Brandada de bacalao

Estaba yo dándome una vuelta por mi disco duro cuando me encontré con esta brandada, una de tantas recetas donde sus fotos se quedaron apresadas en mi ordenador. Se me había olvidado que la tenía, igual que una mermelada fantástica, una carne guisada, un pastel de manzanas y varios panes. Pero esto es lo de menos porque lo bueno de un blog es que siempre puedes servir en diferido aunque del plato en cuestión ya no queden ni las migas.

A veces, lo más complicado es descifrar entre mis notas cuales fueron las cantidades que usé  y no se trata de no reconocer mi propia letra algo que sería muy de esperar teniendo en cuenta que las tomo a la carrera, con las manos en la masa  y cámara al cuello. Tal es el cuadro de mí misma, que no suelo molestarme en escribir el ingrediente en cuestión sino que opto por desglosar una serie de gramos o mililitros, o tazas o cucharadas y luego, con paciencia y estrujando mis pobres neuronas, descifro de qué eran esos 50gr o aquellas dos cucharadas.
El truco no es malo siempre que no se te acumulen muchas notas ni pasen muchos meses echando gramillos al sol. De hecho, esta brandada nació y se consumió la primavera pasada. Recuerdo que tras la semana santa, la red se quedó invadida literalmente de bacalao, y eso de las recetas por calendario me produce una fatiga infinita. Y más en la injusticia que se le hace al pobre bacalao porque lo siento mucho pero la comida no es religión y hay que comer equilibradamente según nos dictan los doctores y no los curas. A estas alturas de vida ya deberíamos de haber espabilado pero seguimos suspendiendo muchas veces en sentido común... y ya sé lo que estás pensando, que es tradición. No, no muerdo ese anzuelo. La comida tradicional no obedece al calendario litúrgico sino a la temporada de cada alimento y en el caso del bacalao en salmuera o congelado, la etiqueta de temporada se la pasa por el forro. Es injusto, comer cosas solo una vez al año porque la tradición es así de talibán. Las torrijas, me cachis! qué injusticia más grande! el roscón de reyes, la mona de pascua... y suma y sigue, infinidad de delicias vetadas por la tradición.
Y los blogs, que en lugar de estar para revolucionar el patio estamos más para dar a cada hambriento su mendrugo, pues pasamos por el aro y hacemos campañas de recetas por festividades. Pero tanta ansia nos entra, que he visto roscones de reyes publicados en octubre para que el ego de autor se alimente pensado que fue "el primero" y que el resto de roscones fletados con posterioridad lo fueron con ánimo de copiar el suyo . Y cosas peores que no te voy a contar no vayamos a romper el mito de los bloggers guisanderos que estamos para compartir, inspirar y salvar los jugos gástricos de la humanidad...
Así que no me lo he pensado dos veces y arremeto con mi bacalao fuera de contexto, en el día más duro de la cuesta de enero, receta tardía para celebraciones navideñas, sin sentido en carnaval y con la cuaresma a años luz... decía, que arremeto con esta receta solo con el ánimo de invitar al personal a disfrutar de la vida, que por cierto sin comida rica de poco vale y con comida de escaparate menos todavía. Las cosas buenas de la vida se comparten tête à tête, mandíbula con mandíbula y las tripillas felices y amistosas harán el resto.

Esta brandada vale para un roto y un descosido. Ideal para tapear en casa con amigos, para darle importancia a una cena de picoteo o para nutrir una buena sopa ahora que los fríos arrecian a lo bestia. Aquí llevamos varios días entre -10º y -15º. No digo más. En cuanto a las cantidades, no temas que hayan pasado tantos meses porque tuve a bien, dejarlas escritas y bien monas en la foto de la preparación. ¡Qué ironía! me sentí creativa y le puse el sello de recién blogueado... ¡me parto! guárdame el secreto :-P

En la foto: brandada con sopa de ajo ( ver la receta aquí )


Ingredientes:

  • 300gr. de bacalao (si es seco desalado previamente)
  • 2-4 dientes de ajo sin pelar
  • 100ml. de aceite de oliva de calidad
  • 50ml.  de leche
  • 1 patata cocida

Preparación:
  1. En un cazo, pochamos los ajos brevemente (a fuego lento-medio) . Los reservamos. Hacemos lo mismo con el bacalao (con piel para que suelte la gelatina en el aceite). Le quitamos la piel y lo reservamos.
  2. Trituramos con la minipimer el bacalao, los ajos pelados y la leche. Si el pescado es fresco necesitará un poco de sal. Vamos añadiendo poco a poco el aceite que nos sobró del pochado.
  3. Finalmente, le añadimos la patata cocida bien triturada. Lo ligamos con la ayuda de una espátula y si hiciera falta, con la trituradora. Tiene que quedar una crema espesa y bien ligada.

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