo durante unos minutos en la leche. En este caso, no olvides dejar enfriar la mezcla antes de usarla (por lo menos hasta que temple para que no estropee la levadura)
  3. La receta original es con miel (la misma cantidad). He dejado de comprar las mieles industriales por el escándalo de los antibióticos. Es un riesgo enorme para nuestra salud y una brutalidad contra la abejas. Compro una miel local de confianza maravillosa pero de momento me quedé sin ella así que prefiero el ágave o el sirope de arce antes que miel del super (sea Bio o no)
  4. Realmente es un pan muy sencillo de hacer. La masa resulta un poco pegajosa debido al gluten del arroz pero se deja trabajar sin mucha dificultad.

Preparación:
  1. En un bol, mezcla los ingredientes húmedos: la leche, el arroz y el jarabe de ágave. En otro, los secos:la harina, la levadura y la sal. Lo combinas y ligas la masa sin trabajarla. Dejas que repose 10 minutos para que los líquidos se reabsorban bien.
  2. Transfieres la masa a la encimera y amasas con ayuda de una espátula y enharina muy pero que muy poquito la encimera. Se va a pegar a las manos pero amasa hasta que se despegue de la mesa y quede blandita.
  3. La dejas reposar en un bol con un paño húmedo unas dos horas.
  4. Pasado este tiempo, forra o engrasa un molde de plumcake o de pan. Pasas de nuevo la masas a la encimera engrasada con un poco de aceite. La estiras un poco (con las manos tirando de las esquinas) y la pliegas haciendo un rulo y lo colocas dentro del molde. Desgasifica aplastando el rulo (yo no lo hice bien y me ha salido algún agujerillo más grande en la miga) y deja que repose una media hora. 
  5. Precalienta el horno a 190ºC y cuece el pan unos 20 minutos y reduces la temperatura a 170ºC incluso a 150ºC si ves que está bastante dorado. Necesitarás más o menos otros 20 minutos más de cocción pero ya sabes que cada horno es un mundo.

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