Queso labne especiado en aceite

¡Estás como un queso! Vaya frase, eh? cuánta verdad escondida en tan sencillas palabras. Y es que pocas cosas hay más ricas y buenas salvando los aquí presentes, claro está. Pasa como con el pan; en todos sitios se hace, la base es la misma pero en cada lugar hay una técnica de elaboración tan propia y especial que parece mentira que estemos hablando de la misma "cosa".
Pues ésta es la "cosa" que tiene el queso. Cuesta creerse que a partir de un lácteo se puedan obtener tanta variedad de sabores, texturas, olores, colores... ¿es magia potagia? No, ni tampoco te creas que hacerlo en casa es montarse el potaje que nada más lejos... hombre, no se yo que pasaría si a alguien le da por hacer queso roquefort en el pisito, no se, yo a eso no me refiero. Algo más rústico y sencillo, como los quesos de antes, los de nuestros antepasados.
Los primeros en dejar constancia escrita de las técnicas queseriles, fueron los romanos que se volvían locos por los quesitos. No descarto que fueran ellos los que hicieron popular la famosa frase del principio, porque esos cuerpos serranos enfundados en esas armaduras, digo yo que debieron de dar que hablar lo suyo. En fin, que al queso: lo preparaban en dulce, en salado, con especias, con aceite, con lo que fuera, así que los tíos empezaron a dejarlos curar a ver que pasaba... mira que listucos pero esa es otra historia...Mi historia de hoy, es la de Ben de What's Cooking? y su tercer evento Hecho en casa. Esta vez nos anima a hacer queso en casa y él acompaña una receta muy sencilla de como hacer queso fresco de leche. Pero yo necesitaba ¡más! ¡más! y mira por donde, salió Ibán dando envidia, como suele hacer, con las cosas tan estupendas que se mete entre pecho y espalda... ¡qué se presentó con un labne de yogur que me dejó tiesa de las ganas!. No tuve más remedio y dije: Si tú puedes yo también! Ains, puede que esas no fueran las palabras exactas pero en cualquier caso me fui como una posesa a buscar la historia del labne. El resultado de mi búsqueda, son esas bolas de arriba: labne especiado a punto de metérmelos en el bote.
- 1 Kilo de yogur
- un lienzo para queso o una gasita de bebé (me funcionó la mar de bien)
- Un puñadito de especias a tu gusto. Yo usé: sal, pimienta blanca, negra y verde, semillas de cilantro, orégano, tomillo, media guindilla seca y pimentón...
- Unas ramitas d hierbas secas. Yo usé romero y orégano
un poquito de sal - Aceite de oliva
- Pones el yogur en el lienzo o gasa, lo atas bien por todos los extremos y lo dejas bien ajustado para que vaya perdiendo el suero. Tienes que colgarlo en algún lugar donde puedas poner algo debajo (un cubo o cualquier otro cacharro) para que escurra el suero. También sobre un colador o lo que se ocurra.
- A partir de la 5-6 horas ya podrás comerlo como queso crema acompañado de una hierbas finas, un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva.
- Para hacer las bolas, yo tuve que esperar 1 día pero esto supongo que depende del sitio donde lo tengas escurriendo (más cálido o más seco, etc.). No pasa nada si lo abres y luego lo vuelves a colgar.
- Una vez que veas que tiene la consistencia adecuada, haces bolas y lo pasas por la mezcla de especias. Yo las he molido algo grueso que queda más maja la costra de fuera.
- Una vez rebozadas, pon aceite de oliva en un bote esterilizado (yo sigo reciclando las cosas de bebé y uso el esterilizador de biberones) cuidando de dejar como un 1/4 del bote vacío y añade las bayas que quieras (pimientas, enebro, cilantro... incluso cosas como ajo, laurel... imaginación al poder que así es como los quesos ha hecho historia).
- Ahora sumerge las bolas, rellena de aceite si hace falta y sumerge unas ramitas de hierbas frescas. Yo esperé una semana y estaban tremendas de sabor, de olor... y ese aceite que es magia potagia en las ensaladas.
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