Pastel cremoso y ligero de manzana
Simon Sinek es un tipo muy majo que se hizo famoso hace unos años por dar una charla y hablar de su circulo. El circulo dorado. Mira que a lo tonto algunos llegan y besan el santo. El tipo no gasta mucho en rotulador cuando expone su idea: un circulillo pequeño, en el centro con un why, otro más grandote que lo rodea con un how y el requete grande y exterior con un what. Imagino que sus oyentes, en ese momento, se echarían las manos a la cabeza con vaya con este cantamañanas que viene a reinventar la piruleta. Pues sí. Lo hizo. Ha marcado un antes y un después en los conceptos marketinianos del planeta tierra.
Te cuento como funciona el círculo. El exterior, la corteza, es el facilón que todos sabemos hacer. Tenemos un lugar, un puesto, sabemos qué nos venden y qué compramos. Danone yogures, Virgin vida loca y Microsoft tecnología. Esto es el what, el qué de las cosas. Cuando se profundiza la cosa se complica un poco. Cómo (how) hacemos para tener éxito. Esto es algo que nos convierte en especiales, en saber hacer bien las cosas frente a los que no dan pié con bola. A veces por instinto, por formación o porque te lo curras mogollón. Si estás en el sitio adecuado, en el momento adecuado, con los fondos adecuados, con la gente competente y tienes un producto requetecojonudo, ¿significa que el proyecto tendrá éxito? Sabemos que no. ¿Y dónde está la madre del cordero? en el why, eso es. El porqué de las cosas... de niña yo tenía una enciclopedia que se llamaba así pero iba de otra cuerda.
Y es que es el why el meollo de todo, la leche sin manipular y sin viajar en silos. Muy poca gente en el mundo sabe entender el why simplemente porque no es un tema que llegue con manual de uso. Cuando preguntas a un directivo por qué haces esto, casi el 100% contesta para hacer dinero y con un poco de suerte ser no sólo rico sino también famoso. Y todos nos dábamos por contentos con esta respuesta hasta que llegó el Simon con su círculo y con un par de canicas se plantó en el escenario y dijo: Pues no, ese (el éxito) es el resultado. Yo pregunto por el porqué. Y aquí es donde se lió parda. El tipo profundizó en el lado humano del negocio. ¿Quién está triunfando? la gente que conecta con las emociones de las personas, con sus ideales y principios. ¿Apple revolucionó porque Steve Jobs era más majo que Bill Gates? no, de hecho un Macintosh jamás le hizo competencia a un PC. Llegó el Steve y se metió al personal en el bolsillo conectando con la gente que deseaba un mundo mucho más fácil, sencillo y bello. Algo fácil de usar, respirando diseño por todas partes y a vivir la vida que son dos días. Llegó a las emociones, al concepto de calidad de vida de las nuevas generaciones. Lo mismo hizo Richard Branson primero con Virgin Records y ahora con Virgin Galatic o mi paisano aquí en Estiria Dietrich Mateschitz con su Red Bull. Todo ellos han usado y transmitido el verbo sentir en sus mensaje publicitarios. Y por encima del verbo, la clave está en el comportamiento en sí, porque al fin y al cabo es éste último quien toma las decisiones en nuestro cerebro. Un buen slogan hace famosa una marca pero la decisión de comprar, usar o contratar nace de lo que nos hacen sentir.
Pero el why necesita de algo más. No funciona solo con sentir, con tener alma. Se necesitan personas que lideren. Los líderes tienen el poder, la autoridad. Se les respeta por eso aunque pensemos que son canallas. Pero en cambio, los que lideran nos inspiran. Con su why nos dicen "eh, no tienes que hacerlo si no quieres" pero los seguimos -vaya si lo hacemos- porque lo deseamos, porque nos apetece y ¡qué caramba! porque nos da la gana. Y como suele pasar con todo lo inspirador, hacen que las personas de a pié, los how de este mundo, les de por comenzar a usar el "¿por qué?" y así, inspirándose primero en ellos mismos, hacen lo propio con los que vienen detrás. Es por esto, por lo que en las últimas décadas están pasando tantas cosas. Casi siempre censuramos y criticamos a los what por hacer mal uso o desmedido de las cosas pero la grandeza de todo lo que nos acontece, es que hay un movimiento inspirador que hace que hagamos cosas bonitas.
Pero no era esto lo que te quería contar. Ya sabes como me desvío de la ruta. Yo me acordé de este tipo porque hace un par de días ví esta entrevista suya donde analiza de forma brillante la generación Millennials, la que aquí en España se les ha dado en llamar -con tan poco acierto,- la generación ni-ni. Su exposición es precisa y muy bien planteada y sobre todo, no solo culpa de sus errores a los jóvenes que la componen sino que nos pasa por la trituradora a los padres y adultos que los hemos criado así. Muy muy interesante.
Ingredientes: (para 6 raciones)
- 100gr. de azúcar
- 50gr. harina (uso de molienda rústica con cáscara y germen original)
- 2 huevos
- vainilla a gusto
- ralladura de naranja o de limón
- 1/2 cta. de polvos de hornear
- 50ml. de aceite suave (no oliva ) o mantequilla derretida
- 100ml. de leche
- 4 manzanas (400gr. mínimo)
Notas:
- Explico la receta de la manera rápida y facilona que es como yo la hago. Es cierto, que con algo más de mimo quedaría más resultona pero lo cierto es que si algo me gusta de ella, es como en un abrir y cerrar de ojos tienes un pastel maravilloso en el horno.
- Las cantidades de este pastel no son muy generosas. Para nosotros está fenomenal pero cuando tengo visita aumento las cantidades. Lo que hago es añadir como extra la mitad de las cantidades (50gr. de azúcar, 25gr. de harina, 1 huevo, etc.)
- Nota añadida el 11-02-2017: a mi querida María le ha fallado este pastel. De sabor rico pero textura como de pudin para comer con cuchara. Muy amablemente, me ha hecho fotos de su masa y así hemos visto que el fallo estaba que la manzana se había quedado completamente triturada. Mi consejo es que si tu procesador (creo que era la thermomix) no puede trocear, es mejor hacerlo a mano. Lo hemos intentado arreglar duplicando la cantidad de harina (ella está usando harina de arroz integral) para conseguir un pudin espeso tipo bizcocho húmedo.
Preparación:
- Precalienta el horno a 180ºC.
- Usa un procesador de alimentos si quieres simplificar la preparación. Pon en el procesador todos los ingredientes juntos menos las manzanas que pelaras y quitarás las semillas previamente. Añade las manzanas y tritura apenas 3-5 segundos para que no queden los trozos demasiado pequeños.
- Pasa la masa a un molde previamente enmantecado y enharinado para que no se pegue. Hornea hasta que esté bien cuajado (unos 40 minutos)
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