Bollitos integrales de coco con mucho gusto y algún susto
Aquel que de niño no haya sido amenazado con el famoso "qué viene el coco" significa que no ha tenido infancia. Imagino que todo niño tiene que saber quién es el Sr. Coco más allá del muñecajo de Barrio Sésamo. Esto me lleva a apuntarme en mi agenda mental que tengo que contarle a Lucas quién es este señor pero puede que lo posponga aún un par de años más... no hay prisa, después de todo, prefiero que lo deguste a que se asuste.
Porque para las personas humanas, primero fue el susto y luego el gusto. El coco es un fantasma legendario que temíamos a rabiar tanto españoles como portugueses aunque el origen de tan mala sombra es originaria de Portugal y Galicia. El coco o côco -según quién lo pronuncie- era un fantasma tremendísimo de malo con una cabeza hueca de calabaza -¿te suena, eh? ¡Ahhh no somos nadie!- que vete tú a saber cuántas maldades hacía a los niños porque se contaba de todo: desde que se los comía, que los enterraba vivos, que los ... cualquier animalada capaz de engendrarse en la mente humana era válida. Y prueba de ello, es nuestro cancionero infantil, donde a los críos, ya desde la cuna, se les cantaba que si no se dormían pronto el coco o bien se los comía o bien se los llevaba, variante de una misma nana... y así pasó, luego los asustadizos infantes nos crecen y se convierten en Torquemadas cualquieras y es que la crueldad la llevan impresa desde la cuna.
A mí lo que me va es el otro coco. El jugoso y dulce y maravilloso. Le empezaron a llamar así los hombres de Vasco de Gama porque a la que iban por la selva americana se llevaban unos sustos de muy señor mío cada vez que veían entre la frondosa vegetación, una cabeza parecida a la de un melón peludo y tenebroso con tres ojos a falta de dos. Más de uno se debió de quedar con el corazón en la boca de puro pánico y me abstengo de aludir a como debieron de quedar más de un par de pantalones.
Pero dejemos las guarrearías. Mientras en Europa a nadie le dio por mandarnos cocos -debieron pensar que lo mismo el susto se le quitaba a los niños al primer mordisco- los aventureros y marinos alucinaban con los cocoteros. Antonio Pigafetta, aventurero italiano que acompañó a Magallanes en su viaje alrededor del mundo, escribió en su libro con las crónicas del viaje que el mundo coco era uno de los pilares de la vida de los indígenas. Aparte del uso práctico de sus fibras y cáscaras, hacían pan, licor, le daban el jugo a enfermos y niños y lo consumían tal cual acompañando al pescado. La leche de coco, el punto de rallar la carne y mezclarla con agua hasta dejar la pulpa más seca que una mojama fue el recurso que usaban los marineros para no echar de menos los desayunos patrios... ¡mira tú, qué listucos los tíos!
Mis panecillos, también se pueden comer para desayunar -siempre que lleguen- y son un semi invento nacido de dos fuentes completamente distintas. Mi primer contacto con estos bollitos, está aquí, en esta receta. Los vi de puro sin querer y me enamoré. Lo hice, las 2 primeras veces tal cual ella los hace. Deliciosos. Pero ay pobre de mí, que mis jugos gástricos me pedían más. Un recuerdo me atormentaba, algo que no ubicaba bien pero que me perseguía como una abducción. Mi mente se retorcía en el recuerdo de un montoncito de coco coronando cada bollito. Así que esta vez, el día que decidí hacerlos integrales, no me contuve... ¡lo hice!
Aún tarde unos días -o un par de semanas que ya no rijo- en caer de donde saqué la ideal del montoncico. Como a quién se le aparece la virgen a se me apareció el pan de dios de Epa, corrí a buscar en sus recetas y ahí estaban, unos bollitos maravillosos que en su día me enamoraron pero como no soy ni buen Don Juan y como Doña Inés no hago carrera, me olvidé de ellos. Pero nunca más! caerán, no se cuando, pero caerán...
Esta es mi según receta de la colección: buscando la receta perdida por mi disco duro. Disfrutemos de su argumento:-P
Ingredientes:
Preparación:
- 250gr. de harina integral (he usado espelta)
- 150gr. harina de trigo (he usado de grano duro, tipo semolina)
- 1 cucharada de levadura de cerveza
- 2 cucharadas de azúcar integral
- una pizca de sal
- 30gr. de mantequilla
- 1 huevos
- 100ml. de leche templada
- 1 huevo
- 3 cucharadas de coco rallado
- 2 cucharadas de azúcar
- 100ml. de leche de coco para cocer los bollitos. Opcional: un par de cucharadas de azúcar para mezclar con la leche de coco.
Preparación:
- Templa la leche para que pierda el frío de la nevera. Pon un poquito en un vaso y disuelve en él el azúcar y la levadura. Pon las harinas en un bol y la mezclas con la sal. Añade ahora la mantequilla derretida a ser posible, la levadura que has disuelto en la leche, el huevo y el resto de la leche. Yo dependiendo del tipo de harina que use podré necesitar de un poco más leche. Nunca seas muy severo en este punto. Si es necesario, echa un poco más si la masa te lo admite. Cuando trabajo con este tipo de masa -con integrales- la dejo reposar unos 5 minutos para dejarla que chupe bien los líquidos. Pasado este tiempo, evalúo si necesita más líquido. Una vez que la masa está lista, la pasas a la encimera y amasas como 5 minutos. La cubres con un trapo húmedo y dejas que duplique su tamaño -más o menos una hora- en un sitio templado y alejado de corrientes de aire.
- Precalentamos el horno a 200ºC.
- Dividimos la masa en porciones -entre 6 y 8 dependiendo si los queremos más grande o chicos. Los depositamos en una fuente de horno y los tapamos con un paño húmedo. Los dejamos descansar unos 20 minutos. Hacemos una masita con el coco rallado, el huevo y azúcar. Coronamos cada bollito con esta mezcla y antes de meter en el horno, cubrimos la fuente con la leche de coco. si se desean bollitos más dulces -los míos los hago algo neutros, nos gustan así- puedes mezclar la leche de coco con algo de azúcar, un par de cucharadas sería suficiente.
- Hornea hasta que los bollitos estén dorados y toda la leche de coco se haya consumido. Si ves que el coco de encima se dora demasiado, pon un poco de papel de aluminio encima para protegerlos y evitar que se quemen. Es importante que una vez que la leche de coco se haya consumido, darle tiempo a los bollitos a que se hagan por abajo. Sino, se quedarán crudos en la base. Deja enfriar si puedes.
Publicar un comentario