Pastel culpable de manzana con streusel de nueces

La pobre manzana -históricamente hablando- se las ha tenido que comer cuadras -metafóricamente hablando-. Sea lo que fuere -mente- hablando, la pobre se ha metido en cada lío del ocho, así a lo tonto, y no porque ella quisiera camorra con nadie. La manzana siempre ha ido a su bola, allí en el manzano, a su aire, colgada en sus asuntos. Si por ella hubiera sido -mira que tengo un hormigueo dentro que me lo dice- muchos sinsabores nos hubiéramos ahorrado todos.
Su primera desgracia importante en la vida le sobrevino aún en el paraíso, cuando dios le echó el ojo. Ahí se empezó a liar parda porque tanto le gustaron a dios las susodichas que no quiso compartirlas con nadie. Dejó bien claro que esa era la fruta prohibida -¡ay dios mío! no te lo tomes a mal pero en aquella te vimos aflorar un pelín tu lado más egoistilla, ¿eeeeh?- y el diablo, que no necesita mucha tela para cortarle a dios un par de trajes, pues allá que fue como una víbora a fastidiar la armónica vida paradisíaca.
Y lo que aconteció después, bajo mi punto de vista fue un pecadillo de gula menor porque a ver que parroquiano es capaz de no hincar el diente a una manzana del patio del vecino cuando el hambre azuza; pero oye, opiniones hay para todos los gustos y si no, mira con lo que me encontré curioseando por algún librejo extraño. Son unos sermones de un padre jesuita portugués famosete en su siglo, quien afirmaba que posiblemente la culpa no fue de la manzana sino de la mente retorcida de Eva que previno, con mucha lógica, lo que iba a acontecer si se comían a la requetesusodicha porque la arpía de la Eva quería al Adán para ella sola y ojo al dato, lo quería fuera del paraíso porque dentro tendría que compartirlo con dios y por ese aro no entraba la muy egoistona. Y no contento de su teoría conspiratoria, concluye con un "así ama Eva, con sentimientos de amor propio"... no digo nada, que luego saco el pie del tiesto y me pierdo.
Volviendo al tema, el siguiente disgusto sonado, le llegó en el monte Olimpo. Los dioses celebraban una boda por todo lo alto. Los contrayentes, Tetis y Peleo, se "olvidaron" de invitar a Éride, la diosa de la discordia, que habiéndose ganado la fama de cizañera a pulso -las cosas como son- no quisieron que les aguara el bodorrio.
Pero como todo se termina sabiendo y más aún cuando todo el vecindario lleva dos o tres días de juerga -puedes imaginar el pedazo escándalo que habría en el Olimpo- allá que se presenta la muy lianta con una mala leche encima nunca antes vista y, con toda esa mala uva bien reconcentrada, lanza una manzana de oro sobre la mesa del banquete y deja caer ese "para la más guapa". Afrodita, Hera y Atenea ¡vaya tres patas para un banco! montaron tal espectáculo que Zeus tuvo que intervenir para poner orden. Hera, que era de todo menos tonta, aprovechó la ocasión para pedirle a él -su marido- que decidiera el conflicto: a ver que marido se atreve a decir que su mujer no es la más guapa y la más todo. Así que se vio obligado a pasar la bola, perdón, la manzana a otro. En fin, que ganó Afrodita y de ahí a la guerra de Troya pues apenas hubo una pequeña pausa para la publicidad.
Ya sabes el dicho "cría buena fama y échate a dormir; críala mala, y échate a morir" aunque en este caso no se le puede reprochar protagonismo alguno ya que la pobre ni pinchó ni cortó. La utilizaron por ser guapa y sabrosa. Por ser la más deseada. ¿Qué culpa tiene ella?. A la fuerza la metieron en disputas que nada tenían que ver con su tranquila existencia y luego, las malas lenguas, bien que se han cebado en ponerla etiquetas y hacer dichos y redichos a costa suya, porque ¡oye! nadie critica a dios por no compartir el manzano, ni a Zeus por ser un calzonazos incapaz de parar los pies a su esposa -porque tela marinera lo mal que se llevaba la parejita-. En fin, que no. Que se la cargó la más inocente. Ella ha sido, para unos símbolo de muerte, para otros de eterna juventud; para los de más allá representa el amor y la sensualidad y para otros, como el Sr. Newton, la ley de la gravedad; la manzana ha sido de todo, menos anónima...
Y para mí, significa un placer maravilloso de apenas 80 calorías que limpia los dientes y encías y que tomada después de una noche de juerga, mitiga los efectos resacosos del alcohol. Bueno, ni me acuerdo de la última vez que he tenido resaca -para lo que hemos queda'o- pero si me preguntas por la última vez que comí una manzana te diré que ahora mismo, que tengo el frutero aquí delante y a la que escribo le he echado el ojo por el rabillo del mismo. Pero si encima coges unas cuantas más y haces un pastel al que le pones por encima bien de streusel de nueces... ¡vamos! no digo más.
Y para no crear más discordia, la comparto con todo aquel que quiera devorarla porque no hay nada más bonito que compartir las bondades que la vida nos da y si te das este gustazo, con un rico té especiado al lado, en buena compañía, te digo yo que vas a pasar de paraíso, de Olimpo y de peras en vinagre.
Ingredientes para la base:
Ingredientes para el relleno:
Para el streusel:
Preparación:
La receta original -de mi estupendo libro de 5€- sugiere usar un molde cuadrado de 18x18... mira por donde, tengo uno pero aquel día tenía ocupante así que lo hice en uno redondo.
- 150gr. de harina
- 1 cucharada de azúcar
- 80gr. de mantequilla en pomada
- 1 yema de huevo (yo uso todo que no me gusta tirar)
Ingredientes para el relleno:
- 3-4 manzanas
- 4 cucharadas de azúcar
- 2 huevos
- 200gr. de crema doble o crème fraîche
- un poco de aroma de vainilla o azúcar avainillada
Para el streusel:
- 50gr. de harina
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 40gr. de nueces molidas
- 50gr. de mantequilla cortada de en trocitos
Preparación:
La receta original -de mi estupendo libro de 5€- sugiere usar un molde cuadrado de 18x18... mira por donde, tengo uno pero aquel día tenía ocupante así que lo hice en uno redondo.
- para hacer la masa, mezcla el harina y el azúcar primero y luego añade el resto de los ingredientes. Amasa hasta obtener una pasta lisa y manejable. Haz una bola y con ayuda del rodillo extiende la masa hasta que quede de un grosor más a menos de 3 mm. Enharina la superficie y rodillo para que no se pegue y puedas manejarla bien.
- En el molde engrasado coloca la masa, forra con paciencia y recorta la masa sobrante. Ya compuesta - y aún sin relleno- deja que repose 20 minutos en la nevera.
- Calienta el horno a 180º y tras reposar la base la cueces 10 minutos pinchando con un tenedor para que no haga bolsas.
- Pela y corta las manzanas en láminas lo más finas que puedas. En un bol, mezcla el crème fraîche, el azúcar, los huevos y la vainilla.
- Sobre la base prehorneada, coloca las láminas de manzana por toda la superficie y cubre con la crema. Hornea unos 20 minutos. Si ves que coge rápido color o que empieza a hacer bolsas la crema, baja un poquito el calor del horno.
- Haz el streusel mezclando primero el harina, el azúcar y las nueces molidas con una cucharada. Añade la mantequilla en trocitos y mezcla con los dedos -es más un desmenuzar que amasar-. Tienes que hacer migas más o menos del mismo tamaño. Pasados los 20 minutos saca el pastel y añade las migas bien repartidas por toda la superficie y hornea unos 15 minutos más. Si tienes paciencia, cómelo en frío.
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