Waffles, en busca del gofre perdido

Me tomo un rato para que sepas que te quiero. Porque si no vengo, no es por falta de afecto, ya lo sabes. Porque si estoy callada no es razón de estarme mordiendo la lengua sino una simple cuestión de ir con ella fuera todo el rato. Llevo muda, cuanto? deja que calcule... 4 semanas justas. Lo sé, prometí que no volvería a las andadas, que iba a ser más cumplidora y organizada pero qué puedo hacer? el tiempo guerrea conmigo, me trae y me lleva a su antojo y aunque mi cabeza intenta imponer su propia voluntad, el cuerpo se deja llevar por las horas, los días y a poco que me descuide los lustros... por la parte que me toca, yo no quiero que corra tanto, me gustaría que frenara un poquitico, que me dejara disfrutar de todo con plenitud, sin sofocos ni fatigas. Pero va a ser que no. O corres o el muy canalla se larga sin ti.

Me gustaría retenerlo y disfrutar más de la niñez de Lucas que veo que se escapa, que crece sin miramientos y cada día es más muchacho dejando de reclamarme como lo hacía antes. Quiero retener al niño en mis pupilas, esas miradas ingenuas que poco a poco se van disolviendo por picardias, bromas y otras trastadillas de muchachote. Me gustaría coger a Álvaro y achicarle de un plumazo, hacerles de la misma edad y mantenerlos siempre así de canijos, eternamente en el limbo de las faldas de su madre que si voy más de pantalones es solo una cuestión práctica de estos ajetreos diarios porque si el tiempo me dejara depilarme las pantorrillas a mis medias pongo por testigo de que siempre llevaría falda.

Sí, me gustaría retenerlo al muy traidor para saber y aprender más: algo de fotografía, pintar al óleo, leerme los Episodios Nacionales y hasta la Espasa Calpe. Me gustaría saber más de todo. Poder cuestionar e investigar cada barbaridad que nos hacen creer, saber el porqué de cada cosa. Saciar mis ganas de conocimiento y para cuando me harte, ese día devolver al mundo todo cuanto me dio y entonces me gustaría retener el tiempo para poder enseñar a cada hijo de vecino, todo cuanto en la vida aprendí. Y mientras. por supuesto, seguir con lo mío sin hacer feos ni a las obligaciones ni a los placeres de mi vida, mis fregoteos diarios y tortillas de andar por casa. Lo típico, lo normal, que no aspiro a columpiarme de un guindo... y mira, estaba convencida que no iba a pedir nada más que tiempo pero a la que tomo conciencia de lo que escribo me doy cuenta que para cumplir mis deseos necesitaría o ser del planeta de superman o disponer de un montón de píldoras vigorizantes -o algo peor- o cuando menos una destilería de red bull en mi sótano para que las fuerzas no me abandonen por un alma más pausada y apática sin ambiciones maratonianas.
Y así las cosas, con mi gozo en un pozo, regreso al principio de mi post. Vengo a decirte que me falta tiempo para todo y que como le tengo tan limitadito, me toca priorizar y que a día de hoy mis chicos ganan por goleada y se comen mi tiempo libre entre risas y bromas -unas veces- y quejas y broncas otras que en esta casa como te imaginarás gastamos de todo. Pero disfrutando, así te lo digo. Borré facebook de mi movil y cuando disfruto de un día familiar o con amigos, el susodicho se queda en casa. Doy fe que hay vida después de tener un perfil en redes sociales. Muy saludable, créeme. Desde hace meses, no me conecto a nada después de cenar. Ejerzo de filete tirado en el sofá con el Günter a mi vera viendo la única tele del día. A veces toca enterarse de lo que le pasa al mundo y otras echar un par de risillas con los del big bang theory o los Simpson. Cada oveja con su pareja y la cabra al monte... Ah! y los fines de semana y fiestas de guardar, un dulce como está manda'o.

El mundo Waffle -gofre para los parlantes en españó- es uno de esos universos que me fascina. Me gustan a rabiar y si me corto y no los hago con más frecuencia, es simplemente por la concentración calórica que pueden llegar a amasar estas dulzuras. Antes de entrar a explicar los míos, enseñarte esta receta de mi requeteamada Vicky que he tenido el gusto de probar -los waffles, no a Vicky- y puedo afirmar que están para morirse en el acto sino fuera porque el afán glotón del buche te regresa del otro mundo solo para poder seguir engullendo el mortal gofre. Uno puede morirse y revivir tanto como de cantidad de gofres se disponga. Eso sí, a los de Vicky le quité el romero. Ese día sentí que no estaba para romerías pero cualquier domingo de estos cae con verde...
Pero, en este afán mío de extraer grasa y azúcar de los bollos sin pudor alguno, creo que es ésta la receta más succionada con la que me he encontrado sin perder sabor ni jugosidad. Porqué recetas con menos maleantes sí que he encontrado pero con resultados bastante mediocres y una cosa no puede quitar a la otra. La encontré aquí y es de una chica que tiene por costumbre pasarse los domingos dándole al waffle.

Yo te voy a mostrar cómo hacerlos. Cómo y con qué zamparlos es cosa tuya porque lo cierto es que no sé qué recomendar. Hemos probado con casi de todo encima y no sabría decir con qué me gustan más. Eso sí, el bichejo lo tiene requeteclaro...


Ingredientes para 6-7 waffles:
  • 3 huevos
  • 1/4 cdita. de sal
  • 70 gr. de azúcar
  • vainilla
  • ralladura de limón o de naranja
  • 250 gr. de harina repostera
  • 1 cda. de polvos químicos de hornear
  • 250ml. de Buttermilch (puede que admita un poco más. Si no tienes reemplaza por 200ml de yogur y 50ml. de agua)
  • 70gr. de mantequilla (usé 50ml. de aceite suave)
  • un poco de mantequilla para frotar la plancha de gofres

Preparación:
  1. Poner todos los ingredientes juntos y los bates con ayuda de la minipimer. 
  2. Calientas la plancha de hacer los gofres. Justo antes de verter la masa, unta las placas con mantequilla.
  3. Vierte masa hasta cubrir las placas, cierra la plancha y espera a que se doren. Consumir aún tibias.

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