Rieska o pan plano finlandés con el que hacer leña

Ayer mi amiga Lola compartió este artículo en Facebook. Según lo leí me dije "Pero qué güevazos tiene mi reina mora" y es que desde ese primer "Seamos sinceros, hay demasiada gente opinando sobre restaurantes y haciendo fotos 'cuquis' de comida" es un artículo que levanta ampollas, arranca costras y que de puro aposta hiere en lo más hondo de nuestro pundonor blogueril. Nos hace parodia, y no a nuestros blogs sino a la panda, a cada menda y lerenda que cocina y fotografía antes de zampárselo. Según lo leí, me tuve que reír, qué remedio. Reconocí casos. Me vino ese pantallazo de algún menda con la cámara siempre colgada, con esa cara de póker que tiene el descoloca'o cuando está fuera de su maceta, intentando aparentar modales, maneras y profesionalidad... es decir, te lo describo en plata: mirada al techo y se saca foto, mirada a una aceituna y se saca foto, copa de vino en la mano y se marca un farol examinando la susodicha -con esos ojos a lo Jessica Fletcher en se ha escrito un crimen- como si fuera un sumiller experimentado y muy vivido a pesar de que jamás ha sabido apreciar un vino más allá de un tinto de verano...
Claro que los reconocí. Pero no solo a blogueros. También a las manadas de turistas que por los siglos de los siglos han ido de este mismo palo por el mundo, sin disfrutar de la cultura, de las gentes y de los lugares que visita sino viajando anestesiados detrás de un guía fotografiando a diestro y siniestro "los techos" de cada calle o plazuela. Porque si algo tenemos en común todos los turistas, es que jamás miramos el suelo que pisamos ni mucho menos a los ojos de los lugareños. Irremediablemente, transcurridos dos o tres segundos de mucha concentración, la mirada regresa a las azoteas y la cámara a lo suyo, a sumar fotos y fotos y fotos absurdas y sin fundamento. Afán hueco de acumular y demostrar que yo estuve, yo tuve y yo me pude permitir. Yo, me, mí, conmigo.
Otros que me vienen a la memoria, son esos nuevos ricos intentando hacerse cátedra en clubes privados, cenas de postín y demás postureos elitistas donde mezclado con el paleto desentrenado en pititeo pero con la cartera a rebosar se deja ver algún que otro cutrecillo sin don y sin din que se coló de puro sin querer en la lista de invitados, y que para la ocasión, se fue al Corte inglés y ocultó la etiqueta del traje -o vestido- para poder devolverlo al día siguiente... eso sí, qué disfrute más grande, madre mía! y no de cena ni de velada sino de presumir durante semanas ante amigos y demás parientes a lo "mira con quién me codeo"...
En fin, que lo podía haber dicho con menos paja y más en línea recta. Que el esnobismo no es un invento del bloguero culinario, que ya estaba antes de que llegáramos. Que Internet lo que ha hecho es abrir una ventana ficticia, donde mucha gente puede ir de lo que no es y puede inventarse una vida que no es suya. Es verdad, pero no es algo que nosotros hayamos puesto de moda ni algo que sea nuestro monopolio. También se valen absolutamente todos los personajes públicos desde publicistas, actores, políticos y, por supuesto, periodistas porque a la firmante por mucho que esconda la mano se le ve el plumero...
Así que, resumiendo. Una vez ignorados esos mini sketch intentando ridiculizar al máximo en el mínimo de escenas -¿Cómo un medio como El País se vale de chanzas tan mediocres?- , y una vez eliminado el ataque de cuernos de la autora que huele a la legua que lo que más le escuece es que personajes sin ser profesionales tengan más influencia en el público que un currito del sector, digo, una vez eliminada la grasa al artículo, me temo que nos hemos quedado sin sustancia. Recurre al tópico típico cuando uno se queda sin argumentos: ¿de quién es la culpa? de usted, lector. Usted es quién ha creado al monstruo.
En fin, que lo podía haber dicho con menos paja y más en línea recta. Que el esnobismo no es un invento del bloguero culinario, que ya estaba antes de que llegáramos. Que Internet lo que ha hecho es abrir una ventana ficticia, donde mucha gente puede ir de lo que no es y puede inventarse una vida que no es suya. Es verdad, pero no es algo que nosotros hayamos puesto de moda ni algo que sea nuestro monopolio. También se valen absolutamente todos los personajes públicos desde publicistas, actores, políticos y, por supuesto, periodistas porque a la firmante por mucho que esconda la mano se le ve el plumero...
Así que, resumiendo. Una vez ignorados esos mini sketch intentando ridiculizar al máximo en el mínimo de escenas -¿Cómo un medio como El País se vale de chanzas tan mediocres?- , y una vez eliminado el ataque de cuernos de la autora que huele a la legua que lo que más le escuece es que personajes sin ser profesionales tengan más influencia en el público que un currito del sector, digo, una vez eliminada la grasa al artículo, me temo que nos hemos quedado sin sustancia. Recurre al tópico típico cuando uno se queda sin argumentos: ¿de quién es la culpa? de usted, lector. Usted es quién ha creado al monstruo.
Pues aquí estoy yo para contar todo lo que la firmante ha olvidado contar. Que la comunidad de blogueros culinarios no se compone solo de críticos, chefs y sumiller ya sean de carrera o de carretilla. Que en este mundo, estamos también guisanderas, y cocinillas, y gente con un talento natural para crear e innovar pero que no descubrieron su duende hasta abrirse un blog. Se le ha olvidado que no todo son escaparates y alfombras rojas. Que siempre ha habido y habrá gente que comparte porque sí, porque le supera la complicidad, con más o menos arte, porque eso no es lo que importa. También ha omitido el artículo, que los blogs de cocina y fotografía han revolucionado la manera de enseñar un plato, de guiar un show o de seducir con una salsa y poco más. Los blogs han puesto las pilas a un sector que se desmoronaba de pura caspa y la gente se fiaba más de los consejos de una maruja que de un jefe de cocina...
¿Qué hay farsantes? ¿Snobs? ¿replicantes? ¿copiotas? ¿engreídos? Pues claro. Que por eso se va a desmoronar el mundo de los blogs? Ay madre, esta mujer no se ha enterado aún de qué va esto. En su ignorancia -o prepotencia porque desconozco si nos ignora por considerarnos mindundis- ha reducido esta comunidad al círculo de snobs y de sobresalientes -que también los hay- por méritos propios y se atreve a presagiar que los carentes de calidad vamos a desaparecer... Ay ya yaiii alma cándida! pasará la moda y jamás desapareceremos. Jamás. Porque no tendremos joyas, ni invitaciones VIPS ni trajes del Corte Inglés con la etiqueta sin arrancar. Es verdad, no tenemos nivel. Pero tenemos alma. Amor por lo que hacemos y por lo que compartimos. Certeza que en todo este tiempo hemos aprendido mucho y que nos queda muchas cosas más por descubrir, por experimentar y lo más importante: muchas recetas y afectos que compartir.
¿Qué hay farsantes? ¿Snobs? ¿replicantes? ¿copiotas? ¿engreídos? Pues claro. Que por eso se va a desmoronar el mundo de los blogs? Ay madre, esta mujer no se ha enterado aún de qué va esto. En su ignorancia -o prepotencia porque desconozco si nos ignora por considerarnos mindundis- ha reducido esta comunidad al círculo de snobs y de sobresalientes -que también los hay- por méritos propios y se atreve a presagiar que los carentes de calidad vamos a desaparecer... Ay ya yaiii alma cándida! pasará la moda y jamás desapareceremos. Jamás. Porque no tendremos joyas, ni invitaciones VIPS ni trajes del Corte Inglés con la etiqueta sin arrancar. Es verdad, no tenemos nivel. Pero tenemos alma. Amor por lo que hacemos y por lo que compartimos. Certeza que en todo este tiempo hemos aprendido mucho y que nos queda muchas cosas más por descubrir, por experimentar y lo más importante: muchas recetas y afectos que compartir.
Así que, por favor, no le hagas caso a esta señora y tú no dejes de venir a vernos, de leernos y de preguntarnos. Y diga lo que diga el artículo, un blog no se alimenta de visitias y de me gusta. Se alimenta contigo y conmigo. Así de claro y de transparente. El resto, son cuentos. Cada cual que obre en consecuencia pero que no nos pongan en nuestra boca canapés que no hemos catado :-P
Y hoy comparto un pan plano de los que tanto me gustan. Rieska, qué bonito suena! es finlandés aunque se hornean y se despachan por todos los países nórdicos. La receta la encontré aquí y me enamoré de ella aquí. Buscando tropecé con esta otra que con ayuda del buscador se entiende fenomenal. Yo terminé haciendo una mezcla de ambas y el resultado me ha encantado.
Ingredientes;
Preparación:
- 300gr. de patatas cocidas y peladas
- 30ml. de suero de leche o agua en su defecto
- 75gr. de harina de espelta
- 75gr de harina integral (trigo, espelta o centeno)
- un huevo
- una pizca de sal
Preparación:
- Calienta el horno a 220ºC.
- En un bol, machaca las patatas junto con el suero de mantequilla. Añade el resto de los ingredientes y liga bien la masa.
- Pasa la masa a la mesa de trabajo y la trabajas hasta que esté bien homogénea. Añade más harina si te lo pide la masa hasta que se pueda trabajar con facilidad.
- Divide la masa en 4 partes (o 6 si te quieren tortas individuales) y forma bolas bien enharinadas. Extiendes cada una de ellas con las manos hasta formar tortas finas. Haz agujeros en la superficie.
- Hornea unos 15 minutos hasta que cojan color. Cuanto más tostadas, más crujientes.

Nota:
Vicky, de Mordiendo la galleta ha hecho estos panes y así de bonitos han quedado:
Publicar un comentario