Tarta salada de calabacín y tomatitos
Cuanto más navego por la red, más conciencia tomo de no ser la única mente perversa que se recrea revolviendo entre las definiciones de las palabras. Me tropiezo casi sin querer, con infinidad de reflexiones sobre definiciones o maneras de definir o como nos definen a nosotros mismos las palabras con las que nos identificamos. Da un paseo por facebook y te encontrarás muchas citas que juegan a liar verborreas para estimular tus emociones. Simpáticas, para hacerte pensar, para consolar, para refugiarse... en fin, un amplio abanico más o menos ingenioso para estimular nuestros vocabulario.
Hoy, por cosas mías, había decidido que este post iría de cabeza a la lista de la RAE enrecetada. Un segundo o dos he necesitado para elegir la palabra emoción. "Ya tardaba" me he dicho. A la que iba a buscar la definición a la RAE, pasé de largo por la ventana de facebook y ¡zas! algo llamó mi atención: 23 poderosas emociones difíciles de explicar. Imagina que mi dedo se fue solo sin dejarse timonear por mi cabeza que aún no reaccionaba en su intento de pasarse por la real... y sin casi darme cuenta, me vi en este maravilloso lugar, el diccionario de dolores oscuros, donde su autor se ha inventado nuevas palabras para definir aquellas emociones complicadas de expresar.
Hoy, por cosas mías, había decidido que este post iría de cabeza a la lista de la RAE enrecetada. Un segundo o dos he necesitado para elegir la palabra emoción. "Ya tardaba" me he dicho. A la que iba a buscar la definición a la RAE, pasé de largo por la ventana de facebook y ¡zas! algo llamó mi atención: 23 poderosas emociones difíciles de explicar. Imagina que mi dedo se fue solo sin dejarse timonear por mi cabeza que aún no reaccionaba en su intento de pasarse por la real... y sin casi darme cuenta, me vi en este maravilloso lugar, el diccionario de dolores oscuros, donde su autor se ha inventado nuevas palabras para definir aquellas emociones complicadas de expresar.
Y es que ¡Ay madre! cuántas veces lo he dicho, que nos faltan palabras, que habría que trabajar más en insertar nuevas que nos ayuden a entender todo lo que hoy no somos capaces de expresar. Cuántas emociones sin vocablo, ¿verdad? tanto que solemos decir que no hay palabras para definir o explicar o sentir.
Y aún en estado comatoso post sobredosis de emoción, me dejo caer por la RAE, busco la palabra del fogonazo emocional y me encuentro con esto:
Y aún en estado comatoso post sobredosis de emoción, me dejo caer por la RAE, busco la palabra del fogonazo emocional y me encuentro con esto:
Del lat. emotio, -ōnis.
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés, generalmente expectante, con que se participa en algo que está ocurriendo.
En serio, ¿te parece esto razonable? Así, de entrada, me pareció ¡tan injusto! dejar algo tan grandioso, tan brutal para el alma, en una mera conmoción somática o en un simple, soso y hasta flácido interés, generalmente expectante... ¡Qué puedo decir! salvo que me siento estafada, que ya estoy acostumbrada a la escasez en el detalle de nuestro gran diccionario pero es que nuestras letras supuran una dejadez emocional tremenda. Claro, y luego vienen los eruditos y los pedantes culturales -en estas materias andan todos siempre revueltos- humillando a los deslenguados de a pié por si escribimos mal, que si nos pasamos la ortografía por el forro y que si en cuestiones semánticas estamos más crudos que un nabo bajo tierra...
Es posible, que si se dejaran de tanta pedantería y postulado de rollo culto y les diera a nuestras eminencias por dejarse llevar por la pasión, por las poderosas emociones que no podemos explicar, por practicar más sexo y así, aún con la congestión vital echando chispas, explicar como es debido la actividad sexual... en fin, que se pongan retos más generosos por delante que a veces tengo la sensación que chupan de silla y letra por el careto. Si alguien con poder de influencia me lee, por favor, que les recuerde a nuestros culetes enletrados de la RAE que todo en esta vida -en español, que cada mochuelo se ocupe de su olivo- decía, que todo en esta vida se tendría que poder describir en dos palabras. Y cuando no se puede, es porque nos faltan. Así de claro.
Y todo esto comenzó con un reto que nos propuso Marisa de Thermofan para compartir experiencias a aquellos que congelamos el verano. Como ya sabes, a mí la huerta me da para congelar, envasar y comer como una posesa. Esta muestra de hoy, corresponde a lo último que entra -a duras penas- en mi congelador. Son bolsitas de calabacín con tomatitos -mis últimas recolecciones- que guardo para ir tirando a la hora de hacer salteados de verduras o, como en este caso, tartas, cocas y pasteles salados que dan para mucho. Una bonita forma de alargar los sabores del huerto que son incomparables y la congelación no los merma. Yo no uso técnicas especiales porque las frutas y verduras que congelo son al natural, sin blanquear ni pre cocción. Pero te dejo link a los tutoriales de Marisa que son muy interesantes:
Ingredientes:
- 1 lámina de hojaldre o masa quebrada (que es lo que yo he usado)
- cabalacín a gusto
- 1 puñado de tomatitos
- 2 quesitos grandes o 3 normales
- 1 huevo XL
- queso rallado
- sal y pimienta o un poco de especias para taco (muy recomendable)
- Opcional: un poco de cebolleta por encima
- un poco de leche para señalar los bordes
Preparación:
- Precalienta el horno a 200ºC. Desenrolla la masa y pliega los 4 bordes con una doble de 1cm. aproximadamente. Con un teneder mojado en leche, vas presionando todo el borde y para que quede más bonito le recortas con un cortapizza o cuchillo los sobrantes de masa (mira las fotos de abajo).
- Bate el huevo y los quesitos y lo extiendes sobre la masa. Coloca las rodajas de calabacín y espolvorea el queso rallado y las especias para tacos. Termina añadiendo los tomatitos y la cebolleta cortada en fino.
- Hornea hasta que esté la masa y la superficie dorada.
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